Presentación del tema y área de investigación
El estudio del poblamiento humano de la Patagonia es un tema de larga data entre los investigadores de esta gran región, considerada el último confín del mundo en ser poblado por la humanidad (Borrero Reference Borrero and Shennan1989; Borrero et al. Reference Borrero Luis and Méndez2019; Pérez, Postillone, et al. Reference Pérez, Postillone, Rindel, Gobbo, Gonzalez and Bernal2016). Para abordarlo se desarrollaron modelos que buscan explicarlo a partir de diferentes líneas de evidencia, tales como la genética, la información cronológica o la bioarqueología (Barberena et al. Reference Barberena, Prates and de Porras2015; Barrientos Reference Barrientos2001; Barrientos y Pérez Reference Barrientos, Pérez, Civalero, Fernández and Guraieb2004; Barrientos et al. Reference Barrientos, Pérez, Bernal, González, Béguelin and Del Papa2008; Guichón Reference Guichón1995; Pérez, González y Bernal Reference Pérez, González and Bernal2016; Pérez, Postillone, et al. Reference Pérez, Postillone, Rindel, Gobbo, Gonzalez and Bernal2016).
En esta oportunidad, se decidió trabajar con el modelo desarrollado por Borrero (Reference Borrero and Shennan1989, Reference Borrero1989–1990, Reference Borrero1994–1995), que parte de un punto de vista biogeográfico (considerando las etapas de exploración, colonización y ocupación efectiva del espacio) y utiliza como línea de evidencia el registro arqueológico de cazadores-recolectores. A partir de la articulación de este modelo con otros generados para analizar el tratamiento y disposición de muertos en cazadores-recolectores (Barrientos Reference Barrientos, Lanata and Martínez2002; Walthall Reference Walthall1999), se diseñó un modelo para identificar las etapas de poblamiento humano en el noroeste y centro-oeste de la Patagonia argentino-chilena (NO y CO de la Patagonia en adelante), considerando el período desde fines del Pleistoceno/comienzos del Holoceno temprano (aproximadamente 12.500 años aP) hasta momentos históricos (últimos 500 años aP). Para elaborar el modelo se definieron variables a partir de las características del registro funerario esperable para cada una de las etapas. Asimismo, para contrastar los resultados, se diseñaron variables de grano grueso para caracterizar el registro no funerario (producto de actividades domésticas, de obtención y elaboración de recursos, arte rupestre, etc.). El análisis en conjunto de ambos tipos de evidencias permitió identificar las distintas etapas de poblamiento en el área de investigación.
Este trabajo se desarrolla como una continuación de las investigaciones sobre la distribución espacial del registro funerario del NO de la Patagonia (Rizzo Reference Rizzo2013) y en el marco de las actualmente desarrolladas en el centro-oeste de la provincia del Chubut, específicamente en los valles de los ríos Pico y Genoa (Leonardt et al. Reference Leonardt, Scheinsohn, Rizzo and Tchilinguirián2016; Rizzo et al. Reference Rizzo, Scheinsohn, Leonardt and Mena2016; Scheinsohn et al. Reference Scheinsohn, Leonardt, Rizzo and Fernández2020). El área analizada comprende de norte a sur desde aproximadamente los 40°08′S hasta los 46°S, y de oeste a este, desde los 73°15′O hasta los 68°O. Para dar cuenta de la distribución espaciotemporal y poder identificar las etapas de poblamiento, la misma fue segmentada en 15 estratos, de los cuales 13 corresponden a cuencas hidrográficas correspondientes a ambas vertientes cordilleranas y dos a sectores fuera de ellas en territorio argentino (Sierra Cuadrada y parte de la meseta de Somuncurá; Figura 1). Se decidió utilizar las cuencas ya que los cursos de los ríos habrían sido las principales vías de circulación de los grupos humanos durante el poblamiento de la Patagonia (Borrero Reference Borrero2001; Miotti y Salemme Reference Miotti and Salemme2004). Dado que se trata de un abordaje inicial, se trató a cada estrato como un sector homogéneo tanto al interior como en relación con los demás.
Caracterización ambiental
El sector cordillerano (hacia el oeste) está representado por los distritos de bosque caducifolio y valdiviano (Cabrera y Willink Reference Cabrera and Willink1980). Los bosques de Chile son templados y se extienden desde aproximadamente los 35°S hasta Tierra del Fuego y hacia la vertiente oriental de la cordillera, colindando con la estepa en el sector argentino (Armesto et al. Reference Armesto, Lobos, Arroyo, Armesto, Arroyo and Villagrán1996). En la vertiente oriental predomina el bosque caducifolio, entre las isoyetas de 1.500 mm y 500 mm. El bosque valdiviano predomina en la vertiente occidental, mientras que en la vertiente oriental sólo se localiza en manchones dispersos en los sectores con niveles de precipitaciones superiores a 1.500 mm anuales (Cabrera y Willink Reference Cabrera and Willink1980).
Hacia el este, las precipitaciones disminuyen de 500 a 250 mm anuales, dando lugar a la formación del ecotono. Se trata de una zona de transición cuya vegetación característica es la de la estepa graminosa, formada por matas y pastos xerófilos (Bellelli et al. Reference Bellelli, Scheinsohn, Fernández, Podestá, Calatayud, Belardi, Marina and Espinosa2000). Finalmente, más hacia el este se encuentra la estepa arbustiva, con predominio de especies como el neneo (Mulinum spinosum), el coirón (Stipa sp.) y el mamuel choique (Adesmia sp.), entre otras (Pereyra Reference Pereyra2003).
Este panorama corresponde a los últimos 3.000 años aproximadamente (Whitlock et al. Reference Whitlock, Bianchi, Bartlein, Markgraf, Marlon, Walsh and McCoy2006). En esta oportunidad no se ahondará en las variaciones paleoambientales. A los fines de este trabajo es relevante destacar que durante la transición glacial/postglacial (hacia aproximadamente los 14.000 años aP) se produjo la retracción de los glaciares cordilleranos del Último Máximo Glacial, lo que, junto con las mejoras climáticas de comienzos del Holoceno, posibilitó el proceso de poblamiento de la región (Borrero Reference Borrero, Veth, Smith and Hiscock2005, Reference Borrero, Silverman and Isbell2008). La comparación entre las etapas de poblamiento y las variaciones ambientales ocurridas durante el Holoceno se encuentra en proceso y será presentada en otros trabajos.
Conformación de la muestra
Para conformar las bases de datos (Tabla suplementaria 1) se incluyeron los sitios arqueológicos de los valles de los ríos Pico y Genoa y la bibliografía relevante sobre sitios arqueológicos, considerando los trabajos disponibles desde aproximadamente 1940 hasta 2017 (Tabla suplementaria 2).Footnote 1 Además, se incorporaron colecciones osteológicas de museos y privadas que corresponden al sector argentino del área de investigación (ver más adelante y Tabla suplementaria 3). Así, por diferentes motivos, la calidad de la información es heterogénea. En lo que refiere al relevamiento arqueológico, pueden contarse las dificultades de acceso físico a algunos lugares, las posibilidades de recuperar evidencia arqueológica en función de los procesos tafonómicos actuantes, la intensidad de saqueos/coleccionismo de restos humanos y otros materiales arqueológicos, y las posibilidades económicas para realizar trabajos de campo. En cuanto a la bibliografía disponible se enumeran: la trayectoria de los trabajos arqueológicos en cada sector del área; la tecnología disponible, ya sea para el relevamiento de información o para publicarla; los estándares de publicación vigentes desde 1940 hasta la actualidad; y la terminología utilizada para describir los materiales arqueológicos recuperados. En lo que refiere al relevamiento de colecciones, se impusieron limitantes económicas y burocráticas que dificultaron el acceso a instituciones dentro y fuera del territorio argentino. Una forma de superar la heterogeneidad de la muestra fue homogeneizarla a través de la definición de variables de grano grueso. Si bien esto implicó la pérdida de información en algunos casos, permitió abordar el análisis desde una escala espacial y temporal amplia.
En el relevamiento bibliográfico y de sitios arqueológicos se consideraron las siguientes variables:
(1) Coordenadas geográficas de los sitios (exactas o aproximadas a partir de mapas) y de las colecciones (tomando como referencia la localidad o lugar de hallazgo).
(2) Ambiente: se consideró el bosque y ecotono bosque-estepa (agrupados como bosque/ecotono), y la estepa (Rizzo Reference Rizzo2013).
(3) Asignación cronológica: se segmentó el lapso temporal en seis bloques temporales (BT), de los cuales cuatro corresponden al Holoceno tardío:
• BT 1: Pleistoceno final/Holoceno temprano, de 12.500 a 8000 años aP
• BT 2: Holoceno medio, de 7999 a 3500 años aP
• BT 3: Holoceno tardío inicial, de 3499 a 2500 años aP
• BT 4: Holoceno tardío medio, de 2499 a 1500 años aP
• BT 5: Holoceno tardío final, de 1499 a 500 años aP
• BT 6: Holoceno tardío, de 499 años aP en adelante (postconquista)
• Se estableció también un bloque denominado “Sin fechados” (SF en Tabla suplementaria 1) para los casos donde no se contó con fechados o asociaciones contextuales que permitieran datar las ocupaciones.
Para asignar a los sitios y colecciones a un determinado bloque temporal, se recurrió principalmente a los fechados radiocarbónicos (Tabla suplementaria 4), considerando sólo la media del fechado convencional (sin calibrar) y descartando los errores estándar. En ausencia de fechados absolutos, se utilizaron indicadores cronológicos relativos (elementos de origen europeo) y, para los restos óseos humanos procedentes de colecciones de museos o privadas (Tabla suplementaria 3), las deformaciones craneanas, siguiendo los criterios establecidos en Rizzo (Reference Rizzo2012):
– Planolámbdica (TEPL): aproximadamente 1300 aP hasta tiempos históricos = BT 5 y BT 6
– Planofrontal (TEPF): aproximadamente 2300 aP a 1300 aP = BT 4
– Pseudocircular (TEPsC): cal 8000 aP a 2600 aP = BT 2 y BT 3.
• El arte rupestre fue signado al Holoceno tardío en función de los estilos presentes en el área (últimos 3500 años aP, siguiendo Podestá et al. Reference Podestá, Albornoz, Vasini and Tropea2009) y sólo aportó información cronológica de grano grueso, ya que no pudo ser incorporado a los bloques temporales (HT en Tabla suplementaria 1).
(4) Tipos de registro arqueológico: se definieron tipos amplios de sitios, a fin de distinguir principalmente aquellos donde hay o no hay restos humanos.
• Sitios con registro no funerario (R1): definidos en base a la presencia de evidencias que den cuenta de actividades domésticas, de extracción de recursos, de manufactura de artefactos, etcétera.
• Sitios con registro funerario (R2): definidos a partir de la presencia de restos óseos y/o dentales humanos.
• Sitios con arte rupestre (R3): en aquellos casos donde el arte (grabado o pintado) fue la única evidencia de presencia humana disponible.
• Casos mixtos: cuando dentro de un mismo sitio se encuentran en asociación distintos tipos de evidencias arqueológicas:
– Arte rupestre + registro no funerario (R4)
– Arte rupestre + registro funerario (R5)
– Registro funerario + registro no funerario (R6), cuando puedan asignarse como ocurridos dentro del mismo bloque temporal
– Arte rupestre + registro funerario + registro no funerario (R7).
Relevamiento de colecciones de museos y privadas
La muestra corresponde a aquella previamente conformada en Rizzo (Reference Rizzo2012, Reference Rizzo2013). Fue relevada en el Museo Etnográfico (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires), el Museo de Ciencias Naturales de La Plata (Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata) y el Museo de la Patagonia “Francisco P. Moreno” (Administración de Parques Nacionales, Bariloche). Estas colecciones provienen de estratos ubicados en el sector occidental de la cordillera (actualmente, Argentina; Tabla suplementaria 3). Dado que no fueron relevados museos en la vertiente oriental (actualmente, Chile), no se cuenta con una muestra para este sector. Los individuos procedentes de colecciones privadas fueron relevados en los trabajos de campo realizados en localidades del área centro-oeste de Chubut. Debido a que en general no se cuenta con la información contextual de estas colecciones, sólo se relevaron las variables ubicación espacial, ambiente y asignación cronológica, siguiendo los criterios mencionados anteriormente.
Caracterización del registro funerario y no funerario
Se consideraron las variables definidas en Rizzo (Reference Rizzo2013), que se presentan en la Tabla 1. Algunas de estas variables fueron utilizadas para identificar las etapas de poblamiento (estructuras de entierro, tipo de entierro, asociaciones materiales; Tabla 2), mientras que otras, si bien se relacionan con la descripción de los entierros (sexo, edad, cantidad de individuos, posición de los esqueletos, acompañamientos mortuorios), no fueron determinantes en cuanto a la caracterización de las etapas, pudiendo estimarse solamente en términos relativos (Rizzo Reference Rizzo2018).
* El término “acumulaciones óseas” refiere a la imposibilidad de determinar si se trata de entierros primarios o secundarios, debido al desorden anatómico de los restos óseos producido por los procesos de formación de sitios arqueológicos (Rizzo Reference Rizzo2013).
* La redundancia de ocupación podría implicar que se produjera la muerte de más de un individuo en el sitio a lo largo del tiempo. Así, podría registrarse más de un entierro en un mismo sitio, pero éstos no tendrán relación cronológica entre sí, sino que responderán a ocupaciones diferentes, lo que Tessone (Reference Tessone2003:30) definió como “episodios singulares de depositación”. Así, para esta etapa se espera un tipo de registro mixto que implique la superposición de registro funerario y no funerario.
Asimismo, para caracterizar el registro no funerario se definieron dos variables de grano grueso que permitieron establecer la intensidad de ocupación de los sitios, a partir de la información cronológica disponible (ver arriba):
• Redundancia: uso reiterado de un mismo sitio dentro de un mismo bloque temporal.
• Reocupación: retorno al mismo sitio en distintos momentos del Holoceno, pudiendo asignarse ocupaciones humanas a más de un bloque temporal.
Sistematización y tratamiento de la información
Dada la importante masa de datos espaciales y cronológicos, se utilizaron sistemas de información geográfica (SIG), empleando el programa QGIS (versión 2.18.3 Las Palmas). Las figuras que forman parte de los resultados y Figuras suplementarias 1, 2 y 3 fueron realizadas mediante el diseñador de impresión que provee el programa QGIS.
Puntos de partida: Aspectos teóricos
Poblamiento humano de la Patagonia
En términos generales, Borrero (Reference Borrero and Shennan1989, Reference Borrero1989–1990, Reference Borrero1994–1995) argumenta que el poblamiento de los distintos sectores de Patagonia es explicable a partir de modelos ecológicos de utilización del espacio y que las poblaciones humanas pueden considerarse como parte del ecosistema, por lo que la ocupación del espacio puede plantearse en términos de etapas derivadas de un modelo ecológico: exploración, colonización y ocupación efectiva del espacio. El análisis de estos procesos es posible a través de un enfoque biogeográfico que considera escalas espaciales y temporales amplias. Desde este punto de vista, argumenta que habría una jerarquía de espacios habitables que implica la presencia de sectores más atractivos y sectores marginales, en términos de los recursos disponibles.
La etapa de exploración se define como el momento de radicación inicial de una especie en zonas deshabitadas, a través de la utilización de las rutas naturales de menor resistencia. Se trata del movimiento de individuos o grupos pequeños que generan ocupaciones efímeras y separadas entre sí. Los grupos exploradores habrían sido desprendimientos de grupos mayores (con los que seguían vinculados) y habrían contado con adaptaciones generalizadas para afrontar territorios desconocidos (Borrero Reference Borrero2001, Reference Borrero, Veth, Smith and Hiscock2005). La exploración más temprana habría ocurrido hacia fines del Pleistoceno y comienzos del Holoceno temprano. Esta etapa implicaría una escasa o nula modificación del ambiente, por lo que se habrían descartado muy pocos materiales arqueológicos. Aún en el caso de una población exitosa, el registro arqueológico podría ser irreconocible y encontrarse solamente el correspondiente a la etapa de colonización, que se manifestaría como una aparición súbita de materiales. También es posible encontrar discontinuidades entre las exploraciones y la colonización de un territorio, lo que se manifestaría en hiatos ocupacionales en el registro arqueológico (Borrero Reference Borrero1994–1995).
La etapa de colonización implica un uso estipulado del espacio, regulado por la interacción entre los individuos y los recursos disponibles. Las poblaciones se ubicarían en aquellos lugares que permitan sostener su viabilidad biológica y se incrementaría la variabilidad en la cultura material. La colonización daría lugar al retorno a los mismos lugares, por lo que comenzaría a notarse la redundancia ocupacional y podrían diferenciarse las distintas ocupaciones entre sí (Borrero Reference Borrero1994–1995). A partir de la mayor cantidad de evidencia arqueológica datada en el Holoceno temprano, sostiene que hacia este período las mejoras en las condiciones climáticas habrían favorecido la expansión de las poblaciones humanas y la colonización de algunos territorios, exceptuando aquellos sectores altos cercanos a la cordillera (Borrero Reference Borrero2001).
Por último, en la etapa de ocupación efectiva se produce la ocupación de todo el espacio disponible. Las poblaciones tendrían rangos de acción más pequeños y comenzarían a surgir mecanismos de adaptación dependientes de la densidad poblacional (Borrero Reference Borrero1989–1990). Entre ellos, sería esperable el desarrollo de encuentros comunales, intercambios o actividades rituales, que permitan sostener los límites entre los grupos. Además, se espera la presencia de demarcadores territoriales a fin de defender la disponibilidad de recursos críticos (Borrero Reference Borrero1989–1990, Reference Borrero1994–1995).
Tratamiento y disposición de muertos en cazadores-recolectores
Walthall (Reference Walthall1999) elabora dos modelos de disposición de muertos a los que denominó Modelo de depositación expeditiva (Expedient Disposal Model) y Modelo de depositación en lugares especiales (Special Place Disposal Model). El primero fue definido para sociedades con alta movilidad residencial. Abarca desde el abandono del cuerpo hasta el entierro en fosas poco elaboradas, cerca o en el mismo lugar y momento de la muerte. Se trataría principalmente de entierros primarios, con poca elaboración. En cambio, el segundo modelo se aplicaría a poblaciones con sistemas económicos intensivos y cierta restricción espacial. Estas ocuparían un mismo lugar durante un tiempo prolongado y se daría un uso cíclico de los mismos espacios para el entierro de los muertos, que conllevaría la formación de áreas formales de entierro (con entierros primarios y secundarios).
Por su parte, Barrientos (Reference Barrientos, Lanata and Martínez2002) asocia las características de los entierros con los distintos momentos del poblamiento americano desde el Holoceno temprano. Durante este periodo (entre aproximadamente 10.000 y 8500 años aP), los grupos habrían sido pequeños y altamente móviles, con escaso regreso a los mismos lugares. En consecuencia, se minimizarían los costos en la realización de actividades funerarias, y los muertos recibirían poco o ningún tratamiento. Así, estos grupos generarían un patrón disperso de sitios con entierros que a su vez tendrían un número bajo de cuerpos depositados. Para momentos más tardíos, el aumento demográfico de las poblaciones conllevaría un uso prolongado de los mismos lugares y una mayor restricción territorial. Debido a que ya no sería posible moverse, las prácticas mortuorias comenzarían a ser utilizadas como parte de una ideología, para mantener el orden social y económico de las poblaciones. Se conformarían así áreas formales de entierro, que incluirían entierros secundarios y el surgimiento de diferencias entre los individuos (Barrientos Reference Barrientos, Lanata and Martínez2002).
Modelo teórico para el NO y CO de Patagonia
Se presenta un modelo elaborado a partir de la integración de los previamente presentados. Dado que el modelo de Borrero presenta tres etapas y los desarrollados por Walthall y Barrientos describen situaciones extremas (la expeditividad/abandono versus la conformación de áreas formales de entierro), estas situaciones fueron consideradas como los extremos de un continuum entre los que se despliegan una serie de casos intermedios (aquí denominados “mixtos”) que fueron elaborados específicamente para el análisis del registro funerario presente en el área de investigación.
Se parte del supuesto de que las características y la distribución espaciotemporal del registro funerario y no funerario responden a los distintos momentos de ocupación humana, en términos de exploración, colonización y ocupación efectiva del espacio y que estas etapas se desarrollan a partir de los inicios de la presencia humana en la Patagonia (transición Pleistoceno/Holoceno). Cada etapa de poblamiento implica características demográficas y de movilidad diferentes y, por ende, se esperan características específicas en cada tipo de registro.
Así se plantea el siguiente modelo con sus consiguientes consecuencias observacionales para el registro funerario y no funerario para cada etapa (Tabla 2).
Resultados
Relevamiento de sitios arqueológicos
Se relevaron 339 sitios arqueológicos (Tabla suplementaria 1), que se distribuyen en los estratos tal como se observa en la Tabla 3. De ellos, 34 (10,03%) presentaron registro funerario (RF, correspondientes a los tipos de sitios R2, R5, R6 y R7 descritos en la Metodología) y 305 (89,97%) registro no funerario (RnoF, correspondientes a R1, R4, R6 y R7). Finalmente, en 92 sitios (27,14%) sólo se registró arte rupestre (correspondientes al tipo de sitio R3) como única evidencia de la presencia humana (Tabla 3).
* RF = registro funerario
** RnoF = registro no funerario
La distribución de los sitios arqueológicos en los distintos estratos no es homogénea (Tabla 3). Destacan el Senguer con 98 sitios (28,91% del total) y Limay con 85 (25,08% del total). El resto presentan distribuciones que van desde aproximadamente el 13,3% al 0,6%, mientras que no se obtuvieron registros en los estratos Bueno, Yelcho y Sierra Cuadrada. En cuanto a la proporción de registro funerario y no funerario registrada en cada estrato (Tabla 3), sólo en Aisén los sitios con registro funerario superan a los sitios con registro no funerario (cinco versus dos sitios), y en el Cisnes las proporciones son iguales. Para todos los demás casos, el porcentaje de sitios con registro funerario se mantiene por debajo del 23%. Finalmente, con fines comparativos, se contabilizó un total de 69 individuos que componen los entierros de los 34 sitios con registro funerario. La distribución por estratos de estos individuos se detalla en Figura 2a y su comparación con los individuos procedentes de colecciones en la Figura 2b.
Relevamiento de colecciones
Se incluyeron un total de 38 individuos, que se distribuyen en seis de los estratos presentes en el área de investigación (como se dijo, solamente para el sector oriental correspondiente al territorio argentino). De este total, 35 corresponden a colecciones de museos, previamente relevados en Rizzo (Reference Rizzo2013), y se incorporaron tres individuos localizados en colecciones privadas del área centro-oeste del Chubut (Tabla suplementaria 3). En términos cronológicos, al menos 10 individuos (2,9% del total) pudieron asignarse a los últimos 2.300 años, en función de las deformaciones craneanas identificadas (Tabla suplementaria 3). En la Figura 2b se compara la distribución por estratos de los 38 individuos relevados en colecciones versus los individuos contabilizados en los sitios arqueológicos con registro funerario correspondientes a esos mismos estratos.
El Senguer se destaca por poseer la mayor cantidad de individuos procedentes de colecciones (25 individuos, 65,78% del total) y nueve procedentes de entierros arqueológicos (13,04% del total). A la inversa, en el Limay se registraron solamente cuatro individuos procedentes de colecciones (10,52% del total) y 22 recuperados en contextos arqueológicos (31,88% del total). Los demás individuos procedentes de colecciones se encuentran en los estratos Futaleufú, Chubut y Carrenleufú/Engaño/Pico/Palena (CEPP), en los que las cantidades equiparan a aquellos recuperados en contextos arqueológicos y en el Manso/Puelo, donde los cuatro individuos procedentes de colecciones (10,52% del total) superan a los tres registrados en sitios arqueológicos (4,35% del total).
Identificación de las etapas de poblamiento
Se presenta una síntesis de toda el área que permite mostrar el panorama general del poblamiento para cada BT, considerando los ambientes de bosque/ecotono y estepa representados. Del total de 339 sitios, 150 (44,25%) no presentaron información cronológica, por lo que no pudieron ser asignados a ningún BT (SF en Tabla suplementaria 1). Los restantes 189 sitios (55,75%) con datos cronológicos se distribuyen en 11 estratos. Los estratos que no presentaron cronología fueron los Yelcho, Bueno, Costera Yelcho/Puelo y Sierra Cuadrada (Figura 1). Se aclara que aquí se enfatiza la presentación de las etapas de poblamiento. En la Tabla suplementaria 1 y en las Figuras suplementarias 1, 2 y 3 se detallan los sitios arqueológicos a partir de los que fueron identificadas cada una de las etapas en cada BT.
Bloques temporales 1 y 2 (Holoceno temprano y medio)
Para el BT 1 (12.500 a 8000 aP) se registraron 14 sitios arqueológicos, distribuidos en siete estratos (Figura suplementaria 1 y Tabla suplementaria 1). Como se observa en la Figura 3, los estratos que muestran presencia humana se agrupan en dos sectores ubicados al norte (1, 2 y 7) y al sur (3, 5 y 6) del área.
Para el BT 1 los resultados indican que el bosque/ecotono se encontraría mayormente en la etapa de exploración, excepto en el estrato Valdivia/Huahum (N° 4), donde se registra la etapa de colonización (Figura 3). Por su parte, los sitos ubicados en la estepa indican el predominio de la etapa de colonización, excepto en el sector norte, donde en el estrato Limay este ambiente aún se encontraría en exploración.
Para el BT 2 (Holoceno medio, entre 7999 y 3500 aP) se registraron 16 sitios distribuidos en ocho estratos (Figura suplementaria 1 y Tabla suplementaria 1). Como se observa en la Figura 3, se reiteran las ocupaciones en los mismos estratos que en el BT 1, aunque hacia el Holoceno medio comienza a predominar la etapa de colonización tanto en el bosque/ecotono como en la estepa, excepto en los estratos Limay, Cisnes y Aisén, donde el bosque aún se encuentra en exploración. Para el Holoceno medio se registra también presencia humana en el estrato Chubut (Figura 3, N° 8), para el que ya se registra la etapa de colonización.
Finalmente, como se observa en la Figura 3, entre los estratos Chubut (N° 8) y Senguer (N° 3) se encuentra Sierra Cuadrada (N° 15). Para este estrato no se registró información arqueológica. Sin embargo, su posición entre dos estratos que presentan ocupaciones desde el Holoceno temprano hace pensar que esta ausencia de información puede deberse a un sesgo en las investigaciones arqueológicas. Este trabajo permite al menos sugerir que es esperable encontrar allí ocupaciones desde el Holoceno temprano o medio.
Bloque temporal 3 (Holoceno tardío inicial, aproximadamente 3499 a 2500 aP)
Hacia comienzos del Holoceno tardío se registraron 26 sitios con ocupaciones humanas, distribuidos en ocho estratos del área de investigación (Figura suplementaria 2 y Tabla suplementaria 1).
Como se observa en la Figura 4, continúan registrándose ocupaciones humanas en los estratos ubicados al norte (1 y 2) y al sur (3, 5 y 6) del área de investigación, excepto en los estratos Valdivia/Huahum y Costera Yelcho/Puelo (4 y 7). En este BT predomina la etapa de colonización y se observa que al menos el sector de estepa del estrato Senguer (N° 3) alcanza la etapa de ocupación efectiva. Esta misma etapa se registra en el estrato Chubut (N° 8) y, como se discutirá más adelante, tiene concordancia con el hecho de que para estos momentos se incorporan los estratos Futaleufú (N° 9) y Somuncurá (N° 10), ambos en etapa de exploración.
Bloque temporal 4 (Holoceno tardío medio, 2499 a 1500 aP)
Para estos momentos del Holoceno tardío se registraron 32 sitios distribuidos en nueve estratos (Figura suplementaria 2 y Tabla suplementaria 1). Como se observa en la Figura 5, se registran estratos que muestran ocupaciones continuas desde el Holoceno temprano (1 y 2 al norte y 3, 5 y 6 al sur), Holoceno medio (8) y desde comienzos del Holoceno tardío (9 y 10). Se evidencia también el predominio en el área de la etapa de colonización, tanto en el bosque/ecotono como en la estepa, exceptuando los sectores de estepa del estrato Chubut (N° 8) y Senguer (N° 3), que muestran evidencias de ocupación efectiva del espacio. Se registran por primera vez ocupaciones humanas en el estrato CEPP (N° 11), cuyo sector de bosque se encontraría en etapa de exploración.
Bloque temporal 5 (Holoceno tardío final, 1499 aP a 500 aP)
Se registraron evidencias arqueológicas asignables a este BT en 46 sitios distribuidos en 10 estratos (Figura suplementaria 3 y Tabla suplementaria 1). Como se observa en la Figura 6, hay estratos que muestran una continuidad de ocupación desde el Holoceno temprano (1, 2, 3, 5 y 6), medio (8) y tardío inicial (9 y 10). En cambio, otros estratos presentan un uso discontinuo a lo largo del Holoceno. Se trata de los estratos Valdivia/Huahum y Costera Puelo/Bueno (4 y 7), que presentaron evidencias de la presencia humana en el Holoceno temprano y medio (BT 1 y 2) y vuelven a presentarlas hacia los 1.500 años aP del Holoceno tardío. Finalmente, el estrato CEPP mencionado anteriormente no presenta registro arqueológico asignable a este BT.
El bosque/ecotono continúa mostrando un predominio de estratos en etapa de colonización, ubicados tanto al norte (estratos 4, 7 y 9) como al sur (estrato 5) del área de investigación. Se observa también que para estos momentos dos estratos ubicados en el sector norte alcanzan la etapa de ocupación efectiva (1 y 2) y que Aisén, ubicado al sur, aún se encuentra en la etapa de exploración. Por su parte, se evidencia la etapa de ocupación efectiva en los sectores de estepa de los estratos Limay (N° 1), Chubut (N° 2) y Senguer (N° 3), mientras que en los estratos Somuncurá (N° 10) y Aisén (N° 5) este ambiente se encuentra en la etapa de colonización.
Bloque temporal 6 (Holoceno tardío postconquista, 500 aP al presente)
Se registraron 37 sitios arqueológicos en nueve estratos (Figura suplementaria 3 y Tabla suplementaria 1). Como se observa en la Figura 7, se registran estratos que presentan ocupación continua desde el BT 1 (1, 2, 3, 5 y 6), desde el BT 2, (8) y desde distintos momentos del Holoceno tardío (9 y 10), mientras que el estrato Valdivia/Huahum (4) presentó un uso intermitente que tuvo sus ocupaciones iniciales en el Holoceno temprano y medio (BT 1 y 2) y vuelve a ser ocupado hacia los últimos 1.500 años del Holoceno tardío (BT 5 y 6). En el estrato CEPP no se registraron sitios datados en este BT.
Como se observa en la Figura 7, las tendencias mencionadas anteriormente respecto de las etapas de poblamiento predominantes en el bosque/ecotono y la estepa se mantienen hasta finales del Holoceno tardío. Así, mientras que en el bosque/ecotono se registran las tres etapas de poblamiento, en la estepa es marcada la tendencia hacia la ocupación efectiva del espacio.
Discusión
A partir de la aplicación del modelo desarrollado en este trabajo pudieron identificarse las distintas etapas de poblamiento en un amplio sector del NO y CO de la Patagonia, utilizando como línea de evidencia las características del registro funerario esperables para cada una de ellas y contrastándolas con variables generales definidas para el registro no funerario.
En lo que refiere al BT 1, la distribución de los estratos con presencia humana en los sectores ubicados al norte (Limay, Manso/Puelo, Valdivia/Huahum y Costera Yelcho/Puelo) y al sur (Senguer, Cisnes y Aisén) del área de investigación, y el hecho de que haya ambientes que ya hacia el Holoceno temprano están siendo colonizados, se permite pensar en la existencia de dos centros de poblamiento distintos, uno ubicado al norte y otro al sur. En la zona del lago Nahuel Huapi (estrato Limay en este trabajo), a partir de los estudios realizados en el sitio El Trébol (ID 203 en la Tabla suplementaria 1 y la Figura suplementaria 1), se plantea que durante la transición Pleistoceno/Holoceno habría tenido lugar la exploración del sector boscoso, por parte de grupos cazadores-recolectores que mantendrían vínculos fluidos con poblaciones ubicadas en los ambientes de ecotono bosque-estepa y la estepa, explotando estos ambientes de manera complementaria (Hajduk et al. Reference Hajduk, Albornoz, Lezcano, Azar, Cúneo and Rodríguez2008). Por su parte, trabajos recientes realizados en el sitio Población Anticura (Fernández et al. Reference Fernández, Calatayud, Bellelli, Tchilinguirián, Leonardt and Fernández2019; ID 250 en la Tabla suplementaria 1 y la Figura suplementaria 1), sugieren que las ocupaciones humanas más tempranas registradas en este sitio (entre aproximadamente 9100 y 5400 años cal aP) no corresponderían a las primeras exploraciones del área, sino que reflejarían una situación posterior en la que las poblaciones ya tenían cierto conocimiento del ambiente boscoso y sus recursos como para mantener estadías prolongadas. Por otro lado, en lo que refiere a los estratos ubicados en el sector sur, Borrero y colaboradores (Reference Borrero Luis and Méndez2019) argumentan, a base de las evidencias recuperadas en Cueva de la Vieja (ID 332, en la Tabla suplementaria 1 y la Figura suplementaria 1) y Baño Nuevo 1 (ID 315, en la Tabla suplementaria 1 y la Figura suplementaria 1, valle del Ñirehuao) y El Chueco 1 (ID 321, en la Tabla suplementaria 1 y la Figura suplementaria 1, en el valle del Cisnes), que el área CO de la Patagonia comenzó a ser explorada luego de la retirada de los glaciares, hacia los 12.000 u 11.000 aP y que las poblaciones colonizadoras, cuya visibilidad comienza a ser reconocida en el registro arqueológico, habrían llegado durante el Holoceno temprano. La ausencia de fogones elaborados en los niveles más tempranos de los sitios (aproximadamente 11.000 aP) indica la falta de estructuración para el uso del espacio, compatible con los momentos de exploración. Hacia los 10.000 aP habría tenido lugar una etapa de colonización, cuya evidencia más notoria es la presencia de obsidianas de distintas fuentes de procedencia en los niveles tempranos de El Chueco 1.
Esta tendencia se mantiene hacia el bloque temporal 2, donde se agrega el estrato Chubut (N° 8) en el sector central del área, en la etapa de colonización. Dada la escasa cantidad de sitios asignados a los BT 1 y 2, es difícil arriesgar vectores de movimiento poblacional. Sin embargo, la existencia de estos dos centros de poblamiento podría defenderse al situar el área de investigación en el contexto del poblamiento patagónico en general, a partir de los resultados obtenidos en trabajos realizados por otros investigadores, tanto al norte como al sur (Barberena et al. Reference Barberena, Prates and de Porras2015; Borrero et al. Reference Borrero Luis and Méndez2019; Pérez, González y Bernal Reference Pérez, González and Bernal2016; Pérez, Postillone et al. Reference Pérez, Postillone, Rindel, Gobbo, Gonzalez and Bernal2016).
Hacia los comienzos del Holoceno tardío (BT 3), los estudios paleoambientales sugieren la conformación de los paisajes actuales de bosque, ecotono y estepa (Whitlock et al. Reference Whitlock, Bianchi, Bartlein, Markgraf, Marlon, Walsh and McCoy2006). Para algunos investigadores, las mejoras en las condiciones climáticas habrían favorecido la expansión de poblaciones en Patagonia (Belardi Reference Belardi and Otero1996; Fiore Reference Fiore, Fiore and Podestá2006). Esto se vería reflejado en el incremento en la cantidad de sitios registrados en este BT, respecto de aquellos registrados en los períodos anteriores. Según Fiore (Reference Fiore, Fiore and Podestá2006), este incremento permite argumentar respecto de una apropiación de los territorios colonizados y en proceso de ocupación efectiva. Al norte del área de investigación, esta intensificación también fue registrada en el sector sur de la provincia de Neuquén (Bernal et al. Reference Bernal, Cobos, Pérez, González, Gordón, Barberena and Bernal2017; Gordón et al. Reference Gordón, Béguelin, Rindel, Della Negra, Hajduk, Vázquez, Cobos, Pérez and Bernal2019), lo que apoya también la idea de la existencia de un centro de poblamiento en este sector.
Para un área similar a la considerada aquí, el trabajo realizado por Caridi y Scheinsohn (Reference Caridi, Scheinsohn and Straffon2016), a partir de la distribución de motivos de arte rupestre, permitió detectar una fuerte conexión entre los sectores ubicados al norte del área de investigación (que aquí se corresponderían con los estratos Limay, Manso/Puelo, Futaleufú y Chubut; Figura 1), mientras que los sectores ubicados al sur (aquí representados por los estratos Senguer y Cisnes) presentarían escasas conexiones con aquellos ubicados al norte. Caridi y Scheinsohn (Reference Caridi, Scheinsohn and Straffon2016) plantean que este sector sur podría encontrarse en una etapa de exploración/colonización en relación con el sector ubicado más al norte. Como se observa en la Figura 4, en este trabajo se pudo establecer que el sector ubicado al sur del área de investigación alcanzó la etapa de ocupación efectiva hacia comienzos del Holoceno tardío. Una alternativa para explorar, también planteada por Caridi y Scheinsohn (Reference Caridi, Scheinsohn and Straffon2016), es que la escasez de conexiones entre el norte y el sur podría deberse a que los procesos que ocurren en este último estarían vinculados con aquellos que se desarrollan en lugares ubicados más al sur, fuera del área de este trabajo, en la provincia de Santa Cruz.
En lo que refiere al BT 4 (Holoceno tardío medio), los resultados obtenidos son compatibles con aquellos presentados por Belardi (Reference Belardi and Otero1996). El sitio ubicado en el estrato Somuncurá se denomina Cueva La Rural (ID 33 en la Tabla suplementaria 1 y la Figura suplementaria 2). Este sitio forma parte de un conjunto de sitios ubicados en la zona de Cerro Castillo, para la que Belardi propone un poblamiento tardío que habría ocurrido como parte de la expansión de poblaciones ubicadas en lugares que ya se encontrarían en la etapa de ocupación efectiva del espacio. Esto último se correspondería con el área de Piedra Parada, ubicada en el estrato Chubut (Figura 1, N° 8) y representada en este caso por los sitios Campo Cerda 1, Cantera Taller Don Segundo y Campo Monada 2 (ID 221, 213 y 215 en la Figura suplementaria 2). Como se dijo anteriormente y en concordancia con lo planteado por Belardi (Reference Belardi and Otero1996), este estrato se encuentra en la etapa de ocupación efectiva, mientras que Somuncurá aún está en la de colonización.
Para los últimos 1.500 años (BT 5), vuelve a registrarse presencia humana en los estratos Valdivia/Huahum y Costera Puelo Bueno (Figura 1, N° 4 y N° 7), mientras que el estrato CEPP (Figura 1, N° 11) sólo muestra un proceso de exploración durante este período y no vuelven a registrarse ocupaciones posteriores. Estas intermitencias podrían deberse a los hiatos ocupacionales que caracterizan a la etapa de exploración/colonización, en los términos plantados por Borrero (Reference Borrero1994–1995) —es decir, que fueron utilizados de manera pulsacional durante el Holoceno. Estos estratos podrían representar sectores marginales en relación con aquellos que presentan una ocupación continua en el tiempo (Borrero Reference Borrero, Mondini, Muñoz and Wickler2004).
En lo que refiere a las diferencias entre las etapas de poblamiento presentes en los distintos ambientes, es notoria durante el tramo final del Holoceno tardío una tendencia hacia la exploración/colonización en el bosque/ecotono versus la colonización/ocupación efectiva del espacio predominantes en la estepa. Para estos momentos, en algunos sectores del NO de la Patagonia se proponen modelos de uso del espacio que sostienen que las poblaciones asentadas en la estepa comenzarían a integrar los ambientes de bosque y ecotono como parte de circuitos de movilidad (Bellelli et al. Reference Bellelli, Calatayud, Fernández and Scheinsohn2003; Silveira Reference Silveira, Belardi, Fernández, Goñi, Guráieb and Nigris1999), o bien que las poblaciones cazadoras-recolectoras habrían comenzado a utilizar el bosque y ecotono de manera más recurrente y/o con mayor permanencia en este ambiente (Fernández et al. Reference Fernández, Calatayud, Bellelli, Tchilinguirián, Leonardt and Fernández2019). Los patrones aquí detectados podrían vincularse con estos procesos. Cabe destacar que, además de los sitios que fueron asignados a este BT, para estos momentos también se registra un elevado número de sitios con arte rupestre asignado al Estilo de Grecas o TAGC, lo que sugiere que es hacia los 1500 años aP donde se produce la mayor intensidad de ocupación del sector del NO y CO de Patagonia comprendido en el área de investigación.
Finalmente, para los últimos 500 años (BT 6), es destacable que aquellos sectores que muestran continuidad de ocupación desde el Holoceno temprano, representados principalmente por los estratos Limay y Manso/Puelo (N° 1 y N° 2) en el norte y Senguer (N° 3) al sur, llegan a la etapa de ocupación efectiva del espacio. En los términos planteados por Borrero (Reference Borrero1994–1995), estos sectores habrían presentado una mayor jerarquía respecto de otros que fueron incorporados en momentos más tardíos o bien, que fueron ocupados de manera intermitente. Ahora bien, esa mayor jerarquía podría responder a la disponibilidad de recursos diferenciales respecto de otros estratos o bien a contingencias históricas, siguiendo el modelo que en las ciencias de redes se conoce como de asignación preferencial (preferential attachment, sensu Barabási Reference Barabási2002). Este modelo plantea que, en una red, si un nodo tiene un link es más probable que adquiera otro link nuevo. Así los links se asignarán preferencialmente al nodo que tenga más links (que finalmente se constituirán en hubs —es decir, nodos con muchos links), llevando a un panorama en donde “el rico se hace más rico”, sin otro motivo que el azar que llevó a que ese nodo adquiriera un primer link. Un ejemplo podría ser que los estratos inicialmente explorados y colonizados desde finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno temprano hayan atraído a los grupos subsiguientes a lo largo del Holoceno, ya que eran espacios más conocidos que el resto de los sectores aún no explorados. Para abordar estos interrogantes será necesario analizar con mayor profundidad las características ambientales y la base de recursos en estos lugares, a fin de evaluar si se diferencian de otros sectores en el área de investigación.
Consideraciones finales y agenda de trabajo
Este trabajo representa una síntesis de un trabajo más amplio (Rizzo Reference Rizzo2018), cuyo objetivo fue identificar las etapas de poblamiento planteadas por Borrero (Reference Borrero and Shennan1989, Reference Borrero1989–1990, Reference Borrero1994–1995) en el NO y CO de la Patagonia, a través de las características y distribución espaciotemporal del registro funerario para un período que comprende desde el Pleistoceno final hasta el Holoceno tardío (aproximadamente 12.500 años aP al presente). El cumplimiento de ese objetivo requirió la elaboración del modelo que aquí se presenta y su aplicación permitió detectar patrones de poblamiento en el área de investigación. Cabe destacar aquí que las tres etapas de poblamiento (incluyendo la ocupación efectiva del espacio) pudieron identificarse para sociedades cazadoras-recolectoras que mantuvieron una alta movilidad residencial durante todo el período considerado.
Si bien existen numerosos trabajos que analizaron las características del registro funerario para el NO y CO de Patagonia (ver en Rizzo Reference Rizzo2018), los patrones aquí identificados sólo pudieron obtenerse al aplicar un enfoque integrador y macrorregional, combinando tanto la información obtenida para el registro funerario como también, en términos más generales, la proveniente del registro no funerario de los sitios estudiados. Así, este trabajo se presenta como un abordaje novedoso para el área e inserta al NO y CO de Patagonia en la discusión general del poblamiento patagónico.
A partir del modelo y los resultados obtenidos se plantea también una agenda que implica la actualización de la base de datos y la revisión de las variables consideradas en el modelo. Se compararán los patrones establecidos con aquellos presentados a partir de otros marcadores (rasgos bioarqueológicos o indicadores genéticos, por ejemplo). Se propone vincular los resultados con las variables paleoambientales y de disponibilidad de recursos a escala local para, por ejemplo, comparar las áreas aquí consideradas como centros de poblamiento con otros sectores de menor jerarquía. En relación con los centros de poblamiento, resta también analizar sus posibles vínculos con otros sectores ubicados más al norte y al sur del área de investigación. Por último, estos resultados permiten también evaluar casos particulares como los del valle del Pico y el Genoa (centro-oeste de la provincia del Chubut), donde actualmente desarrolla sus trabajos mi equipo de investigación.
Agradecimientos
A las Dras. Vivian Scheinsohn y Solana García Guraieb, quienes dirigieron la tesis de doctorado sintetizada en esta presentación. A los Dres. Heidi Hammond y Leando Zilio por la lectura y los valiosos comentarios que ayudaron a mejorar el manuscrito original. Al Dr. Pablo Fernández, director de mi beca postdoctoral de CONICET, cuyo financiamiento permitió realizar las investigaciones posteriores a la tesis y el desarrollo de este trabajo. A los evaluadores anónimos por los aportes realizados.
Declaración de disponibilidad de datos
No se utilizaron datos originales en este trabajo. La bibliografía utilizada para conformar la base de datos puede consultarse en Rizzo (Reference Rizzo2018), disponible online en https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/83060.
Conflicto de intereses
La autora declara que no hay ningún conflicto de intereses.
Material suplementario
Para acceder al material suplementario que acompaña este artículo, visitar https://doi.org/10.1017/laq.2022.21.
Tabla suplementaria 1. Base de datos.
Tabla suplementaria 2. Bibliografía consultada.
Tabla suplementaria 3. Colecciones osteológicas de museos y privadas.
Tabla suplementaria 4. Fechados radiocarbónicos.
Figura suplementaria 1. Sitios en BT 1 y 2.
Figura suplementaria 2. Sitios en BT 3 y 4.
Figura suplementaria 3. Sitios en BT 5 y 6.