El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es una alteración común (prevalencia vital: 5,1%) recurrente que anuncia a menudo otros trastornos psiquiátricos, notablemente la depresión. Como, por definición, es un trastorno que progresa durante meses, el tratamiento se debe diseñar a largo plazo. Y, sin embargo, se han realizado pocos estudios más allá de las 6-8 semanas clásicas que caracterizan la fase de tratamiento agudo. Esto es especialmente cierto de los ansiolíticos, pero también de los antidepresivos, con excepción de la paroxetina y la venlafaxina, que son los únicos medicamentos aprobados en esta indicación en los países occidentales. La eficacia de la psicoterapia, notablemente la relajación y la terapia cognitivo-conductual, está establecida en el tratamiento del TAG, pero sus indicaciones preferidas y posible combinación con los antidepresivos están aún por especificar. Se necesitarán todavía estudios a largo plazo, por no decir a muy largo plazo, del TAG, lo mismo que de la depresión, en el futuro para mejorar su tratamiento y especificar las modalidades terapéuticas (tratamiento de combinación, duración óptima, terapia continua o intermitente, elección de técnicas o agentes psicoterapéuticos…). El tratamiento temprano y adecuadamente prolongado no sólo debe conducir a periodos de remisión más numerosos, sino también a una disminución de la frecuencia de las comorbilidades, sean depresivas, adictivas o de otra naturaleza, y debe reducir también el impacto social del TAG.