En el presente trabajo analizamos las figuras animales grabadas en los sitios que integran la localidad de El Carrizal, partiendo de las interpretaciones previas que postulan que las imágenes de cuadrúpedos constituyen en su mayor parte representaciones de camélidos. Más allá del hecho de que en general dicha asignación resulta evidente, creemos no obstante, que es necesario el desarrollo de criterios explícitos y detallados de identificación o reconocimiento con el fin de poder: (1) elaborar tendencias acerca de las proporciones anatómicas de las imágenes que permitan la comparación tanto con datos actuales de poblaciones animales como con representaciones de otros sitios del Noroeste Argentino (NOA) y del área surandina en general, y (2) abordar aquellos casos de figuras que exhiben partes o atributos correspondientes a distintas especies, las que en la bibliografía son referidas como híbridas (Llamazares Reference Llamazares2022:214–215) o quiméricas (Bovisio Reference Bovisio2020; Severi Reference Severi2010). En las páginas que siguen presentamos los resultados de nuestros primeros esfuerzos abocados a la realización de estos objetivos. Para eso establecemos una serie de atributos hacia los cuales dirigir la atención, consignando sus estados y valores según se trate de variables cualitativas o cuantitativas. Introducimos la consideración, como términos de referencia no ambiguos, de imágenes rupestres de cuadrúpedos del NOA que exhiban algún atributo cultural propio de la práctica del caravaneo; práctica que en tiempos precolombinos sólo involucró a camélidos (llamas o alpacas) como animales de carga.
Gracias a la gentil guía de Don Manuel Reyes, quien residiera hasta la pasada década en la quebrada de El Carrizal (Vargas et al. Reference Vargas, Arislur, Gentile, Taboada and Nastri2016), retomamos los relevamientos de sitios de arte rupestre en la sierra del Cajón (Figura 1), largo tiempo después de los primeros trabajos allí efectuados por Quiroga (Reference Quiroga1931) a fines del siglo XIX, y por Schreiter (Reference Schreiter1928) en el siguiente.

Figura 1. Mapa del área de estudio con indicación de las localidades mencionadas en el texto.
En primer lugar, ofrecemos una síntesis del estado actual del conocimiento en lo que respecta a los sitios arqueológicos de la quebrada de El Carrizal, y su contigua hacia el norte, El Carmen. A continuación, presentamos un listado de atributos o características a estudiar en las imágenes, y finalmente exponemos los resultados del análisis de las proporciones anatómicas de los motivos de cuadrúpedos grabados en los sitios de la localidad, tanto en lo que respecta a su rango de variación interna como a las diferencias con los términos de referencia.
Las localidades arqueológicas de El Carrizal y El Carmen
De los cinco sitios de arte rupestre detectados hasta el momento en la localidad de El Carrizal, solo tres se encuentran en la propia quebrada: ECA 2 se ubica en la quebrada adyacente hacia el sur y ECA 5 en la inmediatamente adyacente hacia el norte, denominada El Carmen (Figura 2). Todos los sitios se encuentran unidos por relaciones de intervisibilidad, razón por la cual decidimos integrarlos en una misma localidad arqueológica (Vargas et al. Reference Vargas, Arislur, Gentile, Taboada and Nastri2016).Footnote 1 Las tareas de prospección y relevamiento se iniciaron en el año 2011, cuando el coplero Don Manuel Reyes todavía residía en la quebrada, dedicado a la actividad agro-pastoril. Como resultado de los trabajos que continuaron en sendas campañas en 2013 y 2014, se relocalizaron los sitios ECA 2, ECA 3 y ECA 5, documentados previamente por Quiroga (1899) y por Schreiter (Reference Schreiter1928), y se registraron por vez primera los sitios ECA 1 y ECA 4.

Figura 2. Emplazamiento de los sitios de El Carrizal (ECA) y de los sectores del poblado de El Carmen 1 (EC1) ubicados en la quebrada El Carrizal, en el sector centro-occidental del valle de Santa María, provincia de Tucumán (Atlas Tucumán 2014, Instituto Geográfico Nacional 1:100000).
Los sitios que componen la localidad rupestre (sensu Fiore Reference Fiore, Oliva, Rocchietti and Banfi2016:59) se emplazan en el abanico aluvial —terrenos bajos (ECA 2, 5 y 6)— o bien en el complejo metamórfico montañoso —laderas de cerros de mediana altura (ECA 1 y 4)— inmediatamente en contacto con el conoide de deyección de la quebrada de El Carrizal y de una pequeña quebrada adyacente sin nombre (Figura 2). Los sitios ECA fueron caracterizados utilizando la variable espacial conocida como panel, que consiste en un conjunto de motivos asociados espacialmente entre sí por su proximidad relativa y distanciados de otros motivos (Fiore Reference Fiore, Oliva, Rocchietti and Banfi2016:59).
ECA 2 (Figura 3c) —el sitio más meridional de la localidad— está compuesto por un único bloque prismático que presenta alteraciones naturales como exfoliación y líquenes, como también antrópicas en la forma de huellas de extracción de secciones. El bloque presenta tres paneles y 17 motivos.

Figura 3. Vista general de los sitios de la localidad de El Carrizal: (a) El Carrizal 1; (b) El Carrizal 2; (c) El Carrizal 3; (d) El Carrizal 4; (e) El Carrizal 5. Fotos del Dr. Javier Nastri.
ECA 5 (Figura 3e) —el sitio con arte más septentrional— se emplaza sobre la intersección de las quebradas de El Carmen y de El Carrizal. Se compone de cuatro bloques de aspecto erosionado, con marcas visibles de exfoliación natural. Uno de ellos se halló fragmentado. Se identificaron 21 paneles que contienen un total de 66 motivos.
A diferencia de los anteriores, ECA 1 y ECA 4 (Figuras 3a y 3b) se encuentran en una posición topográfica elevada. ECA 1 consta de tres paneles y seis motivos, mientras que ECA 4 contiene un único panel con tres motivos (Tabla 1). Ambos paneles se encuentran en estado de erosión y exfoliación.
Tabla 1. Detalle de paneles y tipos de motivos por sitio.

Finalmente, ECA 3 (Figura 3d) integra ambos tipos de localización: un bloque —hoy partido en dos secciones que se disponen separadas— en el medio del cauce seco del curso de agua; y un panel sobre la ladera rocosa inmediatamente adyacente, ubicado en una posición elevada. Los bloques son de esquistos y presentan importantes alteraciones naturales dado que fueron hallados parcialmente enterrados con distintos grados de erosión. En uno de ellos se detectó la extracción de un segmento. El panel fracturado en dos bloques contiene 22 motivos, y el de la ladera alberga otros 17, según se ha podido determinar hasta el momento.
Como resultado de la clasificación general de los sitios de El Carrizal (Tabla 1), se observa un claro predominio de motivos figurativos (78%) por sobre los no figurativos (22%), de acuerdo con la bibliografía existente hasta el momento. A su vez, entre los primeros se observa que los cuadrúpedos son mayoritarios (ECA 4: 100%; ECA 3: 74%; ECA 5: 65% y ECA 2: 59%) en todos los sitios de la localidad con la sola excepción de ECA 1 (17%).
Todos los motivos de los sitios de la localidad fueron producidos mediante la técnica del piqueteado superficial, ejercida mediante movimientos de percusión con el objetivo de despejar parte de la corteza de la roca y generar figuras en positivo (Gordillo y Basile Reference Gordillo and Basile2019:172).
Cabe destacar que sobre las laderas y faldeos de la cara norte de la quebrada de El Carrizal (ver Figura 2) se sitúan algunos sectores del asentamiento de El Carmen 1: el sector X emplazado por encima de los 2.300 m snm con una arquitectura lineal de unidades aterrazadas (Nastri Reference Nastri1999); los sectores XII y XIII localizados sobre la ladera norte de la quebrada con numerosos recintos, muros de contención y defensivos, terrazas y morteros públicos (Cantarelli Reference Cantarelli2019, Reference Cantarelli2020; Coll Moritan y Cantarelli Reference Coll Moritan and Cantarelli2021); y, en el extremo occidental de la quebrada, el sector XIV, compuesto por un conjunto arquitectónico sobre la zona aluvial y otro ubicado sobre el faldeo, conformado por tres líneas de muros edificadas a distintas alturas (Cantarelli Reference Cantarelli2019).
El conjunto de fechados obtenidos para la localidad testimonia la ocupación de la quebrada de El Carmen a lo largo de distintos momentos de la etapa agroalfarera. La rica oferta ambiental de esta extensa quebrada transversal, que además es una vía natural de comunicación con el vecino valle del Cajón, sugiere la posibilidad de una ocupación continua, aunque lógicamente, con cambios en el emplazamiento de los sitios y de la ocupación de sectores de estos. Los fechados disponibles hasta el momento dan cuenta de la ocupación del poblado tipo pucara (Tarragó Reference Tarragó2011) en los siglos inmediatamente previos al inicio del período imperial (Coll Moritan et al. Reference Coll Moritan, Cantarelli and Nastri2015); mientras que, en el fondo de la quebrada, los fechados obtenidos junto con los materiales diagnósticos asociados dan muestra de ocupación durante el formativo (primera mitad del primer milenio de la era) y el intermedio tardío, con rangos radiocarbónicos que llegan hasta tiempos hispano indígenas.Footnote 2
Atributos métricos y cualitativos de los motivos de camélidos
El área de estudio presenta un amplio rango de fauna que incluye varios mamíferos presentes hasta la actualidad (Arias Reference Arias2020; Bertini Sampietro Reference Bertini Sampietro, Dipp and Vattuone2018:34–35). Pero a pesar del gran número de familias y especies de cuadrúpedos, que sabemos convivieron con los antiguos habitantes de los valles, hasta el momento sólo contamos con estudios específicos respecto a la representación rupestre de los camélidos (Berenguer Reference Berenguer1996; Gallardo y Yacobaccio Reference Gallardo and Yacobaccio2007). Se trata también del cuadrúpedo que más frecuentemente es objeto de identificación en el arte surandino (e.g., Aschero Reference Aschero, Berenguer and Gallardo1999, Reference Aschero, Podestá and de Hoyos2000; de Hoyos et al. Reference de Hoyos, Lanza, Horlent, Podestá and de Hoyos2000; Yacobaccio et al. Reference Yacobaccio, Solá, Oxman, Morales, Hoghin, Samec and Pirola2020). Curiosamente, el interés por la formulación de criterios para la distinción entre distintas especies de camélidos no tuvo hasta el momento su paralelo en una dedicación similar al desarrollo de herramientas para el reconocimiento de las distintas familias y especies zoológicas, entre las cuales se incluye a los camélidos. La asignación corriente a las distintas familias sin apelación o explicitación de criterios de identificación supone que la tarea del reconocimiento no presentaría mayores dificultades en función de una aparente “autoevidencia” de las figuras. Pero no es el caso de El Carrizal, donde las diferencias en las formas de manifestación del motivo del cuadrúpedo se presentan en forma de un continuum a lo largo del cual creemos que es posible aislar expresiones particulares como consecuencia de la referencia a especies distintas. En la presente contribución exploramos el conjunto de figuras grabadas contrastándolas con la imagen del camélido como término de comparación. Por otra parte, queda también de manifiesto la mezcla, en algunos de los motivos de cuadrúpedos, de atributos de especies diferentes; una práctica ya reconocida por Quiroga (Reference Quiroga1931) para la localidad y advertida también por otros autores para el arte cerámico característico del período intermedio tardío del área (González Reference González2007; Kusch y Hernández Llosas Reference Kusch and Hernández Llosas1978; Reinoso y Pratolongo Reference Reinoso and Pratolongo2008).
Problemática pre-iconográfica
Cuando reconocemos una representación naturalista —incluyendo aquí también a las versiones “estilizadas”, tales como las rectilíneas (Aschero Reference Aschero, Podestá and de Hoyos2000; Vilches y Uribe Reference Vilches and Uribe1999)—, la resolución de la cuestión del significado primario o pre-iconográfico (Panofsky Reference Panofsky1979), se revela relativamente sencilla. En cambio, cuando apreciamos en una figura atributos propios de dos o más especies distintas, no solamente presenta mayores dificultades la definición del significado primario, sino que se puede poner en duda la asignación de otros atributos que en una representación naturalista no requerirían de mayor comprobación. Esto debido a que dichos atributos son aparentemente coherentes con la especie representada, aunque no sean exclusivos de esta, o de todo el rango de variación de esta, incluyendo sexo, clases de edad y visualización según distintas situaciones de comportamiento. Por esto resulta fundamental contar con casos de referencia —de una manera análoga a la del análisis arqueofaunístico—, para poder evaluar el ajuste o la desviación de atributos puntuales respecto de la representación probadamente naturalista. Kusch y Hernández Llosas llamaron la atención hace ya varias décadas (en una ponencia inédita) acerca de la existencia en el arte alfarero santamariano de “zoomorfos de doble naturaleza”, unificando observaciones realizadas por autores previos y señalando que estas representaciones estarían compuestas por una figura central o básica a la que se le agregarían elementos pertenecientes a otro zoomorfo. Más recientemente Reinoso y Pratolongo (Reference Reinoso and Pratolongo2008:80), señalaron que a las combinaciones de “suri y jaguar” y “llama y jaguar”, se agrega la de “suri, llama y jaguar”; o sea una suerte de zoomorfo de “triple naturaleza”, si extendemos la terminología de Kusch y Hernández Llosas. Proponemos aquí el empleo del término “naturaleza múltiple” para la descripción arqueológica, frecuentemente provisoria e incompleta, a los fines de no clausurar anticipadamente el reconocimiento de la cantidad de especies involucradas. Este depende de diversos factores, tales como la preservación, nuestras ideas previas, el conocimiento de la fauna autóctona, de los modos de representación vigentes en períodos específicos del pasado, etcétera. Por otra parte, el paso de un énfasis en la dualidad a una multiplicidad de especies se encuentra en sintonía con los últimos avances en la temática del arte chamánico, donde se ha advertido la recurrencia en la apelación a atributos y partes de diferentes especies animales en la configuración de las imágenes. Llamazares (Reference Llamazares2022) destaca que el número de especies involucradas en ese tipo de imágenes es por lo general mayor a dos. Incluso, entendiendo el término naturaleza múltiple como equivalente a otros como hibridez, o “quimera”, empleado por otros autores (e.g., Bovisio Reference Bovisio2020; Severi Reference Severi2010), no dejaría de contemplar los casos de mixturas de dos especies, como los que en principio sostenemos que es posible identificar en el arte rupestre de El Carrizal. Esto más allá de que por el momento no contemos con elementos para determinar qué especie de cola larga es la aludida en algunas de las imágenes con atributos generales de camélido.
En el interior del cuello de la urna santamariana conservada en el Museo Histórico del Norte (Salta; Serrano Reference Serrano1961:62), el cuadrúpedo forma parte de una escena junto a un humano que lo mantiene sujeto del cuello con una cuerda (Figura 4). A diferencia del caso publicado por González (Reference González2007:69), plasmado en la sección basal de una vasija santamariana, en este la forma del cuerpo del animal, de su cabeza, sus extremidades y sus orejas son propias de un camélido. Las manchas en el cuerpo y el cuello, como también las fauces, remiten en cambio a un félido. Dado que la cola presenta una forma y atributos que no corresponden a ninguna de las especies anteriores, será necesario un estudio específico para la identificación de la especie o elemento que pueda oficiar de referente. Por el momento, basta con señalar que se trata de otra manifestación de “zoomorfo de múltiple naturaleza”. Pero lo más interesante reside en el hecho, ya advertido en trabajos anteriores (Nastri Reference Nastri, Albeck, Ruiz and Cremonte2014), de que tanto en las representaciones en las porciones basales de ciertas urnas —como en la pieza de Molino de Corral Quemado publicada por González (Reference González2007)—, como en aquellas que presentan motivos figurativos en el interior del cuello (Nastri Reference Nastri, Albeck, Ruiz and Cremonte2014; Nastri et al. Reference Nastri, Mirosnikov, Longo and Gandini2019), la lógica de las representaciones se aparta del “sistema perceptual háptico” (Witkin Reference Witkin1994), en el cual las figuras “no interaccionan entre sí”. En cambio, en esas piezas las figuras integran escenas, como resulta ser más frecuente en el caso del arte rupestre.

Figura 4. Cuadrúpedo con atributos de camélido y de félido en escena con humano en el interior del cuello de la urna santamariana fase 5 del Museo Histórico del Norte (Salta, Argentina), dada a conocer por Serrano (Reference Serrano1961; fotografía cortesía de la Lic. Virginia Gunther).
La cuestión de la naturaleza múltiple plasmada en las representaciones de zoomorfos sobre distintos soportes nos recuerda el hecho de que forman parte del orden imaginario de las sociedades del pasado. Esto es, la experiencia vivida de la realidad “pero también de nuestros sueños y pesadillas” (Žižek Reference Žižek2021:103).Footnote 3 La confrontación de las imágenes estudiadas con aquellas de nuestra experiencia de la realidad —que, por ejemplo, clasifica a las especies faunísticas documentadas en la región poniendo el eje en otras características— nos permite aislar distintos elementos a partir de los cuales interpretar el sentido de esas imágenes, aunque sea al nivel pre-iconográfico de Panofsky (Reference Panofsky1979).
El caso en cuestión nos ilustra también acerca del potencial heurístico de la comparación, pues la “felinización” resulta mucho más clara al apreciar el contraste entre su manifestación en camélidos y en suris, como también en diferentes soportes y campos de diseño, junto con la consideración de aquellos casos en los que está ausente.
Propuesta metodológica
Teniendo en cuenta entonces que entendemos que la representación de camélidos puede darse en el arte rupestre tanto de modo naturalista como “fantástico”, tomaremos como referencias comparativas aquellos casos que presenten la menor ambigüedad en la referencia a camélidos, para partir así desde un terreno más firme hacia la consideración de los aspectos más propiamente originales del contexto en estudio. Presentamos a continuación un listado de características de las representaciones de camélidos con distintos grados de exclusividad para la identificación del motivo. Posteriormente, los ítems serán aplicados a los casos de referencia de especies identificadas por otros/as investigadores/as con el fin de evaluar su aplicabilidad al análisis de imágenes de camélidos. Los primeros tres ítems refieren a cualidades anatómicas de los individuos, mientras que los últimos dos aluden a características de vinculación de los motivos individuales de un mismo tipo entre sí.
(1) Cuellos largos. Se trata de un carácter natural (anatómico), que exhiben los camélidos en mayor medida que cualquier otro cuadrúpedo de la región.
(2) Colas cortas. Este es otro atributo anatómico, pero en este caso no exclusivo de los camélidos, sino compartido también con los cérvidos. Del mismo modo que el siguiente:
(3) Vasaduras. Sólo los artiodáctilos presentan pezuñas o cascos, los que dejan una huella característica en forma de dos semiarcos.
(4) Ataduras entre sí. También denominado “camélidos a tiro y en caravana” por Ledesma (Reference Ledesma2019:136), se trata de un carácter cultural que remite exclusivamente a la representación de camélidos domesticados.
(5) Alineamiento. Describe la situación de los animales uno a continuación de otro sobre el mismo plano, con la misma orientación. Siendo esta disposición la misma que puede apreciarse en el ítem anterior, es muy posible que en la mayoría de los casos remita al mismo referente de práctica caravanera. Pero dado que la situación también puede darse en el caso de especies silvestres, no constituye un indicador inambiguo de camélidos. Sí, en cambio, constituye un atributo que puede contribuir en cierta medida a la identificación y, fundamentalmente, a la interpretación general de la escena.
Quedan fuera de este primer listado aquellos aspectos de carácter etológico (actitudes, posturas) que pueden tener un gran potencial para la identificación, pero que requieren de un tratamiento más extenso. Nos limitaremos así a mencionar, a modo de ejemplo, los casos de la cola curvada hacia adelante como expresión de sumisión, o la cola vertical erecta signo de una actitud de agresión (Franklin Reference Franklin1982; González Reference González2002). En las conclusiones retomaremos la cuestión para referirnos a futuras vías para la continuación de los estudios.
Pasando ahora a considerar los ítems mencionados, cabe señalar que entre las familias y especies de cuadrúpedos que vivieron y/o continúan viviendo en el área de estudio, sólo los camélidos presentan la característica de cuellos largos —superior a la mitad de la longitud del cuerpo (Ormachea et al. Reference Ormachea, Jahuira, Calsín, Olarte, Tapia, Olivera, Zanabria and Ormachea2022)—, consignada en la primera posición en el listado. Si bien esta proporción puede no resultar sencilla de reproducir a pie juntillas en grabados (en el caso de que así lo hubieran deseado), como tampoco puede documentarse siempre con precisión dadas las condiciones de preservación de los petroglifos, constituye un rasgo inequívoco que distingue a los camélidos de los demás cuadrúpedos del área de estudio.Footnote 4
A los fines de poder comparar las dimensiones de las distintas partes anatómicas, resulta útil considerarlas en términos de proporciones relativas, superando así las diferencias de escala entre los distintos motivos, y la posibilidad de que se estén representando distintas clases de edad. Las razones cuello / cuerpo y cola / cuerpo resultan las alternativas más accesibles para la medición de los ítems 1 (“cuellos largos”) y 2 (“colas cortas”) del listado. Como referencias “naturales” apelamos a las mediciones publicadas por Quispe Coaquira y otros (Reference Quispe Coaquira, Zúñiga, Quispe, Ticona, Calsín and Castro2015) y Ormachea y otros (Reference Ormachea, Jahuira, Calsín, Olarte, Tapia, Olivera, Zanabria and Ormachea2022) para las dos razas de llama de la región de Puno (Perú), complementadas con datos obtenidos por el mismo Quispe Coaquira (Reference Quispe Coaquira, Zúñiga, Quispe, Ticona, Calsín and Castro2015) en Bolivia, por Quina Quina (Reference Quina Quina2015) en Perú, y por Camacho Guamán (Reference Camacho Guamán2019) en Ecuador. A partir de la información provista en estos trabajos, podemos considerar también la proporción cuerpo / extremidades, que, si bien no será aplicada a la muestra de estudio por razones de espacio, sí serán consignados sus valores e implicancias en relación con los términos de referencia.
La presencia de vasaduras (ítem 3 del listado), un indicador discreto e inambiguo por ser exclusivo de los artiodáctilos, ha sido asignada a contextos incaicos en el caso de la denominada “microrregión” de Las Juntas (provincia de Salta; Podestá et al. Reference Podestá, Nielsen, Rolandi, Santoni, Romero, Torres, Vázquez, Maryañski and Guzmán2016). En cambio, la de Ablomé, ubicada en las cercanías, se ha asignado a contextos intermedios tardíos, dada la ausencia de otra evidencia de intervención cuzqueña (Podestá y Falchi Reference Podestá and Falchi2019:84). Para su reconocimiento, proponemos un criterio operativo, dado que se trata de un atributo de tamaño reducido, cuya identificación puede, por consiguiente, resultar confusa. Por el momento podemos discriminar entre ausencia y presencia de “terminaciones de extremidades”, entendiendo por estas a toda prolongación perpendicular a las extremidades que se indique a la vez en las delanteras y en las traseras en un mismo motivo (siempre que ambas sean plenamente visibles; Figura 5). En caso, por ejemplo, de que se visualice sólo en una de ellas debido al deterioro del motivo, la consideraremos igualmente presente. Sin embargo, esta definición operativa no permite distinguir entre las vasaduras de artiodáctilos y las representaciones de metacarpos y falanges —como por ejemplo las de félidos y cánidos—, para lo cual sería necesario la adición de otro requisito. En el presente trabajo nos limitaremos a observar entonces cómo co-varía la presencia/ausencia de las mencionadas terminaciones, para ensayar una primera interpretación del posible significado primario de estas en el caso de los sitios de El Carrizal. Una profundización de las variaciones significativas de la forma de representación de este atributo, requerirá de la conformación de un más amplio corpus de términos de referencia, lo cual también excede los alcances de este trabajo, de carácter introductorio para la consideración de las proporciones anatómicas.

Figura 5. Casos de cuadrúpedos con apariencia general de camélidos, colas largas y “terminaciones de extremidades”: (a) ECA 2, panel a, motivo 1; (b) ECA 3, panel b, motivo 5 (fotos del Proyecto Arqueológico Sierra del Cajón (Javier Nastri, director); (c) ECA 5, panel j, motivo 5 (foto de la Lic. Cecilia Gentile).
El cuarto atributo del listado es el menos ambiguo para la asignación de un motivo al significado de camélido. En realidad, puede reconocerse sólo como escena, a partir de la alineación y sujeción por cuerdas, lo que indica una situación de pastoreo/caravaneo (e.g., Ledesma Reference Ledesma2019:136), que naturalmente sólo puede involucrar a camélidos por ser la única especie que participaba en tales prácticas antes de la introducción de fauna europea. Por esta razón hemos tomado como caso de referencia al conjunto XIV, documentado por Ledesma y Subelza (Reference Ledesma and Subelza2014:103) en el sector II del sitio Las Figuritas (Cafayate); y también a los registros de Podestá y colaboradores (Reference Podestá, Rolandi and Proaño2005) en el sitio Derrumbes 1 (Antofagasta de la Sierra; Figura 6). En este último se aprecia también claramente la unión de dos bestias por una línea fina a la altura del cuello, la que a la vez (una soga) se prolonga hasta conectar con una figura vertical de apariencia humana, que cabe interpretar como el conductor del rebaño. En el mismo panel, sobre esta escena, se grabó otra de mayor tamaño, en la que sólo participan seis camélidos que se exhiben con mayor detalle (por ejemplo, se ven las orejas hacia adelante), y se disponen en fila. Entre el segundo y el tercer camélido, y entre el cuarto y el quinto, se grabaron las mismas líneas finas que en la escena inferior conectando los cuellos de los animales (aunque dichas líneas no están siempre completas en sus extremos), probablemente por problemas de preservación. La composición de ambas escenas nos conduce a suponer que se trata efectivamente de llamas o alpacas.

Figura 6. Detalle de una parte del panel del sitio Derrumbes, Antofagasta de la Sierra (tomado de Podestá et al. Reference Podestá, Rolandi and Proaño2005:80–83). Indicación de la toma de mediciones: altura a la cruz, altura a la grupa, longitud de cuello, longitud de lomo y longitud de cola.
El último ítem consignado en el listado (alineación) se refiere nuevamente a la vinculación entre cuadrúpedos. Tal como se aprecia en la imagen del sitio Derrumbes, la alineación es un atributo de una escena de caravaneo o pastoreo. Ahora, una disposición simplemente agregada podría referirse tanto a las anteriores prácticas como a la representación de costumbres gregarias propias de ciervos y de camélidos silvestres (Bertini Sampietro Reference Bertini Sampietro, Dipp and Vattuone2018:35). Para un eficaz reconocimiento e interpretación de tales situaciones hacen falta —nuevamente— definiciones operativas para la identificación. Proponemos, entonces, entender la agrupación como la asociación de dos o más figuras de animales con una separación entre sí menor en longitud a las dimensiones de cada uno de los motivos adyacentes. Luego, la alineación es un caso especial de agrupación, en el cual los animales se disponen a la misma altura en el panel y con sus cabezas orientadas en la misma dirección.
Ahora, examinando los casos de referencia en cuanto a los atributos enumerados, evaluamos el ítem de cuellos largos, observando su proporción en relación con el cuerpo del animal. De esta manera, en Derrumbes dicha proporción oscila entre 0,5 y 1,1 y, en Las Figuritas, entre 0,5 y 0,6 (Tabla 2; Tabla suplementaria 1), siendo que para las dos variedades vivas de llamas en Ecuador, Perú y Bolivia los valores del rango son idénticos al máximo de Cafayate (Camacho Guamán Reference Camacho Guamán2019).Footnote 5 De modo que quedaría de manifiesto una sobreestimación de la longitud en algunos casos de la puna catamarqueña que casi alcanzan a duplicar el valor presente en la naturaleza.
Tabla 2. Proporciones anatómicas de los camélidos a tiro de los sitios Derrumbes (Antofagasta de la Sierra) y Las Figuritas (Cafayate)* y de los sitios de la localidad arqueológica de El Carrizal.

* En base a las ilustraciones publicadas por Podestá et al. (Reference Podestá, Rolandi and Proaño2005) y Ledesma y Subelza (Reference Ledesma and Subelza2014).
En cuanto a las proporciones entre las longitudes de las colas y de los lomos, las mediciones arrojaron un rango de variación entre 0,6 y 1,1 para Derrumbes y 0,6 y 1,2 para Las Figuritas, mientras que para las llamas Chácu y Ḱara —considerando también la gama producto del dimorfismo sexual— el rango se situó entre 0,22 y 0,23 (calculado en base a medidas en Quispe Coaquira et al. [Reference Quispe Coaquira, Zúñiga, Quispe, Ticona, Calsín and Castro2015] para el cuerpo, y Ormachea et al. [Reference Ormachea, Jahuira, Calsín, Olarte, Tapia, Olivera, Zanabria and Ormachea2022] para la cola).Footnote 6 Llama la atención la uniformidad entre ambos casos de referencia distantes en el espacio geográfico, como también la diferencia en sus valores mínimos en relación a aquellos registrados en las variedades vivas de Perú y Bolivia.
A los fines de evaluar la desviación entre representación rupestre y “realidad” física o natural, se calculó también, como adelantáramos, la proporción extremidades / cuerpo (o lomo), sólo para el caso de los términos de referencia. En esto también se verificó cierto sobredimensionamiento en el caso del arte rupestre, pero en menor medida que en los anteriores casos de lomos y colas, dado que los rangos inferiores coinciden con la referencia: en Derrumbes el rango se sitúa entre 0,8 y 1,3, en Las Figuritas entre 1 y 1,4, y en la especie viva entre 0,8 y 1.
Sólo un caso de los motivos de referencia presenta vasaduras (ítem 3). Y, dado que se trata de escenas en las cuáles las figuras se encuentran unidas con ataduras, estas implican lógicamente también alineación (ítem 5).
Presentamos a continuación, los resultados que arrojan las mediciones de estas variables sobre las figuras de cuadrúpedos de los paneles de los sitios de El Carrizal, discutiendo sus implicancias respecto del reconocimiento pre-iconográfico de la figura del camélido.
Análisis de las imágenes de cuadrúpedos de El Carrizal
De los cinco sitios bajo estudio, que concentran 87 motivos de cuadrúpedos en total, el primer atributo —longitud del cuello a partir de su relación con la longitud del lomo— pudo calcularse en 78 casos, observándose un rango de valores entre 0,08 y 1,53, con un promedio de 0,56 y una mediana de 0,48.Footnote 7 Este rango es mayor que aquellos consignados para los términos de referencia rupestres (Tabla 2; Tabla suplementaria 1), que a su vez eran mayores que los resultados obtenidos a partir de mediciones en la especie viva. Los casos que se colocan por fuera del rango documentado en los sitios de referencia superan largamente la mitad (N = 55), del total efectivamente medido (N = 78). Además, la mayoría de ellos exhibe valores inferiores de longitud del cuello: 40 contra sólo ocho con valores más altos a los máximos registrados en los sitios de referencia. La alta frecuencia de casos con menores longitudes de los cuellos en la localidad tucumana estaría indicando la representación de otras especies de cuadrúpedos propias del área, todas ellas con cuellos más cortos que los camélidos. Por otra parte, los casos que superan la proporción documentada en los camélidos reafirman la idea de que en el arte rupestre existió una tendencia a exagerar la longitud del cuello de esta familia, llegando aquí casi a duplicar la proporción natural.
Respecto del segundo ítem consignado (la longitud de las colas, cuantificada en términos de proporción cola / lomo), podemos señalar que presenta proporciones reducidas en las especies de artiodáctilos propias del área de estudio. Hemos visto que en los términos de referencia rupestre se marcaba una tendencia hacia el sobredimensionamiento de la longitud de las colas. Para la muestra de El Carrizal, pudimos medir el atributo en 77 casos, registrando un rango de variación entre 0,29 y 3,04, con un promedio de 0,87 y una mediana de 0,75. Coherentemente con lo señalado respecto de los cuellos (donde la representación de casos con valores bajos indicaría presencia de otras familias de cuadrúpedos de colas largas), se observan valores máximos muy superiores, los que llegan a alcanzar 3,0. Pero al mismo tiempo, el valor mínimo (0,3) prácticamente coincide con el de los sitios de referencia (0,2 en Las Figuritas) y con el de camélidos domésticos actuales. Los casos de cuadrúpedos de El Carrizal que presentan proporciones cuello/lomo en el rango de valores de los camélidos términos de referencia, y más altos también (que cabe seguir incluyendo en la categoría de camélido dado que ninguna otra especie de cuadrúpedo en el área de estudio posee cuello más largo), observamos nueve casos con longitudes de colas que superan el máximo valor en los casos de referencia, que es 1,2 (Tabla 2). Esto quiere decir que, por un lado, los camélidos de El Carrizal participan de la tendencia advertida en los casos de referencia —y probablemente en el arte rupestre en general— de contar con colas proporcionalmente más largas que la realidad de la familia zoológica. Por otro lado, es posible reconocer un conjunto minoritario de casos en los cuales un mayor grado de exageración de la proporción del tamaño de las colas sugiere la expresión del motivo de zoomorfo de doble naturaleza referido para la cerámica. Atendiendo a la distribución de esta variación por sitios, ECA 2 presenta el mayor predominio de longitudes largas de colas (Figura 7) en relación con Derrumbes (Figura 6); mientras que, ECA 5, por el contrario, presenta el menor (Tabla 2; Tabla suplementaria 1).

Figura 7. Motivo de cuadrúpedo de ECA 2, panel a, motivo 10, con apariencia y dimensiones coherentes con la representación de camélido, pero con cola extremadamente larga (foto del Proyecto Arqueológico Sierra del Cajón, Javier Nastri, director).
Continuando ahora con el ítem 3 del listado, resulta llamativo el alto porcentaje de cuadrúpedos que exhiben el atributo de terminaciones de extremidades en los paneles de los sitios de El Carrizal. Sobre un total de 87 casos, se constató la presencia del atributo en un 61% de los mismos (N = 52), contra un 21% de casos en los que este no estaba (N = 18). No fue posible determinar el estado en el 18% restante (N = 17).Footnote 8 A la luz del conocimiento disponible, este hecho destaca a la localidad arqueológica de El Carrizal entre el conjunto de sitios con representaciones de cuadrúpedos en el área surandina.
Observemos a continuación cómo se correlaciona la presencia de las mencionadas terminaciones con los dos atributos métricos a los que hemos apelado hasta aquí. Consideraremos, en primer lugar, la proporción cuello / lomo. El 14% del total de casos de cuadrúpedos sin terminaciones de extremidades ostenta proporciones como las de los camélidos, o mayores (2 sobre un N = 14); mientras que, de los 52 casos con terminaciones, casi la mitad (24) presenta tales magnitudes. Esto sugiere que dicho atributo no estaría representando necesaria o solamente vasadura, sino que bien podría usarse para representar además el conjunto de carpo-metacarpo. No obstante, considerando el conjunto de casos de cuadrúpedos de El Carrizal con proporciones de cuello / lomo y cola / lomo, como los de los términos de referencia, podemos afirmar que los camélidos eran representados mayoritariamente con terminaciones de extremidades, las que en este caso indicarían vasaduras. Finalmente, otro grupo de cuadrúpedos —probablemente los de menor tamaño por una cuestión de escala— era representado sin este último detalle. En síntesis, el conocimiento actual no permite utilizar el atributo de terminación de extremidades con valor diagnóstico para identificar ungulados, por el hecho de que hasta el momento no contamos con criterios para su diferenciación con aquellos casos de representación de carpo-metacarpo en familias que no forman parte del orden artiodáctilo. Sumado a esto, el hecho de que sabemos que no siempre se indicaba el detalle en representaciones de camélidos de otras localidades, será necesario abordar un estudio comparativo amplio para avanzar en esta cuestión.
Pasando ahora a considerar aquellos aspectos cualitativos relativos a escenas (los últimos dos ítems del listado: ataduras entre sí y alineaciones), en ECA 3 podemos reconocer una situación de agrupación de artiodáctilos (Figura 8). Sin embargo, no contamos con elementos para aseverar que se trata de una de las prácticas culturales que involucran camélidos como las mencionadas —pastoreo, caravaneo—, determinables a partir de la presencia de ataduras o, ya con menos seguridad, de alineación. Resulta interesante el hecho de que en dicha agrupación participa un suri de mayor escala, que se convierte mediante inversión anatrópica (González Reference González2007) en un rostro humano, a partir de los motivos dispuestos en el interior de su cuerpo (Quiroga Reference Quiroga1931). En ECA 5, por su parte, puede plantearse que los cuadrúpedos se disponen alineados en el panel j (Tabla 1), con la salvedad de que las reducidas dimensiones de este en relación con las de las figuras, prácticamente no permitirían otra disposición que no sea la alineada (Figura 9). No obstante, cabe destacar que la orientación de los individuos en la misma dirección cumple con el criterio propuesto para la identificación de una alineación, la cual, como mencionáramos, podría representar prácticas de pastoreo o caravaneo. Cabe señalar que ninguna de las figuras exhibe atributos que puedan entenderse como parte de la parafernalia caravanera (recados, sogas).

Figura 8. Agrupación de cuadrúpedos junto a un suri (incompleto) en ECA 3, panel b (foto del Proyecto Arqueológico Sierra del Cajón, Javier Nastri, director).

Figura 9. Alineación de camélidos en el extremo derecho en ECA 5, panel j (foto del Proyecto Arqueológico Sierra del Cajón, Javier Nastri, director).
Por último, señalaremos que los camélidos grabados en los sitios de El Carrizal, si bien no presentan un tratamiento del referente tan detallado y de tipo naturalista como el que ha sido puesto de manifiesto, por ejemplo, en contextos agroalfareros tempranos de la vertiente occidental de la cordillera, no responden por completo al esquematismo documentado en muchos contextos tardíos de los Andes meridionales.8 Si bien predominan las líneas rectas, no hay continuidad por ejemplo entre aquellas que se usan en la definición de los cuellos y de las extremidades delanteras; o de las colas y las extremidades traseras, tal como es común en otros ámbitos del NOA (Aschero Reference Aschero, Berenguer and Gallardo1999, Reference Aschero, Podestá and de Hoyos2000; Vilches y Uribe Reference Vilches and Uribe1999). El sitio destaca también por la apelación a las formas curvas en la representación de colas.
Conclusiones
Presentamos el conjunto de motivos de cuadrúpedos de los sitios que componen la localidad de El Carrizal, buena parte de los cuales cabe asimilar —por su forma— a camélidos, tal como señalaran los primeros investigadores que trabajaron en la zona. A la luz del conocimiento de representaciones que proponemos denominar de “naturaleza múltiple”, en las cuales rasgos de camélido se integran junto a los de otro u otros animales o elementos, planteamos la utilidad de apelar a cinco ítems en relación con las figuras: una extensión considerable para los cuellos, una extensión corta para las colas, presencia de indicaciones de vasaduras, existencia de ataduras entre los animales y alineación de los motivos sin ataduras. Estos dos últimos casos serían una manifestación, segura en el primero, y posible en el segundo, de escenas de pastoreo y/o caravaneo. Tomando como referencia las figuras de los sitios Derrumbes (Antofagasta de la Sierra) y Las Figuritas (Cafayate), comparamos los resultados de sus proporciones anatómicas con los de El Carrizal, considerando también los datos publicados respecto de dos variedades de llamas actuales del ámbito andino. Como resultado de los estudios comparativos, se pudo determinar que en El Carrizal un conjunto de 33 motivos se ubica dentro del rango de proporciones de longitud del cuello de los camélidos “vivos” y de los sitios de referencia. Incluimos aquí aquellos que presentan cuellos incluso más largos, a la luz del hecho de que ningún otro cuadrúpedo ostenta mayor longitud de cuello (Tabla 2; Tabla suplementaria 1). También reconocemos rasgos de camélidos en otros nueve casos que se incluyen en el mismo rango de valores para la proporción cuello / lomo, pero cuya longitud de cola supera los valores máximos del rango de los sitios y razas vivas de referencia (Tabla 2; Tabla suplementaria 1). Explicamos esta última configuración como expresión —al menos en los casos con valores más extremos de exageración de la longitud o del enroscamiento de la cola— de la representación de zoomorfos de naturaleza múltiple. Dejamos planteada la posibilidad respecto de la exageración general de la longitud de la cola, en relación con las proporciones de las razas vivas, tanto en El Carrizal como en los sitios de referencia. Ésta pudo ser un recurso que facilitara la indicación de la actitud de los animales. Por ejemplo, las colas “enroscadas” hacia adelante expresan sumisión en contraste con la agresividad comunicada por las colas erguidas (Franklin Reference Franklin1982; González Reference González2002). Pero expresar estos aspectos en figuras rupestres de tamaño reducido no habría resultado sencillo (sobre todo en el caso de soportes friables), hecho que bien podría haber promovido la apelación a la convención de dimensiones proporcionalmente más largas para las colas.
El número de motivos asimilables a camélidos que postulamos para El Carrizal, debe considerarse como un mínimo. Ello en función de su participación en el mismo rango de proporciones anatómicas que el exhibido en los motivos de los sitios de referencia y en las mediciones en variedades vivas, incluyendo casos de cuellos más largos aún. Dado que finalmente el único criterio no ambiguo de determinación que pudimos aplicar hasta el momento es el de la longitud del cuello, existe un número de casos (9) —cuya medición no se pudo realizar por la mala conservación—, que potencialmente podría agregarse al total de asignaciones para la familia. Esto último, de todas maneras, no alcanzaría a alterar un panorama de reparto aproximadamente equilibrado entre los camélidos y el resto de las especies de cuadrúpedos de los motivos del sitio. La consideración futura de otra proporción anatómica (extremidades / lomo), aquí sólo puesta en práctica en relación con las imágenes de los sitios de referencia, puede revelarse de utilidad para reforzar la asignación del referente camélido, como también para la determinación de otras especies.
Nuestros resultados se basan fundamentalmente en el primer ítem enumerado para el reconocimiento de camélidos, con el agregado del segundo para la determinación de los casos de naturaleza múltiple. Dado el estado actual del conocimiento, los ítems 3 y 5 (presencia de vasaduras y alineación de figuras) no contribuyen a la obtención de resultados significativos al momento de la identificación de significados primarios, pero confiamos en que las consideraciones aquí vertidas al respecto ilustren acerca del potencial de su desarrollo futuro. Al problema inicial de que las vasaduras no son exclusivas de los camélidos, sino que son compartidas también por los cérvidos —lo que es subsanable al considerar la longitud del cuello— se sumó la existencia de terminaciones de extremidades en figuras de cuadrúpedos con proporciones no sólo distintas a las de los camélidos, sino también a la de los artiodáctilos. Con esto quedó de manifiesto que, o lo que habitualmente se considera vasadura en la bibliografía es una simple manera de representar la terminación de las extremidades de todas las especies; o que las terminaciones de especies no unguladas se representan de una manera similar a la de las vasaduras; o bien que la homogeneidad formal ante nuestra percepción es una mera consecuencia de no haber desarrollado aún categorías de observación y registro que permitan discriminar entre unas y otras. Es esta una tarea a la cual procuraremos dirigir los esfuerzos en el futuro, para lo cual hará falta ampliar los términos de referencia rupestres. Ahora, el registro de las terminaciones de extremidades, combinado con los datos sobre proporciones anatómicas, sí permitió avanzar en el conocimiento de las frecuencias diferenciales de presentación de dicho atributo, tanto en el conjunto de camélidos como en el de las otras especies de cuadrúpedos. En El Carrizal, la gran mayoría de los camélidos presenta vasaduras, hecho que distingue al sitio en el panorama rupestre del NOA.
El ítem 4 (ataduras entre sí) es otro indicador no ambiguo de camélidos, del cual nos hemos valido para la selección y utilización de los casos de los sitios de referencia, pero no ha sido documentado en El Carrizal como para que pudiera contribuir a la asignación taxonómica. En cambio, sí hemos documentado un caso de escena correspondiente al ítem 5 del listado (alineación), pero las condiciones particulares del soporte rocoso agudizan aún más su carácter ambiguo como indicador, dado que el área posible de realización de grabados impone una disposición de tipo lineal. Más allá del resultado empírico de la aplicación de este concepto en el abordaje de las representaciones, cabe mencionar que hemos introducido definiciones operativas respecto de las categorías de agrupación y alineación que pusimos en práctica en el análisis de las imágenes contenidas en los paneles. Porque, al igual que en lo referente a la forma del motivo del camélido, si bien la percepción “gestáltica” es muy útil y necesaria, el hecho de que las antiguas poblaciones representaban una variedad de especies animales junto con criaturas sin referentes concretos en la naturaleza, nos impone la necesidad de establecer criterios de validez intersubjetiva a los fines de alcanzar mayor precisión en las identificaciones pre-iconográficas. Estas acciones —complementarias del enfoque gestáltico y del análisis detallado de las escenas, no desarrollados en este trabajo— nos permitirán, por un lado, evitar la invisibilización de otras especies que indudablemente fueron representadas y que tuvieron gran relevancia en los antiguos imaginarios indígenas. Sin embargo, son menos características, conocidas y/o frecuentes en el área en general. Por otra parte, la puesta en práctica de criterios explícitos de definición, contribuirá a un conocimiento más detallado de las diversas formas y particularidades de la representación del camélido, abriendo de esta manera al debate el copioso registro construido por las investigaciones a lo largo de décadas en los territorios incluidos en las áreas centro-sur y meridional andinas.
Agradecimientos
A Don Manuel Reyes por conducirnos a los sitios y por su generosa hospitalidad, junto con la de su hermana Doña Ercilia, en todo momento durante nuestras estadías en la quebrada. A la Comunidad India Quilmes por autorizar nuestro trabajo dentro del territorio. A la Lic. Victoria Coll Moritan y a las estudiantes, Selene Arislur, Cecilia Gentile y Marianela Taboada por su colaboración en los relevamientos de campo entre los años 2011 y 2014. A las últimas tres también por el ordenamiento de los registros en el gabinete. Al Dr. Carlos Bellotti por la identificación taxonómica de las muestras óseas utilizadas para las dataciones del sitio El Carmen 2. A la Dra. Eva Calomino por su asistencia en el procesamiento de imágenes con el programa DStretch. Al Arq. Mario Lazarovich por permitir nuestro trabajo de documentación de piezas en el Museo Histórico del Norte y a la Lic. Virginia Gunther por sus gestiones y la colaboración en la documentación fotográfica de la urna allí conservada.
Declaración de financiamiento
Las labores fueron financiadas mediante subsidios de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (PICT 1428 y 1941) y del CONICET (PIP 282).
Declaración de disponibilidad de datos
Los datos que respaldan los hallazgos de este estudio están disponibles por parte de la autora, Violeta Cantarelli, previa solicitud de la persona interesada.
Material suplementario
Para acceder al material suplementario que acompaña este artículo, visitar https://doi.org/10.1017/laq.2024.44
Tabla suplementaria 1. Clasificación de los motivos de los sitios de la localidad El Carmen (ECA 1, ECA 2, ECA 3, ECA 4 Y ECA 5), Derrumbes y Las Figuritas.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no hay ningún conflicto de interés










