El estudio del registro arqueobotánico asociado a un individuo femenino del sitio de Quilicura 1 permitió acercarnos a entender cómo los contextos funerarios del periodo Tardío (1400-1536 dC) contribuyen a la comprensión de los procesos sociopolíticos asociados a la presencia inka en la zona central de Chile. A través de los carporrestos y microrrestos de los residuos de uso de piezas cerámicas ofrendadas, se logró determinar el uso de plantas silvestres y domesticadas en la preparación de alimentos para los difuntos. Estas comidas y preparaciones tipo chicha, además de la presencia de un conjunto de artefactos vinculados a su preparación y consumo, habrían sido la esencia de la hospitalidad, una actividad fundamental en la integración eficiente de las poblaciones locales y, por ende, del funcionamiento del Tawantinsuyu.