Un joven estudiante varón anteriormente sano experimentó repentinamente miedo a no poder respirar mientras esperaba la salida de una cámara de aislamiento al final de un experimento de ritmos circadianos. Desde entonces ha manifestado episodios recurrentes de trastorno de pánico y ha mostrado también leves síntomas depresivos como rasgo asociado durante el curso de la enfermedad. Aunque no está claro si el trastorno fue inducido por las tres semanas de aislamiento, por la condición de vivir de acuerdo con su ritmo circadiano innato o algún otro factor, este caso parece ofrecer una explicación del mecanismo del trastorno de pánico.