La definición del área centro-sur andina con atributos culturales y ambientales particulares permitió caracterizar tempranamente las conexiones de la subárea Valles Occidentales exorreicos con la costa y el borde occidental del altiplano, a través de diversos modelos de interacción desde la región de Arequipa al valle de Camiña, entre el sur del Perú y el norte de Chile (Espinoza Reference Espinoza1976; Lumbreras Reference Lumbreras1979; Muñoz Reference Muñoz1981; Murra Reference Murra and Murra1972; Núñez Reference Núñez1977; Núñez y Briones Reference Núñez, Briones, Vega-Centeno and Dulanto2020; Núñez y Dillehay Reference Núñez and Dillehay1979; Onuki Reference Onuki and Masuda1981; Santoro y Chacama Reference Santoro and Chacama1982, entre otros). Diversos valles endorreicos al sur de Camiña, hasta el cañón del río Loa inferior, por desembocar en amplias cuencas áridas, con parches forestales no agrarios, sugerían inconexiones con el litoral, superadas por tempranas investigaciones que dieron cuenta de una intensa movilidad internodal. Estos asentamientos agrarios tarapaqueños estaban conectados con la costa a través de múltiples evidencias visibilizadas en espacios vacíos, derivados del tráfico macrorregional. En efecto, fueron frecuentes las huellas caravaneras y peatonales, los campamentos transitorios, los geoglifos, petroglifos y puertos interiores de tráfico, las inhumaciones y ofrendas en rutas, incluyendo restos de fauna trasladada de la costa, las tierras altas y el oriente trasandino (Briones et al. Reference Briones, Núñez and Standen2005; Muñoz Reference Muñoz1981; Núñez Reference Núñez and Niemeyer1976a; Núñez y Briones Reference Núñez and Briones2017, Reference Núñez, Briones, Vega-Centeno and Dulanto2020; Pimentel et al. Reference Pimentel, Ugarte, Blanco, Torres-Rouff and Pestle2017; Valenzuela et al. Reference Valenzuela, Santoro, Briones, Núñez and Nielsen2011).
El periodo Intermedio tardío (900-1450 dC) se caracteriza en este espacio por prácticas agrarias con la presencia de sociedades aldeanas complejas, insertas en un creciente incremento de contactos con la costa arreica en el centro del desierto de Atacama (Briones et al. Reference Briones, Núñez and Standen2005; Moragas Reference Moragas1995; Núñez Reference Núñez1985; Núñez y Briones Reference Núñez and Briones2017). El presente estudio evalúa estos antecedentes con uno de los sitios más representativos de la cultura Pica-Tarapacá, el cementerio Pica-8, a través de un examen de las ofrendas funerarias con análisis isotópicos y fechados radiocarbónicos procedentes de muestras humanas, integrando por primera vez esta data con contextos funerarios y bioarqueológicos (Núñez Reference Núñez1985, Reference Núñez2020; Petruzzelli et al. Reference Petruzzelli, Roberts, Pate, M. Santoro, Chris Carter and Westaway2012; Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2015, Reference Santana-Sagredo, Schulting, Lee-Thorp, Agüero, Uribe and Lemp2017, Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2019).
Para los efectos de contrastar la data del periodo Intermedio tardío, se optó por caracterizar al oasis de Pica y sus conexiones, correspondiente a un nodo agrario intermedio, asociado a redes viales que contactaban el litoral arreico, las tierras altas y enclaves orientales trasandinos en espacios desérticos de optima visibilidad. Para este efecto se hipotetiza que, de acuerdo con la obtención de un amplio muestreo isotópico de las inhumaciones procedentes del cementerio Pica-8, al representar un rango mayor demográfico, sería posible desde los aportes dietéticos y funerarios ampliar el análisis de la movilidad en torno a los recursos alimentarios.
Esta aproximación interdisciplinaria intentará exponer una modalidad adaptativa, válida para los espacios transdesérticos entre nodos agrarios segmentados, con necesidades de complementariedad, en donde se acentuó el tráfico de bienes y recursos entre los oasis y algunos prestigiosos enclaves del litoral carentes de valles fértiles asociados. En este escenario la aplicación del presente análisis dietético otorgaría más consistencia a un conjunto de investigaciones orientadas a documentar la naturaleza de las interacciones entre los valles endorreicos y el litoral. La identificación de movilidad y subsistencia desde la diversidad de dietas locales y foráneas adquiere mayor relevancia en un espacio desértico, con poblaciones discontinuas instaladas en distintos nichos productores de alimentos. En consecuencia, el traslado de gentes, ritualidad y recursos complementarios a través de circuitos intermitentes sería una respuesta coherente con el modo de vida que caracterizó a las comunidades agrarias Pica-Tarapacá.
Se privilegia la locación del oasis de Pica, a 90 km de la costa, en el núcleo árido de interfluvio, a distancias discretas de los recursos de tierras altas, la cuenca intermedia con freatofitos y la producción del Pacífico (Figura 1A). Al no constituir un valle con desembocadura en el Pacífico, se trazaron rutas transdesérticas internodales orientadas al tráfico de recursos complementarios con la costa inmediata (Núñez y Briones Reference Núñez and Briones2017).
Características de la cultura Pica-Tarapacá y el Cementerio Pica-8
Durante el periodo Intermedio tardío los Valles Occidentales sur andinos se ocuparon en sus tramos inferiores y las zonas eficientes de desembocaduras de ríos con una intensa concentración y combinación de gentes y recursos terrestres-marítimos, sin discontinuidad entre el sur peruano y el extremo norte de Chile (Núñez Reference Núñez1985). Sin embargo, en los oasis y los valles endorreicos tarapaqueños, separados del litoral, se crearon parches agrarios con asentamientos segmentados que constituyen la cultura Pica-Tarapacá, con atributos diferenciados con respecto a las comunidades vecinas (Núñez Reference Núñez1985; Uribe Reference Uribe2006).
El cementerio Pica-8 localizado en el valle de Quisma, junto al oasis de Pica, cubre aproximadamente 22.000 m2. Ocho secciones (A, B, D, E, F, G, I, J), de dimensiones variables, fueron excavadas por el primer autor y colaboradores entre los años 1963 y 1965, de donde provienen 243 cuerpos de un área de 1.269 m2 (Figuras 1B y 1C). Las dataciones en las distintas secciones permiten proponer una secuencia tentativa de las inhumaciones (Núñez Reference Núñez1976b, Reference Núñez2020; Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Lee-Thorp, Agüero, Uribe and Lemp2017; Uribe et al. Reference Uribe, Sanhueza and Bahamondes2007), aunque hay sectores con enterramientos no excavados que podrían variar la estimación cronológica y, por cierto, ampliar el número de los registros.Footnote 1 Sin embargo, las dataciones en las secciones alternadas y el número de inhumaciones, como la redundancia de las ofrendas, admiten la confiabilidad de la base de datos contextuales y cronológicos. Al apreciar la ubicación de las secciones mayores, queda la impresión de tratarse de un cementerio muy denso que representa una población estable especializada en el manejo agrario, sustentado en vertientes con una marcada orientación hacia la producción maicera (Núñez Reference Núñez2020).
El cementerio presenta productos y artesanías que circularon en un amplio espacio de interacción que incluyó la costa cercana a través del tráfico caravanero, el traslado de grupos, las operaciones de intercambio y el movimiento de cargas. Se integran los aparejos locales del tráfico de cargas de llamas, como costales, cencerros y ganchos de atalaje, además de restos de pescados y conchas marinas. Se recepcionaron bienes interculturales selectivos, derivados de los contactos de larga distancia, como las cerámicas Huruquilla-Yura y Chilpe (altiplano), Charcollo (valles serranos), semillas de huayruros (Ormosia coccinea), hojas de coca (Erythroxylum coca), guacamayos y loros (Psittacidae) de las tierras bajas orientales, plumas de aves altiplánicas, cántaros San Miguel de los valles exorreicos del norte y cerámica Dupont del río Loa medio (Calama).
Junto a estos bienes intrusivos en Pica-8 se presentan marcadores identitarios, reiterados en todas las secciones: cerámica Charcollo, gris alisado, Chiza modelado, Pica estriado, túnicas trapezoidales, capachos, diversos patrones de bolsas, cestería, tocados policromos y abundantes ofrendas de maíces (Zea mays), entre otros, que caracterizan a los contextos Pica-Tarapacá (Agüero Reference Agüero2015; Cases Reference Cases2004; Núñez Reference Núñez1985, Reference Núñez2020; Uribe et al. Reference Uribe, Sanhueza and Bahamondes2007). Se trata de un cementerio que representa a una población local mayoritaria no multicultural, con atributos particulares reiterados que incluyen contactos con comunidades externas, derivados de su modo caravanero de interacción, reflejados en algunos bienes selectivos, o también mediante eventuales interacciones provenientes de relaciones políticas y de parentesco (Martínez Reference Martínez1998). Se incluyen ocupaciones directas, coexistentes con comunidades atacamas en el curso inferior del río Loa (Quillagua), vinculadas con el acceso caravanero (Agüero Reference Agüero2015; Cases Reference Cases2004; Gallardo y Odone Reference Gallardo and Odone2019; Núñez Reference Núñez1985).
La organización de los traslados de recursos se habría apoyado en la relación linaje-elite, representada en Pica-8 en un par de tumbas pircadas exclusivas con adultos e infantes, que darían cuenta de expresiones de liderazgo junto a objetos de privilegio y otras inhumaciones individuales con ofrendas sofisticadas. En conjunto, presentan prendas nuevas, túnicas policromas con teñidos de amarre, exclusivos bienes metálicos, tocados policromos, fajas con colgantes y abundantes ofrendas de maíces. Por su parte, los indicadores de desigualdad se advierten en textiles remendados, escasos productos agrarios, tiestos fracturados por uso y ausencia de peinados sofisticados. Precisamente, la mitad del total de las ofrendas, el 51,79 por ciento, son sencillas, mientras que un 33,92 por ciento reúne objetos más valorados y sólo un 14,29 por ciento corresponde a ajuares complejos (Catalán Reference Catalán2006), de acuerdo con las propuestas anteriores. Se trata de comunidades no exentas de desigualdad social, insertas en prácticas de traslados de cargas, sin notables fricciones interétnicas, acentuadas por relaciones sociales armónicas, a juzgar por la baja frecuencia de huellas físicas de violencia, de acuerdo con las condiciones favorables para sostener el tráfico de larga distancia (Núñez y Dillehay Reference Núñez and Dillehay1979; Pacheco Reference Pacheco2010).
Cronología del cementerio Pica-8
Se han logrado 29 dataciones por 14C (Tabla Suplementaria 1) en siete de las secciones excavadas (Núñez Reference Núñez1976b; Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Lee-Thorp, Agüero, Uribe and Lemp2017; Uribe et al. Reference Uribe, Sanhueza and Bahamondes2007) que permiten establecer un intento de secuencia, toda vez que los enterratorios debieron disponerse gradualmente. Se incluyen dataciones pareadas de muestras humanas y textiles de nueve inhumaciones. Se propone que los primeros cuerpos se enterraron en la sección G, donde se fijan tres dataciones anteriores a los 1000 dC (Figura 2), de acuerdo con indicadores que no se repiten en el resto del cementerio: textil Tiwanaku, cráneos con deformación frontal, concentración de cerámica Pica-Charcollo, postes marcatorios, tuberosas de altura y cuerpos flectados dispuestos horizontalmente. Desde los 640 a 680 dC habrían ocurrido las primeras inhumaciones, coincidiendo con otras dataciones anteriores a los 1000 dC, obtenidas en campamentos y rutas intermedias que descienden por el salar del Soronal, hasta el cementerio costero de Bajo Molle con componentes Pica-Tarapacá (Briones et al. Reference Briones, Núñez and Standen2005). Esta situación temporal sugiere que tendría un inicio transicional anterior a los 1000 dC. Sin embargo, se registra en las secciones G, I, F, E, D y B entre los 1000 y 1200 dC, el clímax demográfico (Figura 2). Las inhumaciones habrían continuado entre los 1200 y 1400 dC aproximadamente en la sección I con cinco dataciones y en la sección E con otras dos. Es posible que en este tiempo haya bajado la curva demográfica, a juzgar por la disminución de fechados precisamente en la sección D que varió hacia la ausencia de dataciones posteriores a los 1200 dC. Esto podría relacionarse con la movilidad interactiva de las poblaciones de valles y oasis con los asentamientos serranos de las quebradas altas durante la segunda mitad del Intermedio tardío (Uribe et al. Reference Uribe, Sanhueza and Bahamondes2007). En suma, el cementerio Pica-8 tuvo su mayor expansión entre los 1000 y 1260 dC para dejar de utilizarse aproximadamente desde los 1400 dC. De hecho, no se han identificado dataciones ni materiales del periodo Inca.
Llama la atención una datación pareada del sector E que incluyó cabellos introducidos en la boca de un individuo, junto con una muestra del propio cuerpo que presenta una diferencia de aproximadamente 280 años (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Lee-Thorp, Agüero, Uribe and Lemp2017). La fecha obtenida es más temprana (769-969 dC) en relación con el individuo (1045-1207 dC). Se sugiere que la datación correcta sería la más tardía, toda vez que el tapón intrusivo podría haber sido heredado de ritos transferidos entre generaciones. De modo que el rango temporal asociado con la mayor concentración de población inhumada en Pica-8, desde un total de 26 dataciones, el 97 por ciento se relaciona cerradamente con el periodo Intermedio tardío, fluctuante entre los 900 y 1400 dC. Se propone que las conexiones con la costa ocurrieron principalmente en este rango temporal en correlación con las dataciones de los campamentos intermedios: Pintados, Cerro Monos y Soronal, fluctuantes entre cal 650-980 y 1430-1460 dC (Briones et al. Reference Briones, Núñez and Standen2005), y del cementerio Bajo Molle cal 547-1023 a 1190-1402 dC (Moragas Reference Moragas1995). Al considerar que estos sitios presentan contextos culturales que homologan los registros de Pica-8, se puede establecer que el contacto con la costa fue recurrente y sincrónico.
Análisis de los contextos arqueológicos
Considerando los contextos de 26 inhumaciones de Pica-8 con los análisis de isótopos estables, se observa que las secciones excavadas dan cuenta de una población culturalmente homogénea, con variaciones de desigualdad social, tareas especializadas e intrusiones interculturales incorporadas en su matriz, derivadas de las prácticas de movilidad. Para medir estas tendencias se han analizado los sectores de donde provienen las muestras de isótopos (A, B, D, E, F, G e I), a fin de determinar la recurrencia de las ofrendas asociadas.
En relación con las 26 inhumaciones, éstas se han vinculado con los sectores excavados representativos, señalándose el número de los cuerpos, el sexo y la presencia en cada caso de componentes culturales frecuentes Pica-Tarapacá, y las veces que se reiteran en cada inhumación (Tabla Suplementaria 2). Se seleccionaron 56 indicadores culturales que se repiten 149 veces, principalmente en los sectores A, D e I, con mayores espacios excavados. Entre los textiles se destacan los fardos funerarios con doble túnica y las túnicas con bordes polícromos, talegas listadas y túnicas monocromas, además de bolsas con diseños simbólicos. Otros marcadores frecuentes se representan en maíces, cestería, peinados embarrilados, plumas tropicales, cencerros, ojotas y carcaj de zorro. Aunque los cascos de fibra vegetal con armazón de tablillas y motivos polícromos ocurren en dos oportunidades, se reconocen como representativos de las elites Pica-Tarapacá, con recurrencia incluso en el litoral aledaño (Núñez y Briones Reference Núñez and Briones2017). Las reiteradas túnicas trapezoidales locales de amplia distribución regional (Agüero Reference Agüero2015) están presentes en todos los espacios excavados. La cerámica Pica-Tarapacá presente en las secciones A, D e I se repite a través de: tiestos Chiza modelado, ollas asimétricas, platos semiglobulares y la alta presencia de los típicos cántaros Pica estriado globular con bases cónicas. Entre otros rubros dominantes en todos los sectores excavados se destacan los instrumentos de hilar, fajas, capachos de carga, aves y plumas altiplánicas y orientales, carcaj de cuero de zorro (Pseudalopex culpaeus) con flechas, ojotas, cestería en espiral, hojas de coca en bolsas con diseños (chuspas y wayuñas), restos de llamas (Lama glama), semillas rituales de huayruros del oriente (Ormosia coccinea), peinados con moños embarrilados, maíces y otros cultivos. Entre los equipos de movilidad caravanera se destacan contenedores tejidos (costales y talegas), sogas, ganchos de atalaje, cencerros y algunos restos marinos.
De acuerdo con lo anterior, se reconoce un predominio de ofrendas locales como se esperaría para un cementerio que representa a una población agraria estable, con una alta producción de cultivos alimenticios (García y Uribe Reference García and Uribe2012; Moragas Reference Moragas1995; Núñez Reference Núñez1985, Reference Núñez2020). Por otro lado, se observó una menor representación de componentes externos recepcionados por la movilidad regional.
Por otra parte, la recurrencia de objetos de este oasis en los cementerios del litoral, donde radicaban asentamientos de pescadores en Bajo Molle y Patillos (Nielsen ca. Reference Nielsen1950), presupone que las conexiones eran fluidas.Footnote 2 Estos componentes Pica-Tarapacá reiterados están presentes en todos los sectores del cementerio Pica-8 y caracterizan a los contextos propios del oasis, siendo en su mayoría los mismos que se desplazaron durante la circulación caravanera hacia la costa.
Paleodieta, movilidad e isótopos estables en Pica-8
Para evaluar la movilidad y la dieta, se desprende que las ofrendas, si bien señalan conexiones costeras, requieren esclarecer con más precisión el origen de los alimentos consumidos. Para este efecto los análisis de isótopos estables consideraron una muestra de 26 individuos asociados a las ofrendas referidas. Los resultados fueron publicados previamente en Santana-Sagredo y colaboradores (Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2015, Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2019). De los individuos analizados se obtuvieron 26 muestras óseas (en su mayoría costillas) para análisis de isótopos estables de δ13Ccol y δ15N en colágeno, y δ13Cap y δ18O en bioapatita. Al mismo tiempo se llevaron a cabo análisis de δ13Cap y δ18O en esmalte dental para 17 de los 26 individuos aquí considerados. Las estimaciones de sexo y edad fueron realizadas por Retamal y colaboradores (Reference Retamal, Pacheco and Uribe2012).
Los primeros análisis isotópicos de carbono y nitrógeno en colágeno de hueso, junto con esclarecer las fuentes alimentarias extra locales, han dado pautas precisamente sobre la circulación internodal. Se ha sugerido que, entre dos hombres y cuatro mujeres adultas, inhumados en Pica-8, el consumo de alimentos marinos presenta un alto nivel trófico, asociado a la ingesta de maíz, a consecuencia de posibles traslados de agrupaciones menores hacia la costa, o viceversa, que intercambian y retornan al oasis (Petruzzelli et al. Reference Petruzzelli, Roberts, Pate, M. Santoro, Chris Carter and Westaway2012). Estudios más recientes han profundizado estos análisis, considerando esta vez 26 individuos (Tabla Suplementaria 3), provenientes de diversos sectores del mismo cementerio, ampliándose las variaciones alimentarias (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2015, Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2019). A partir del análisis de isótopos estables de δ13C, δ15N y δ18O se han obtenido nuevas interpretaciones para el estudio de la dieta y movilidad en Pica-8. Un examen global del sitio señala la identificación de cuatro grupos dietarios.
El primero es dominado por un probable consumo marino y de maíces (Figuras 3a y 3b). Si bien los altos niveles de δ15N sugieren consumo de dieta marina, también podrían verse elevados por la ingesta de cultivos como el maíz, fertilizado con guano de aves marinas (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Lee-Thorp, Agüero, Uribe and Lemp2017, Reference Santana-Sagredo, Schulting, Méndez-Quiros, Vidal-Elgueta, Uribe, Loyola and Maturana2021; Szpak et al. Reference Paul, Millaire, White and Longstaffe2012). Esta observación se ve reforzada al detectarse altos niveles de isótopos de nitrógeno en cultivos de Pica-8 (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Méndez-Quiros, Vidal-Elgueta, Uribe, Loyola and Maturana2021) y la ausencia de un posible efecto reservorio marino en las dataciones pareadas de textiles y humanos con altos valores de δ15N (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Lee-Thorp, Agüero, Uribe and Lemp2017). La diferencia entre las fechas radiocarbónicas pareadas de individuos que consumirían una dieta marina (con valores de δ15N sobre 20‰) y su textil asociado es mínima, entre cuatro y diez años. Esto se contradice con lo esperado para una dieta marina, en la cual la diferencia entre fechados pareados debería ser mayor, entre los 100 y 600 años, dependiendo del comportamiento de las surgencias marinas (Carré et al. Reference Carré, Jackson, Maldonado, Chase and Sachs2016; De Pol Holz et al. Reference De Pol Holz, Robinson, Hebbeln, Sigman and Ulloa2009). Es más, recientes análisis de compuestos específicos en isótopos de carbono en individuos de Pica-8 sugieren que el consumo de dieta marina podría haber sido menor a lo previamente estimado (Mora et al. Reference Mora, Pacheco, Roberts and Smith2018). Por esta razón, los valores de δ15N en Pica-8 deben ser considerados con cautela: en una posible dieta marina, el rol del consumo de cultivos fertilizados, o el efecto de ambos factores. Llama la atención que la mayoría de los individuos asociados a este grupo provienen del sector I del cementerio, aunque también se observan en entierros de los sectores D y G.
En el segundo grupo se observa también un alto consumo de maíz a base de los altos valores de δ13C, tanto en colágeno como bioapatita (esmalte dental y hueso). Por su parte, los isótopos de nitrógeno presentan valores algo más bajos en relación con el primer grupo, alrededor del 16‰. Esta disminución en el δ15N puede guardar relación con un menor consumo de dieta marina, con la ingesta de diferentes especies de pescado de bajo nivel trófico en lo que se refiere al primer grupo (Figuras 3a y 3b). De modo que la identificación de guano de aves marinas en cultivos arqueológicos, trasladado al oasis como fertilizante, podría explicar el discreto acceso de los alimentos costeros probados desde un análisis reciente (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Méndez-Quiros, Vidal-Elgueta, Uribe, Loyola and Maturana2021). En ambos grupos (1 y 2) la mayor parte de los individuos posee un origen local en relación con su infancia y sus últimos años de vida, de acuerdo con sus valores isotópicos de oxígeno tanto en esmalte dental como en apatita de hueso (Figuras 3c y 3d), los cuales se asimilan a los valores de oxígeno en aguas provenientes de los oasis de Pica (Aravena Reference Aravena1995; Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2019). Este grupo está representado en los sectores A, B, D, F y G. Aquí no hay individuos del sector I, donde son más comunes las ofrendas vinculadas con el litoral.
El tercer grupo se corresponde con individuos de dietas distintas a los mencionados previamente y con posibles orígenes geográficos diferentes al oasis de Pica (Figuras 3a-3d). Al menos tres individuosFootnote 3 (SE-T3-mujer, SD-T29 hombre, SI-T46 mujer) evidencian una dieta con mayores componentes de recursos terrestres, incluyendo la ingesta de proteína proveniente de camélidos y/o roedores, y menor consumo de maíz dados sus bajos valores de δ13C (colágeno y bioapatita de esmalte dental y hueso) y δ15N. Es altamente probable que estos tres individuos hayan provenido de las tierras altas de acuerdo con su composición empobrecida en 18O, lo que sugiere un consumo de aguas de puna o altiplano (Aravena Reference Aravena1995). La muestra femenina de la tumba 3 (SE) presenta ofrendas del patrón Pica-Tarapacá, caracterizado por bolsas con diseños y listadas, cinturón de cuero con borlas, honda, olla asimétrica, espinas de cactus y el frecuente cántaro globular de base cónica presente en la mayoría de las secciones. Estas evidencias indicarían que, si bien esta persona provenía de un origen geográfico externo a Pica, consumiendo una dieta no local, formaba parte de los rituales funerarios propios de la comunidad local (Núñez Reference Núñez2020). Es más, uno de ellos, correspondiente también a una mujer (SI-T46), mantuvo una dieta terrestre hasta su temprana juventud para después transitar durante sus últimos años de vida a otra marina o productos de cultivos fertilizados (maíz), similar al primer grupo, otra señal de la conexión oasis–costa. Por su parte, el individuo masculino SD-T29 posee una dieta caracterizada por una ingesta de proteína de animal terrestre, cultivos C3 como papa (Solanum tuberosum) y quínoa (Chenopodium quinoa), y un bajo consumo de maíz. Destaca la presencia en su ajuar de plumas de ave tropical y de avestruz. A pesar de no haber ingerido una cantidad importante de maíz en su dieta, fue enterrado con marlos asociados a una boleadora y carcaj de zorro.
El cuarto grupo se compone de un individuo, también mujer (SI-T9), no vinculado a los anteriores, con un alto consumo de alimentos marinos y baja ingesta de maíz, lo que podría asociarse a un posible origen y/o larga permanencia costera (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2015). Esta evidencia también se relaciona con una composición isotópica muy enriquecida en 18O que contrasta con los valores de δ18O para el oasis de Pica como para las tierras altas. Entre sus ofrendas destacan rubros comunes a la comunidad local como un cesto en espiral, plato semiglobular y dos talegas listadas de amplia distribución en Pica-8, por lo que se asume que formaba parte del ritual funerario Pica-Tarapacá junto a otros objetos identitarios (Núñez Reference Núñez2020). Es probable que en este caso las actividades en el litoral fueran prolongadas, diferentes y complementarias a los contactos transitorios caravaneros. Estos indicadores de movilidad y contactos costeros detectados en el sector excavado I habrían ocurrido a través de estadías restringidas, puesto que la evidencia isotópica, salvo una excepción, respondería a orígenes locales vinculados con una mayor permanencia en el oasis, a base de los isótopos de oxígeno, además de una dieta alta en consumo de maíz (Figuras 3c y 3d). Se ha observado que en la costa la ingesta de maíz habría sido más bien baja y poco frecuente (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2019) en respuesta a su carácter de alimento traficado en los casos analizados.
Un conjunto de ofrendas diferentes, proveniente del altiplano, se ha observado en la sección G, e incluye un textil Tiwanaku, cuyos cuerpos al ser inhumados en Pica-8 compartirían con la comunidad local el espacio funerario (Núñez Reference Núñez2020). Estos individuos en particular no han sido todos analizados en los estudios de dieta y movilidad, por lo que no es posible evaluar su foraneidad con certeza. No sabemos si fueron individuos con ofrendas foráneas derivadas de sus contactos interculturales con las tierras altas o si bien no son locales, asociados al traslado de bienes intrusivos, dispuestos con otros recepcionados desde las comunidades del oasis.
Ofrendas y dietas por sectores e inhumaciones del cementerio Pica-8
Al comparar la frecuencia de los ajuares funerarios con la obtenida para isótopos estables, se observa que la variabilidad en la dieta reportada para el cementerio Pica-8 no se relaciona con las ofrendas asociadas. En este sentido, individuos que presentan diferentes composiciones alimentarias, ya sean marinas o con cultivos fertilizados, mixtas terrestres-marinas, terrestres o bien con alto consumo de maíz, comparten contextos culturales en su mayoría de origen local, incluyéndose principalmente los grupos textiles y cerámicos. En cuanto a las ofrendas mayoritarias sobre tres registros en las inhumaciones muestreadas, los textiles asociados al grupo 1 se presentan en dos sectores excavados, al grupo 2 en seis sectores, al grupo 3 en dos sectores y al grupo 4 en tres sectores. En las evidencias cerámicas el grupo 1 se sitúa en dos sectores y el grupo 2 en uno. Los restos de fauna y flora integran al grupo 1 en dos sectores, al tanto que los objetos en madera se asocian al grupo 2 en un sector y también al grupo 3 en un sector. El ítem varios se asocia a los grupos 1, 2 y 3 y se presentan en distintos sectores cada uno. De acuerdo con la movilidad, tanto el grupo 1 como el 2 presenta evidencias del manejo de caravanas, registradas sólo en un sector (Figura 4).
Es necesario explicar la escasa presencia de objetos, alimentos y residuos costeros en general en la mayoría de los sectores de Pica-8. De las 26 inhumaciones analizadas sólo una contiene evidencia asociada con la costa y corresponde a la tumba 54 del Sector D. Se trata de un individuo local asociado al grupo 2, con un consumo mixto de dieta marina-terrestre y maíz, que junto a ofrendas locales identitarias presenta intrusiones significativas movidas desde la selva, tierras altas y el litoral, como plumas tropicales, loro, espinas de pescados, concha marina, sonajero con huevos de pescado (raya, Raja clavata) y un cencerro caravanero. Por otra parte, la presencia de maíz se reporta para un total de siete tumbas muestreadas en los sectores A, D, E y F. No obstante, la mayoría de los individuos (exceptuando los cuatro no locales) muestran una considerable ingesta de maíz en sus dietas, sorprendiendo la baja frecuencia de este cultivo en el ajuar funerario muestreado, descartándose una obligada correlación proporcional entre alimentación y ofrendas.
En relación con la frecuencia de las ofrendas originadas en el oasis y las foráneas derivadas del tráfico regional y sus locaciones en los distintos sectores excavados, la tendencia indica un predominio de evidencias locales sobre las externas en las secciones A, B, E, F, I y D. Sin embargo, en el sector I hay casos combinados que tienden a equipararse, o duplican a los registros foráneos como se observa también en las secciones D y E. El caso de las ofrendas en la sección I y D es notorio, donde los objetos intrusivos superan levemente a los locales, mientras que en la sección G, con cuerpos y ofrendas vinculadas con el altiplano, se notan también indicadores del oasis.
De esta manera, en la mayoría de los sectores excavados no se presentan concentraciones de ofrendas foráneas. En los sectores A y B el predominio de componentes locales muestreados es notorio, mientras que en el sector D, aunque en cinco casos abundan las evidencias del oasis, en otros dos las tendencias se igualan y aun en otro los marcadores foráneos superan a los locales. Es posible admitir que este sector muestra que los factores de movilidad fueron más comunes, tal como se reconoce en el individuo T54 (masculino) ya mencionado.
En los sectores E y F los registros tienden a ser más locales, diferentes a G, donde los casos muestreados se asocian también a ofrendas locales; no obstante, otros registros no analizados de este sector reúnen componentes altiplánicos. En el sector I la situación es algo similar, por cuanto se observan cinco casos con evidencias locales dominantes, mientras que, en otro registro, ambos se igualan y aun en uno próximo los marcadores foráneos son mayores. Se ha indicado que en este sector la tendencia a la movilidad internodal fue significativa como se desprende de un caso femenino con costales de carga y cencerro caravanero.Footnote 4 Sin embargo, presenta una clara tendencia a compartir dieta y origen geográfico local.
Otros individuos con ofrendas de origen foráneo y local, como ocurrió en tres inhumaciones localizadas en los sectores D e I (SD-T45 y T54, SI-T3), presentan marcadores de movilidad como las plumas tropicales junto a valores isotópicos locales, tanto en términos de dieta como lugar de origen. Al contrario, las inhumaciones SE-T3 y SD-T29 corresponden a individuos no locales según su composición isotópica. Estas evidencias indicarían que efectivamente ciertas agrupaciones del oasis de Pica estaban insertas en circuitos de movilidad y que aquellos individuos foráneos se habrían integrado a las comunidades locales sin desprenderse de ciertas identidades originarias, tal como se observó en el sector G donde se advierte una combinación entre ofrendas locales y altiplánicas, incluyendo atributos rituales diferentes.
Desde esta cuantificación se plantea que las ofrendas relacionadas con la movilidad costera detectadas en Pica-8 no habrían sido frecuentes. Esto llama considerablemente la atención, sobre todo para el sector I donde observamos los valores de isótopos de nitrógeno más alto, lo que sugeriría una dieta marina. Sin embargo, el enriquecimiento en 15N, asociado al consumo de cultivos fertilizados con guano de pájaros marinos, podría explicar la baja incidencia de una dieta costera (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Méndez-Quiros, Vidal-Elgueta, Uribe, Loyola and Maturana2021).
Esto no significa que hubo mínimas conexiones con la costa. La prospección de la ruta caravanera transdesértica entre Pica y la costa ha probado el traslado de recursos marinos y del oasis a través de excavaciones en campamentos intermedios como Pintados-3, donde se ofrendaron abundantes restos de alimentos internodales. Se trata de maíces (Zea mays) desgranados y esqueletos de pescados descarnados, depositados durante rituales ejecutados frente a los geoglifos de Pintados, a 30 km al oeste de Pica, junto a la ruta que conduce al oasis. Estas ofrendas asociadas al tráfico regional con componentes Pica-Tarapacá se han datado en un socavado a los 990-1180 cal dC, sincrónico con las fechas de Pica-8 (Briones et al. Reference Briones, Núñez and Standen2005; Figura 5).
El registro de pluma tropical en Pintados-3 y un esqueleto completo de pescado, enterrado y ofrendado al pie de una pictografía que representa una caravana de llamas, ubicada aguas arriba de Pica-8, señalan otra relación: costa–oasis–altiplano (Núñez y Briones Reference Núñez and Briones2017). Los pescados de Pintados-3 derivarían de la técnica del descarnado para la preparación de trozos secos y salados (charqui), implicados con las cargas movilizadas a los oasis. Trozos similares, encontrados en el cementerio de Bajo Molle en la costa contigua a Pica (Nielsen ca. Reference Nielsen1950) sugieren el posible punto de origen de estas ofrendas.
Por lo anterior, se considera que ciertos alimentos marinos fueron consumidos, pero mayormente no ofrendados en el cementerio Pica-8. Es posible que esta situación sea distinta en sitios de uso doméstico, tal como se comprobó en el campamento Pica-48, con inhumaciones ocasionales, situado a 4 km al este de Pica-8, donde se registraron descartes de alimentos marinos que demostraron que en sólo 16 m2 había más evidencias que las ofrendadas en Pica-8 (Briones et al. Reference Briones, Núñez and Standen2005; Núñez Reference Núñez2020). Con respecto a la presencia de maíces en la costa cercana al oasis de Pica, éstos se han constatado en diversos cementerios sincrónicos desde eventos formativos y posteriores (Nielsen ca. Reference Nielsen1950).
Discusión
Las relaciones entre dieta y movilidad han involucrado diferentes orígenes geográficos vinculados con diversos factores que abarcan desde aspectos político-sociales hasta distintas escalas de movilidad y acceso a alimentos suplementarios, fertilizantes para cultivos y otros bienes foráneos domésticos y simbólicos, obtenidos a través del transecto costa–oasis–tierras altas donde ocurrió la circulación caravanera Pica-Tarapacá. En este sentido, el sector I del cementerio representaría mejor el movimiento entre el oasis de Pica y la costa, a través de ciertas agrupaciones que habrían descendido con un carácter transitorio como ocurrió con la movilidad caravanera. Por lo mismo, presenta una marca isotópica derivada de dietas mixtas locales y marinas o de cultivos fertilizados. Los contextos funerarios asociados, incluyendo aquellos que no se muestrearon en este análisis, contienen evidencias de conexiones directas o indirectas con el litoral: restos de pescados (T-30, T-48, T-59), escamas (T-2), conchas en collar (T-4, T-60) y conchas no intervenidas (T-11, T-18, T-25); además de útiles caravaneros: cencerros y badajos (T-3, T-38, T-42, T-69), ganchos de atalaje (T-3, T-11, T-13, T-14B, T-55, T-66) y costales de cargas caravaneras (Cases Reference Cases2004).
Un caso diferente es el individuo masculino T-29 del sector D, que consumió una dieta terrestre de proteína proveniente de camélidos y/o roedores, con menor consumo de maíz. Esto se infiere por los bajos valores de δ13C y δ15N en su colágeno y bioapatita (esmalte dental y hueso), opuesta a los valores isotópicos de individuos nacidos y crecidos en el oasis. Al mismo tiempo, habría bebido agua por sobre los 3.900 m snm, lo que sugiere un posible origen o permanencia no local, debido a sus diferentes valores de δ18O, los cuales son más bajos de los observados en el oasis de Pica (Aravena Reference Aravena1995; Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2019). Esta relación con ambientes altos se corresponde con sus ofrendas asociadas, como una boleadora, utilizada precisamente en el altiplano fronterizo de Pica durante el periodo Intermedio tardío-Inca en la localidad de Usamaya (Núñez Reference Núñez2020; Sanhueza y Olmos Reference Sanhueza and Olmos1982). En el oasis de Pica no hay fauna para esta clase de arma, de modo que se propone que este individuo articuló el borde altiplánico entre la laguna del Huasco y las planicies limítrofes en tareas complementarias, vinculadas con la crianza y el aprovisionamiento de carne de camélidos. Su contexto funerario ratifica la disposición de ofrendas intrusivas de altura: minerales de cobre, pigmento de óxido de cobre, lito pulido (¿turquesa?), pulsera de cobre, plumas de guacamayos y de ñandú del norte (Rhea pennata). Es muy posible que su dieta altiplánica se sustentó, a juzgar por las ofrendas, en tubérculos y quínoa (Chenopodium quinoa; Núñez Reference Núñez2020). Por otra parte, la presencia asociada al carcaj con flechas, semillas de algarrobo (Prosopis chilensis), hojas de molle (Schinus molle), trenzas embarriladas, camisón con diseños locales, ojotas y maíz, lo vincula también con componentes locales. Al respecto, se destaca el hecho de que este individuo presenta ofrendas de maíz, siendo que fue lo menos que consumió, pero era de valor ritual para quienes desde la localidad optaron por incluirlo durante la inhumación.
De modo que estas evidencias bivalentes examinadas en el sector D (T-29) indicarían que efectivamente permaneció en las tierras altas y al pertenecer a la comunidad local Pica-Tarapacá le dispusieron ofrendas propias del oasis. Al respecto, se han constatado en el altiplano aledaño durante el periodo Colonial grupos dedicados a la crianza y mantención de rebaños de llamas para el uso y consumo en el oasis de Pica (Villalobos Reference Villalobos1979).
Las relaciones entre Pica y el altiplano ocurrieron en este periodo de acuerdo con las ofrendas registradas y han persistido hasta hace algunas décadas en términos etnográficos con las agrupaciones Carangas del pueblo fronterizo de Llica, movilizadas en caravanas (Núñez Reference Núñez1985). También es posible que se hayan incorporado a Pica agrupaciones reducidas prehispánicas desde las tierras altas. En este sentido en el sector G, datado alrededor de los 680-1000 dC, se registraron 36 inhumaciones de las cuales se muestrearon seis individuos, resultando sólo uno con dieta marina asociada a escasas sardinas. Sin embargo, los cinco individuos restantes presentan una dieta probablemente mixta terrestre-marina, de acuerdo con los análisis isotópicos. Es precisamente aquí donde se ha identificado un posible grupo de tierras altas o bien de piqueños asociados con componentes altiplánicos netos. No obstante, todos muestran una clara señal local tanto dietética como en sus ajuares. Se asume que el fallecer en el oasis implicaba acoger los rituales locales y agregar algunas ofrendas derivadas de algún espacio vinculante alejado. Esta explicación en términos de asociación entre evidencias locales y altiplánicas sugiere además que, si efectivamente eran grupos allegados o no locales, las relaciones interétnicas fueron efectivamente armónicas de acuerdo con el desarrollo del tráfico. Estas ofrendas foráneas estaban junto a componentes Pica-Tarapacá: cerámica Chiza modelado, capachos de carga, cobertores gruesos felpudos con flecos, costal listado de carga y el tradicional tocado de cestería policromo con tablillas y penacho de plumas exóticas. En consecuencia, estos individuos foráneos de cierto estatus se habrían incorporado a la comunidad local y apoyarían la hipótesis de la introducción de gentes con dietas altiplánicas, sugeridas por el análisis isotópico para otros sectores del cementerio. Aun así, se plantea como hipótesis alternativa que los individuos del sector G hayan sido locales, ya que sus isótopos de oxígeno sugieren un origen en los oasis de Pica durante su infancia y sus últimos años de vida. Habrían ascendido a las tierras altas, interactuando con las poblaciones de esa región, trayendo consigo objetos de la conexión altiplano-yungas (por ejemplo, plumas de guacamayos), pero manteniendo una dieta mixta terrestre-marina de acuerdo con sus prácticas de movilidad.
Por todo lo anterior la evidencia isotópica resulta clave para sostener eventos de interacciones extra locales, toda vez que los escasos restos de alimentos marinos ofrendados no están siempre presentes en los registros funerarios. Su valoración sobre las dietas locales los transformó en un recurso selectivo.
Conclusiones
El liderazgo de las comunidades Pica-Tarapacá construyó un paisaje geopolítico que incluyó estrategias sociales, económicas y simbólicas para acceder al litoral en este ámbito híperdesértico, a través de una red de circulación internodal. En esta dirección se incluyen recientes análisis isotópicos para avanzar la proposición que señala que el oasis de Pica actuó como un nodo central en uno de los sistemas de tráfico interregional costa–oasis–altiplano–tierras bajas orientales. En conjunto, los contextos funerarios comparados, fecas de llamas y ofrendas en los campamentos intermedios, además de la distribución de los geoglifos, rutas caravaneras, objetos en huellas e inhumaciones asociadas, permiten un acercamiento holístico para esclarecer la naturaleza de las interacciones entre la diversidad de recursos del perfil macrorregional (Núñez y Briones Reference Núñez, Briones, Vega-Centeno and Dulanto2020).
Efectivamente, los datos cruzados hasta ahora habían documentado un conjunto de evidencias entre sitios, explicando las relaciones directas entre las poblaciones enterradas en Pica-8 y los contextos funerarios costeros. Los análisis isotópicos presentados han identificado diversos patrones dietéticos, destacando mayoritariamente un consumo de origen local, representado por los grupos 1 y 2. Ambos comparten el maíz como uno de los mayores contribuyentes a su dieta, de acuerdo con la alta frecuencia en las ofrendas funerarias, siguiendo los altos valores de δ13C, mientras que las diferencias entre ellos se observan en los isótopos de nitrógeno con el primer grupo, presentando mayor ingesta de recursos costeros, y aunque este predominio es relativo, demuestran que estos cultivos fueron fertilizados con guano de pájaros marinos (Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Méndez-Quiros, Vidal-Elgueta, Uribe, Loyola and Maturana2021).
El segundo grupo representaría una dieta mixta terrestre-marina, probablemente con un consumo de recursos del litoral de baja escala trófica. Al mismo tiempo, se logró identificar al menos cuatro individuos procedentes de espacios diferentes donde habrían tenido acceso a distintas dietas, desde la costa y las tierras altas, de acuerdo también con algunas ofrendas extra locales, documentadas en ciertas secciones de Pica-8, derivadas del régimen de movilidad multidireccional centrado en este oasis.
Aunque el consumo de alimentos marinos de acuerdo con el análisis isotópico se representa con una alta frecuencia, podrían haber estado presentes en la dieta de individuos enterrados en Pica-8, a consecuencia de su consumo en la costa o de su ingesta en el oasis. Aquellos que retornan a su cabecera se entierran en Pica-8 después de haber mantenido dietas costeras, sin acompañarse necesariamente de objetos y alimentos del litoral, sino más bien junto a ofrendas que responden a sus identidades originarias (Núñez Reference Núñez2020).
Se propone que los consumos marinos mayores se vincularían con actividades encargadas de la producción directa de recursos, con permanencias prolongadas en la costa. En contraste, aquellos individuos de ingesta costera menor incluirían a las agrupaciones vinculadas con la circulación caravanera, correspondientes a las comunidades del interior. Por otra parte, los residentes que vivieron más largo tiempo en el oasis, con mayor sustento agrario, pudieron combinar selectivamente los ocasionales alimentos del mar con las dietas locales cotidianas.
Se propone que en el oasis de Pica el aporte vegetal, maíz en particular, cumplió un rol significativo, sumado a los alimentos marinos intrusivos y los cárneos más complementarios, a juzgar por los restos de camélidos ofrendados en Pica-8 y por la cercanía de las cuencas altoandinas forrajeras (por ejemplo, la laguna del Huasco). En este sentido se acepta que la alta tasa de edades longevas en Pica-8, por sobre los 60 años (Retamal et al. Reference Retamal, Pacheco and Uribe2012), se explicaría precisamente por el consumo combinado de alimentos agrarios mayoritarios en un microclima piemontano estable y templado, con recursos suficientes para sostener comunidades densas, sustentadas en el manejo agrícola con excedentes movilizados entre pisos ecológicos (García y Uribe Reference García and Uribe2012; González Reference González2006; Núñez Reference Núñez1985, Reference Núñez2020; Núñez y Briones Reference Núñez and Briones2017).
Aunque el consumo marino fue selectivo, las evidencias entre sitios sostienen que las conexiones con el litoral fueron regulares y los traslados temporales e intermitentes bajo un patrón de doble residencia para aquellos especializados en las operaciones costeras. A su vez mantenían relaciones de coexistencia y fusión no tensionadas con la población originaria del litoral donde, si fallecían los enterraban con las ofrendas propias de las tradiciones Pica-Tarapacá.Footnote 5 Por su parte, los que retornan y se inhuman en Pica-8 no lo hacen con objetos costeros, manteniendo la identidad funeraria de la comunidad local con ofrendas del oasis, disponiéndose en distintos sectores. Puesto que se trata de un cementerio muy denso, no es posible asegurar si aquellos que vivieron largas temporadas en el litoral se enterraron en un sector más específico. Algunos indicios se advierten en la sección I, acompañados de objetos usados en el equipamiento caravanero. Por otra parte, la alta frecuencia de descartes de pescados en el asentamiento Pica-48, desde una perspectiva de asentamientos domésticos, documenta las conexiones con el litoral, dato que se apoya en la abundancia de pescados ofrendados en uno de los campamentos caravaneros de la ruta Pica–costa con componentes Pica-Tarapacá (Núñez Reference Núñez2020; Núñez y Briones Reference Núñez and Briones2017, Reference Núñez, Briones, Vega-Centeno and Dulanto2020). Durante el periodo Inca los traslados hacia la costa continuaron con más intensidad, estableciéndose un cementerio (Pica-7) correspondiente a una comunidad local de pescadores especializados con balsas de tres cuerpos y equipos costeros que incluían también portacargas escalerados, similares a los registrados en el puerto de tráfico de Soronal (Núñez Reference Núñez1985; Núñez y Briones Reference Núñez, Briones, Vega-Centeno and Dulanto2020).
Estas conexiones continuaron aun durante el contacto histórico del siglo dieciséis, con agrupaciones del oasis de Pica y del valle de Tarapacá, cuando en el año 1558 se decía: “que allá en la mar están los yndios de Tarapacá o Pica todos juntos” (Barriga Reference Barriga1955:310-311). Ocho años después se convocan y participan en un mismo territorio, hablan la misma lengua y usan los mismos trajes (Martínez Reference Martínez2011). Las elites Pica-Tarapacá contaban con los recursos del litoral aun durante los años 1570 y 1575, al recibir los tributos en pescado seco y salado (Cúneo Reference Cúneo Vidal1930; Villalobos Reference Villalobos1979). Estas conexiones incluyeron las cargas del guano de pájaros como fertilizante para los oasis y valles tarapaqueños, constatado desde el periodo prehispánico, reactivándose las caravanas de llamas en su traslado durante el siglo dieciséis (Acosta Reference Acosta1940 [1590]; Cieza de León Reference Cieza de León1962 [1553]; Santana-Sagredo et al. Reference Santana-Sagredo, Schulting, Méndez-Quiros, Vidal-Elgueta, Uribe, Loyola and Maturana2021).
Agradecimientos
El primer autor agradece las facilidades otorgadas para el estudio de la Colección Ancker Nielsen del Museo Regional de Iquique. Además, el acceso al archivo de geoglifos del área de Pica del investigador Luis Briones, asesor del Museo Arqueológico Municipal de Pica. La segunda autora agradece a la Beca Chile CONICYT, obtenida para sus estudios de magíster y doctorado en el extranjero, al proyecto de postdoctorado FONDECYT 3180317 y al Departamento de Antropología de la Universidad de Chile.
Declaración de disponibilidad
Los datos que sustenta este manuscrito en figuras y tablas se encuentran en el laboratorio y repositorio “Primeros Poblamientos”, a cargo del académico Lautaro Núñez (IIAM-UCN). Los datos radiocarbónicos e isotópicos se encuentran disponibles en las publicaciones Santana-Sagredo y colaboradores Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2015, Reference Santana-Sagredo, Schulting, Lee-Thorp, Agüero, Uribe and Lemp2017 y Reference Santana-Sagredo, Lee-Thorp, Schulting and Uribe2019, y pueden ser solicitados a los autores referidos. La colección bioantropológica y cultural del cementerio Pica-8 se encuentra en el Departamento de Antropología de la Universidad de Chile (Santiago) y la Universidad de Antofagasta, respectivamente.
Material suplementario
Para acceder al material suplementario que acompaña este artículo, visitar https://doi.org/10.1017/laq.2021.82.
Tabla Suplementaria 1. Dataciones por radiocarbono de sitios del circuito oasis de Pica calibradas con la curva SHCal2013 (Hogg et al. Reference Hogg, Hua, Blackwell, Niu, Buck, Guilderson and Heaton2013) en el programa OxCal (Ramsey and Lee Reference Ramsey and Lee2013).
Tabla Suplementaria 2. Frecuencia de contextos culturales asociados a las inhumaciones muestreadas, sometidas a análisis isotópicos. Se indican las secciones, número de cuerpo y sexo, estableciéndose sus recurrencias entre los diversos sectores excavados.
Tabla Suplementaria 3. Valores de isótopos estables de carbono y nitrógeno en colágeno, y carbono y oxígeno en bioapatita de 26 individuos del cementerio Pica-8.