Relapses in cocaine abusers in treatment are an important problem. The majority of patients are incapable of sustaining abstinence over any length of time. To identify the factors associated to relapses risk in the cocaine use can be an optimal choice to improve the treatment strategies. The aim of this study was to analyze relapse-risk factors in cocaine-dependent patients on treatment. Participants were 102 patients who had begun outpatient treatment at a public health center in Spain. Some functional areas and cocaine use are evaluated for a period of six months. A structural equations model was used to identify possible predictive variables. The results show that social-family environment and economic-employment situation were associated with greater risk of relapse. Likewise, the social-family environment was related to severity of addiction. It is concluded that the incorporation of family intervention strategies and vocational/employment counseling may help to reduce relapse rates in cocaine addicts receiving treatment.

No esta claro si la psicoeducación del paciente aumenta la aceptación de los tratamientos antipsicóticos y reduce el número de recaídas. Aquí investigamos el impacto de un nuevo programa psicoeducativo (SOLEDUC®) sobre la tasa de recaídas al año y a los dos años (variable primaria) y varias evaluaciones clinicas (variables secundarias). Éste fue un ensayo clínico multicéntrico francés (51 centros) de Fase IV, abierto, controlado y aleatorizado, compuesto de dos grupos paralelos: grupo Soleduc (N = 111) y grupo de control (N = 109). Todos los sujetos recibieron una dosis variable durante el período de 2 años del mismo antipsicótico (amisulprida). Soleduc fue un programa de 7 sesiones de 1 hora, que se presentó tres veces (inicialmente, a los 6 meses y a los 12 meses). Los pacientes del grupo de control recibieron una educación psicosocial inespecífica durante un período equivalente de tiempo. Para analizar las recaídas se usaron los modelos de Andersen-Gill (AG) y Prentice, Williams y Peterson (PWP). Los pacientes del grupo Soleduc asistieron a 14,8 ± 6,1 sesiones (media ± DE), incluidos 17 pacientes que nunca asistieron a una sesión. El análisis de intención de tratar demostró que recayeron menos pacientes del grupo Soleduc que del grupo de control (21,6% frente a 28,4% después de 1 año y 84,4% frente a 90,8% a los 2 años), pero las diferencias no fueron estadísticamente significativas. El riesgo de recaida se redujo significativamente en pacientes que siguieron al menos 7 módulos (p = 0,015, test AG; p < 0,001, test PWP). En conclusión, no se encontró ninguna diferencia significativa en las tasas de recaida entre los pacientes que realizaron el programa Soleduc y el grupo de control. Fue necesaria la asistencia a 7 de 21 sesiones del programa, al menos, para que hubiera una prevencioó leve pero significativa de las recaídas a los dos años en pacientes con esquizofrenia. Son necesarios otros estudios bien diseñados para evaluar el impacto médico de los programas de educación del paciente.

La recaída es uno de los factores clave en la evolución a largo plazo de la esquizofrenia. Las consecuencias de la recaída son diversas y a menudo impredecibles, y el tiempo hasta la recuperación y el grado de ésta empeoran con cada recaída sucesiva. Hoy en día hay datos abrumadores de que los avances en el tratamiento con fármacos antipsicóticos han llevado a reducciones significativas en la tasa de recaídas. Esta revisión traza el derrotero de los avances que han tenido lugar en la terapia antipsicótica desde la introducción de las formulaciones depot, pasando por los agentes atípicos, hasta el desarrollo del primer antipsicótico atípico de acción prolongada. Las formulaciones depot de antipsicóticos convencionales se desarrollaron en la década de 1960 y llevaron a un número de recaídas y episodios de hospitalización menor, comparado con los equivalentes orales. El meta-análisis ha confirmado que los pacientes que reciben antipsicóticos depot experimentan una mejoría global significativamente mayor que los que reciben los agentes orales respectivos. Sin embargo, los antipsicóticos convencionales se asocian con diversos acontecimientos adversos potencialmente importantes. Los antipsicóticos atípicos se introdujeron en la década de 1990 y tienen ventajas significativas sobre los agentes convencionales con respecto a los síntomas positivos y negativos. Hay datos también de que los agentes atípicos pueden reducir el riesgo de recaída. Es importante que los antipsicóticos atípicos tengan un perfil de seguridad mejor comparado con los agentes anteriores, en particular con respecto a los síntomas extrapiramidales. Una desventaja de los agentes atípicos ha sido que están disponibles únicamente en forma oral. El desarrollo reciente de una formulación inyectable de acción prolongada de risperidona significa que los médicos disponen de una nueva opción de tratamiento.

Se interrogó a 30 pacientes hospitalizados varones dependientes de alcohol sin trastorno depresivo concurrente, 13 de ellos con antecedentes familiares positivos de dependencia de alcohol en un familiar en primer grado (AFP), sobre su deseo y hábitos de consumo con respecto a cigarrillos, café y dulces mientras estaban en un tratamiento hospitalario de tres semanas después de la deshabituación de alcohol. Seis semanas después del alta del hospital, se evaluó de nuevo a los pacientes en cuanto a la recaída. Once pacientes (36,6%) habían recaído en el seguimiento. Los que recayeron eran más jóvenes que los que se abstuvieron. Los días hasta la recaída correlacionaban negativamente con la intensidad del deseo de beber alcohol, el deseo de fumar cigarrillos y con un consumo más alto de cigarrillos. Los pacientes con AFP no recaían antes pero tenían un deseo más fuerte de beber café y comer dulces y tenían un consumo más alto de café.

Las elevadas tasas globales de recaída observadas en la esquizofrenia se atribuyen a varias causas. Un factor importante que influye en la prevención satisfactoria de la recaída es la falta de estrategias de tratamiento coherentes entre los médicos, especialmente los neurólogos-psiquiatras. Se pidió a casi un tercio de los miembros de la Sociedad Helénica de Neurología y Psiquiatría que cumplimentaran anónimamente un cuestionario estructurado sobre sus actitudes de tratamiento y tácticas de prescripción con respecto a los pacientes esquizofrénicos tanto después del primer episodio esquizofrénico como después de múltiples episodios. La mayoría de los neurólogos-psiquiatras griegos parecen adoptar hábitos de prescripción que se aproximan a las normas internacionales actuales para la prevención de la recaída esquizofrénica. Sus actitudes con respecto al tratamiento y la prevención de recaídas para el primer episodio esquizofrénico y la primera recaída se determinan a partir de múltiples factores. Estos son: las tasas esperadas de recaída después del primer episodio, la prevalencia esperada de efectos secundarios extrapiramidales después de un tratamiento neuroléptico a largo plazo, el cumplimiento esperado del tratamiento del paciente después del primer episodio, la experiencia del médico con el tratamiento de esquizofrénicos y, por último, el conocimiento de las publicaciones actuales sobre la materia. Estos resultados apuntan a la necesidad de educación continuada, especialmente de los profesionales de salud mental más jóvenes y los que trabajan en el sector privado, que se dirija a la cuestión del riesgo real de desarrollar efectos secundarios a partir del tratamiento. A su debido tiempo, podrían producirse beneficios para el ejercicio cotidiano de la psiquiatría y el cumplimiento de los pacientes del tratamiento.

Este estudio se dirige a las preguntas de si la emoción expresada (EE) tiene validez predictiva en un estudio de seguimiento de ocho años y para qué pacientes la tiene, y de si esto depende de la opción residencial, en especial de que los pacientes convivan con sus familiares. Ocho años después de un examen de línea de base (Camberwell Family Interviews [CFI], Escala de Evaluación Global [GAS], puntuación de síntomas), se examinó de nuevo a 69 de 99 pacientes. Se registró el número y la duración de las nuevas hospitalizaciones así como las puntuaciones de síntomas y de la GAS. No hubo diferencias entre la evolución de los pacientes con EE alta y baja con una duración de la enfermedad inferior a 4,5 años, y para los que vívian en pareja. Los pacientes procedentes de familias con EE alta con una duración mayor de la enfermedad (> 4,5 años) al principio del estudio tenían estancias significativamente más frecuentes y prolongadas en el hospital, y puntuaciones de síntomas y de la GAS significativamente más altas al principio del estudio y después de ocho años. El efecto de la EE fue igual en los cuatro primeros años del seguimiento y en los cuatro últimos, y era independiente de que los pacientes y sus padres vivieran juntos. Los resultados ponen de relieve la significatión del índice de EE como predictor a largo plazo para el curso de la enfermedad esquizofrénica. El que la predicción sea independiente de la situación de convivencia es un argumento contra una interpretación causal simple de la conexión entre EE y el curso de la esquizofrenia.