Desde comienzos de los años setenta, el constante deterioro del medio ambiente ha motivado una toma generalizada de conciencia de la gravedad de los daños que el hombre causa a la Naturaleza.

La importancia vital que tiene para la Humanidad proteger el medio ambiente, así como la acción decisiva de numerosos organismos especializados, ha llevado, con los años, a la aprobación de una importante reglamentación jurídica de las cuestiones relativas a la protección y a la preservatión del medio ambiente.

Esta toma de conciencia —y la acción normativa resultante— se manifestó, en primer lugar, a nivel de los Estados.

El objeto de este estudio es analizar la índole normativa de la costumbre en el derecho internacional humanitario (DIH) para tratar de comprender mejor el comportamiento de los Estados en situatión de conflicto, apoyándonos en las bases teóricas y jurisprudenciales del derecho internacional público. Trataremos así de captar mejor las posibilidades del desarrollo consuetudinario en el derecho internacional humanitario, en especial con relatión al creciente interés que manifiesta la opinión péblica internacional con respecto a la suerte que corren las víctimas de los conflictos armados. Comenzaremos este estudio con un examen general de los problemas que plantea la costumbre como fuente autónoma de derecho humanitario (punto 1); después estudiaremos más detenidamente los elementos constitutivos de la costumbre en el derecho humanitario (punto 2). Terminaremos el tema con un estudio comparativo de los dos enfoques de la costumbre en el DIH concentrándonos en las consecuencias que ese desarrollo de la costumbre puede tener para el DIH en los próximos años (punto 3).

El señor Cornelio Sommaruga, presidente del CICR, estuvo, el mes de mayo de 1991, en Grecia por invitación de la Cruz Roja Helénica (véase RICR, n-º 105, mayo-junio de 1991). En esa ocasión, la Liga Greco-Suiza Jean Gabriel Eynard le invitó a pronunciar una conferencia, al margen de la celebración del 700º aniversario de la Confederación. Esa conferencia versó sobre el tema: «El cometido humanitario del CICR a la luz de sus acciones en Grecia y en el mundo». La intención del presidente era evocar la obra de los delegados suizos del CICR en Grecia, que pueden ser considerados como «helenistas humanitarios» y, según dijo, «evocar algunos de los pasos dados por el Comité International en compañía de los griegos para dilucidar ciertos aspectos de esta hermosa y difícil mision de la Cruz Roja».

El 30 de octubre de 1991, S.E. el jeque Salam Al-Sabah, viceprimer ministro y ministro de Relaciones Exteriores del Estado de Kuwait, y el señor Cornelio Sommaruga, presidente del CICR, firmaron un acuerdo de sede con miras a la apertura de una delegación zonal del CICR en la península arábiga. La delegación, cuya sede estará en Ciudad de Kuwait, se ocupará, además de Kuwait, de Arabia Saudí, Yemen, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein. El acuerdo entrará en vigor tras su ratificación por el Consejo de Ministros de Kuwait.

La firma de este acuerdo se inscribe en el marco de una misión oficial que el presidente del CICR efectuó, del 28 al 30 de octubre de 1991, invitado por el Gobierno de Kuwait. El señor Sommaruga se entrevistó entonces con las más altas autoridades del Estado, S.A. el jeque Jaber Al-Ahmad Al-Sabah, emir de Kuwait, S.A. el jeque Saad Al-Abdullah Al-Salim Al-Sabah, príncipe heredero y primer ministro, S.E. el jeque Ahmad Hamoud Al-Sabah, ministro del Interior, S.E. Ali Al-Seif, viceministro de Sanidad, y S.E. Ghazi Obeid Al-Summar, ministro de Justicia y el ministro de Relaciones Exteriores.

La Asamblea del Comité International de la Cruz Roja (CICR) reeligió, el 12 de diciembre de 1991, al señor Cornelio Sommaruga, por un nuevo mandato de cuatro años, para ocupar la presidencia del CICR, cargo que desempeña desde mayo de 1987.

En esta misma reunión, la Asamblea del CICR eligió al señor Pierre Keller para el cargo de vicepresidente no permanente, como sucesor del señor Maurice Aubert, que sigue siendo miembro del CICR por un cuarto mandato, al igual que el señor Rudolf Jäckli.

Invitados por el Comité International de la Cruz Roja (CICR), representantes plenipotentiaries del Consejo Ejecutivo Federal, de la República de Croacia, de la República de Servia y del Ejército Federal yugoslavo se reunieron en Ginebra, las días 26 y 27 de noviembre de 1991, para considerar soluciones a los diversos problemas de índole humanitaria relacionados con el conflicto en Yugoslavia. Esta reunión permitió confirmar, en términos concretos, la declaración de respeto del derecho international humanitario hecha, el 5 de noviembre de 1991, en La Hay a, por los presidentes de las seis Repúblicas.

Todos los participantes afirmaron su voluntad de separar los problemas humanitarios de las cuestiones políticas. Declararon querer aplicar las disposiciones relativas a la protección debida a los heridos y a los enfermos, a la población civil y a las personas capturadas, así como a la conducción de las hostilidades, contenidas en los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y en el Protocolo adicional I.

En 1991, la Cruz Roja Neozelandesa celebra sus 60 años de labor aliviando los sufrimientos humanos, tanto en el propio país como en el extranjero.

Como muchas otras Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la Cruz Roja Neozelandesa nació de la voluntad del país de asistir a las víctimas de la guerra, cuando, tras el comienzo de la I Guerra Mundial, la Cruz Roja comenzó a funcionar en Nueva Zelanda como una sección de la Cruz Roja Británica.

En la I Guerra Mundial, las secciones de la Cruz Roja Neozelandesa se dedicaron principalmente a socorrer a los enfermos y heridos de los ejércitos de Nueva Zelanda y de los países aliados, así como a los que habían caído en poder del enemigo. Se hacían apósitos, se proporcionaban equipos a los hospitales y se impartían cursos de primeros auxilios y de enfermería a los voluntarios. Tras seguir los cursos de socorrismo y de enfermería, muchos voluntarios viajaron al extranjero para trabajar como asistentes sanitarios en hospitales y barcos hospitales, prestando asistencia a los heridos de guerra.

En su Asamblea del 7 de noviembre de 1991, el Comité Intemacional de la Cruz Roja confirmó la validez del reconocimiento de la Cruz Roja Lituana, que tuvo lugar el 28 de agosto de 1923.

El Comité Intenacional de la Cruz Roja confirmó el 20 de noviembre de 1991, la validez del reconocimiento de la Cruz Roja Letona, otorgado el 10 de enero de 1923.

Esta decisión, que permite a la Cruz Roja Letoana integrarse de nuevo en el movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, eleva a 150 el número de Sociedades Nacionales reconoidas.

Del 25 al 27 de agosto de 1991 tuvo lugar en Damasco la XXI Conferencia de las Sociedades Nacionales de la Media Luna Roja y de la Cruz Roja de los países árabes, en la cual participaron los representantes de 18 Sociedades Nacionales, así como del CICR y de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Presidió la delegación del CICR el señor Claudio Caratsch, vicepresidente, acompañado por los señores François Bugnion, director adjunto de la División de Derecho, Doctrina y Relaciones con el Movimiento, Angelo Gnaedinger, delegado general para la zona de Oriente Medio, R. Huguenin, jefe de la delegacón de El Cairo, Alain Lennartz, jefe de la delegación de Damasco, y A. Zemmali, miembro de la División Jurídica.

Organizada por la Cruz Roja Helénica, la IX Conferencia bienal de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de los países balcánicos tuvo lugar, del 22 al 25 de septiembre de 1991, en Atenas. Participaron los dirigentes de las 6 Sociedades Nacionales de los países balcánicos —Albania, Bulgaria, Grecia, Rumanía, Turquía y Yugoslavia— y, como invitados, las delegaciones del CICR, de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y de la Cruz Roja Húngara, así como el secretario general de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de los países árabes y un representante del Instituto Henry Dunant.

Dirigió la delegación del CICR su presidente, señor Cornelio Sommaruga, acompañado por el doctor Rémi Russbach, médico jefe, el señ or Thierry Germond, delegado general de la zona Europa y América del Norte, y el señor Michel Martin, encargado de las relaciones con el Movimiento. La Liga, por su parte, estuvo representada por su presidente, señor Mario Villarroel Lander, y por los señores Manuel Fiol, jefe de Protocolo, y Peter Titjes, delegado zonal para Europa central y oriental.

El Comité Internacional de la Cruz Roja, principal artesano del derecho internacional humanitario, es consciente que, aunque hayan sido formalmente aceptados por los Estados, los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos adicionales de 1977, corren el riesgo de no ser más que letra muerta si no van acompañados, en el derecho interno de los Estados, de medidas jurídicas y prácticas tendentes a garantizar su aplicación.

Las medidas nacionales de aplicación en tiempo de paz fueron objeto de una serie de gestiones por parte del CICR en el pasado y han figurado varias veces en el orden del día de la Conferencia Internacional de la Cruz Roja. La XXV Conferencia Internacional (Ginebra, octubre de 1986), examinó un documento y dos proyectos de resolución sobre el tema y aprobó por consenso su Resolución V. En esta resolución se recuerda, esencialmente, la importancia fundamental de las medidas nacionales de aplicación y el cometido que incumbe en ese sentido a los Gobiernos, a las Sociedades Nacionales y al CICR.

La XVI Mesa Redonda sobre los problemas actuales de derecho internacional humanitario, organizada por el Instituto Internacional de Derecho Humanitario (IIDH), tuvo lugar en San Remo del 3 al 7 de septiembre de 1991.

Bajo los auspicios del CICR, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, del Centra para los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas, de la Organización Internacional para las Migraciones y de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, participaron en la reunión unas 150 personas, de las cuales representantes de unas 15 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, así como universitarios y representantes de misiones diplomáticas y de organizaciones no gubernamentales.

El 26 de noviembre, se aplazó la XXVI Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que debía tener lugar del 29 de noviembre al 6 de diciembre de 1991 en Budapest. Este aplazamiento fue objeto de un comunicado, emitido ese mismo día por la Comisión Permanente, que reproducimos a continuación:

«La Comisión Permanente de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja lamenta tener que anunciar que se ha visto obligada a aplazar la XXVI Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, debido a que su realización corre el riesgo de ser perturbada por divergencias políticas entre Gobiernos con respecto a cuestiones relacionadas con la participación.

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja desea destacar que los Principios Fundamentales sobre los cuales basa su acción le compelen a mantenerse al margen de toda controversia de índole política. Deplora que las partes concernidas no hayan logrado encontrar una solución aceptable por lo que atañe a la participación palestina.

La República de Maldivas se adhirió, el 3 de septiembre de 1991, a los dos Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y no internacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

De conformidad con sus disposiciones, los Protocolos entrarán en vigor, para la República de Maldivas, el 3 de marzo de 1991.

Con esta adhesión asciende a 104 el número de Estados Partes en el Protocolo I y a 94 el de Estados Partes en el Protocolo II.