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El Grupo Bunge y la Política Económica del Primer Peronismo, 1943–1952

Published online by Cambridge University Press:  05 October 2022

Claudio Belini*
Affiliation:
CONICET, Universidad de Buenos Aires
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Resumen

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Este trabajo analiza la influencia política e ideológica que el grupo de discípulos de Alejandro Bunge tuvo en la definición de la política económica del primer peronismo. Se sostiene que su postura favorable a la industrialización en los debates de la entreguerra y el influjo que el catolicismo social ejerció en sus miembros le permitió al grupo ejercer influencia sobre la dictadura militar de 1943. El artículo estudia el papel del grupo en la Secretaría de Industria, la elaboración del primer régimen de promoción industrial y los debates económicos de la inmediata posguerra. Se argumenta que el grupo Bunge desempeñó un rol decisivo en la orientación de la política industrial peronista, moldeando sus características básicas y brindando al régimen de Perón los argumentos que la justificaban. A propósito de ello, el trabajo discute la interpretación que otorga excesivo énfasis a factores políticos y sociales, como el enfrentamiento de Perón con los Estados Unidos y las demandas del movimiento obrero, en la orientación que tomó la política industrial peronista.

Abstract:

ABSTRACT:

This paper analyzes the political and ideological influence that the group of disciples of Alejandro Bunge exerted over the definition of the economic policies during the first Peronist administration. It argues that the group's support for industrialization during the interwar period as well as the pressure exerted by social Catholicism upon its members allowed the group to manipulate the 1943 military government. Moreover, this article examines the role of the group in the Industry Secretariat, the formation of the first programof industrialpromotion,and the economicdiscussionsheldduring the postwarperiod. It argues that the Bungegroup playeda decisive role in the orientationof Peronistindustrial policies, shapingits basic characteristics, and justifying the policies. In this sense, this paper questions the argumentthatoverlyemphasizesthe importanceof politicalandsocialfactors that oriented Peronist industrial policies, such as Peron's confrontation with the UnitedStates and the demands of the labor movement.

Type
Research Article
Copyright
Copyright © 2006 by the University of Texas Press

Footnotes

Agradezco los comentarios que, a versiones previas de este trabajo, realizaron Hilda Sabato, Juan Carlos Korol, Luis Alberto Romero, Loris Zanatta y los árbitros anónimos de LARR.

References

1. La CEPAL sostenía la tesis de que el deterioro de los términos de intercambio y el desequilibrio de la balanza de pagos, atribuidos inicialmente a la capacidad de los países industriales de retener los frutos del progreso técnico, sólo podían ser resueltos mediante la industrialización. Véase, E. V. K. Fitzgerald, “ECLA and the Formation of Latin American Economic Doctrine,” en David Rock (ed.), Latin America in the 1940s (Berkeley: University of California Press, 1994), y Joseph Love, “Economic Ideas and Ideologies in Latin America since 1930,” en Leslie Bethell (ed.), Ideas and Ideologies in Twentieth-Century Latin America (Cambridge: Cambridge University Press, 1996), 207–237.

2. Alberto Ciria, Política y Cultura Popular: la Argentina peronista (Buenos Aires: De la Flor, 1983), 18; Fermín Chávez, Perón y el justicialismo, (Buenos Aires: CEPAL, 1984), 27–29.

3. Juan Llach, “El Plan Pinedo de 1940, su significado histórico y los orígenes de la economía política del peronismo,” Desarrollo Económico 92 (enero-marzo de 1984): 515–57.

4. Carlos Altamirano, Bajo el signo de las masas, 1943–1973 (Buenos Aires: Ariel, 2001), 25.

5. Sobre este punto véase Kathryn Sikkink, “The Influence of Raúl Prebisch on Economic Policy-Making in Argentina, 1950–1962,” Latin American Research Review 23 (2): 91–114(1988).

6. Arturo O'Connell, “La Argentina durante la Depresión. Los problemas de una economía abierta,” en Rosemary Thorp (comp.), América Latina en los años treinta (México: Fondo de Cultura Económica, 1988); y Javier Villanueva, “El origen de la industrialización argentina,” Desarrollo Económico 47 (octubre-diciembre de 1972): 451–478. Para un análisis de la literatura sobre la cuestión industrial, véase Juan Carlos Korol e Hilda Sabato, “Incomplete Industrialization: An Argentine Obsession,” Latin American Research Review 25 (1): 7–30 (1990).

7. Un estudio limitado a los años 1918–1930 es el Juan Llach, La Argentina que no fue (Buenos Aires: IDES, 1985). Sobre su fundador véase, José Luis de Imaz, “Alejandro E. Bunge, economista y sociólogo,” en Desarrollo Económico 55 (octubre-diciembre de 1974): 545–67.

8. Revista de Economía Argentina (en adelante REA), (julio de 1918): 1.

9. Alejandro Bunge (1880–1943) obtuvo el título de ingeniero en la Universidad Real de Sajonia en 1903. Fervoroso militante católico dirigió, desde 1912, los Círculos de Obreros Católicos. Fue catedrático de la Universidad de Buenos Aires y de La Plata, director de Estadística del Departamento Nacional del Trabajo (1913–1915), de la Dirección General de Estadística (1915–1920 y 1923–1925) y ministro de Hacienda de la provincia de Santa Fe (1930–1931).

10. REA (septiembre de 1922): 183–96.

11. REA (octubre-noviembre de 1922): 269–272; Bunge presidió la comisión asesora sobre aranceles y otra sobre régimen impositivo.

12. Alejandro Bunge, “Un proyecto peligroso. Significado económico y fiscal del proyecto aduanero del ministro Molina,” REA (enero y febrero de 1925): 33–41.

13. “La República Argentina define su política económica nacional,” REA (febrero de 1931).

14. La dirección recayó en Bunge, quien fue secundado por un consejo directivo formado por sus discípulos.

15. La doctrina social católica está constituida por los documentos de la Iglesia que desde la encíclica Rerum Novarum (1891) constituyeron una respuesta a los desafíos abiertos por la modernidad y articularon un conjunto de ideas sobre la sociedad, el papel del hombre y el orden económico.

16. Loris Zanatta, Perón y el mito de la Nación Católica, (Buenos Aires: Sudamericana, 1999), 205–206. Una influencia importante fue la de Gino Arias (1879–1940), un economista católico que había sido director de la Revista de Economía de Roma y catedrático en las universidades de Florencia, Génova y Roma. Arias, de origen judío, debió emigrar a la Argentina en 1938, donde fundó el Instituto de Investigaciones Económicas, Sociales y Financieras de la Universidad del Tucumán. Véase REA (abril de 1942): 102–106 y 121–122.

17. Emilio Llorens y Rafael García Mata, “La minería en la Argentina,” en REA (junio de 1939): 169.

18. Alejandro Bunge, Una Nueva Argentina, (Buenos Aires: Kraft, 1940), 211. El carácter subsidiario de las exportaciones industriales era compartido por Luis Colombo, presidente de la UIA. Véase Revista de la Unión Industrial Argentina (junio de 1945): 15. En contraste, Alejandro Shaw, empresario y miembro de la primera generación de la revista, alertaba sobre los límites del mercado interno. Véase REA (abril de 1940): 119–120.

19. Sobre el tema véase Loris Zanatta, Del Estado Liberal a la Nación Católica (Buenos Aires: UNQ, 1996).

20. En junio de 1943 se constituyó el Instituto de Investigaciones Económicas Alejandro Bunge bajo el cual se agruparon Emilio Llorens, Carlos Correa Ávila, Carlos Moyano Llerena, Jorge Vicien, José Figuerola, José Astelarra, José E. Miguens, César Belaúnde, José Llorens Pastor, Francisco García Olano y Rafael García Mata, entre otros.

21. Naturalizado en 1930, Figuerola se desempeñó como director de Estadística del Departamento Nacional de Trabajo hasta 1943. Sobre la inspiración de la política laboral de Perón en los proyectos de la Acción Católica, véase Lila Caimari, Perón y la Iglesia Católica (Buenos Aires: Ariel, 1995), 70 y Austen Ivereigh, Catholicism and Politics in Argentina, 1810–1960 (New York: St. Martin's Press, 1995), 152.

22. Emilio Llorens nació en 1911. En 1930 se desempeñó como secretario de Bunge cuando éste fue designado ministro de Hacienda de Santa Fe. Graduado ingeniero industrial en 1934, tres años más tarde integró la redacción de la revista y, a partir de 1942, su consejo directivo.

23. Moyano Llerena y Vicien colaboraron en el Consejo Nacional de Posguerra. El primero, un abogado que había estudiado economía en Oxford entre 1937 y 1939, fue nombrado jefe de Investigaciones Económicas del Banco Industrial. Por último, Rafael García Mata, director de la Junta Nacional del Algodón desde 1935, fue designado director General de Agricultura.

24. Anales de la Unión Industrial Argentina (octubre de 1939): 3.

25. El Plan ha sido interpretado por Llach como un cambio parcial de la estrategia de desarrollo ya que alentaba una industrialización exportadora. Sin embargo, el proyecto no incluía claras indicaciones sobre las industrias que podrían alcanzar nuevos mercados externos. Además, las propuestas de Pinedo deben examinarse a la luz de la coyuntura de 1939, marcada por la caída de las exportaciones tradicionales. Sobre el tema véase Gisela Cramer, “Argentine Riddle: The Pinedo Plan of 1940 and the Political Economy of the Early War Years” en Journal of Latin American Studies 30 (3): 519–50 (1998).

26. Emilio Llorens, “La industria y la economía argentina,” REA (julio de 1943): 305.

27. Anales de la Unión Industrial Argentina (noviembre de 1937): 3.

28. Véase el episodio en La Nación, 24 de mayo de 1944 y 27 de mayo de 1944. José E. Miguens, entrevista con el autor, Buenos Aires, 22 de noviembre de 2002

29. Revista de la Unión Industrial Argentina (julio de 1944): 21–23. Véase también, Centro de Importadores, Memoria y Balance. 1944–1945, (Buenos Aires, 1945): 17–19.

30. Una definición similar fue adoptada por el Banco Industrial en agosto de 1944, donde Llorens se desempeñaba como director en representación de la Secretaría de Industria.

31. Decreto 14.630/44 en Decretos del Poder Ejecutivo. Año 1944 (Buenos Aires: 1945): 90–94.

32. Un análisis pionero es el de Javier Villanueva, “Aspectos de la estrategia de industrialización argentina” en Torcuato Di Tella y Tulio Halperin (comp.), Los Fragmentos del Poder (Buenos Aires: Alvarez, 1968), 325–55.

33. “La Desocupación en la Posguerra” en REA (julio de 1945): 351–56.

34. Banco Central de la República Argentina, Informe Preliminar sobre los efectos que tendría en las actividades industriales internas la libre reanudación de las importaciones (Buenos Aires: 1945), 1–4.

35. Ibid., 2.

36. REA (julio de 1945): 360–61.

37. Instituto Alejandro Bunge, Soluciones Argentinas a los problemas económicos y sociales del presente (Buenos Aires: Kraft, 1945), 120.

38. Ibid., 42.

39. John Schellemberg, Los granos argentinos (Buenos Aires: 1943), 16.

40. Instituto Alejandro Bunge, 43.

41. Véase Raúl Prebisch, Obras, 1919–1949, Vol. IV (Buenos Aires: 1993), 207–208. Sobre la brecha abierta en la ortodoxia neoclásica, véase Joseph Love “Las fuentes del estructuralismo latinoamericano” Desarrollo Económico 141 (abril-junio de 1996): 391–402.

42. Instituto Alejandro Bunge, 119–120. Esta justificación se apoyaba en la correlación observada entre industrialización y alto ingreso. Sin embargo, ello no conducía a afirmar, siguiendo al rumano Mihail Manoilescu, que la productividad del trabajo en la industria era inherentemente mayor a la de la agricultura. Para una crítica de la teoría proteccionista de Manoilescu véase Adolfo Dorfman, La Intervención del estado y la industria (Buenos Aires, 1944), 157–162.

43. Carlos Moyano Llerena, “La Unión Aduanera del Sur” en REA (febrero de 1944): 37.

44. Francisco García Olano, “Anteproyecto del Plan Económico Argentino para la Posguerra,” en REA (abril de 1944): 103–108.

45. Max Bunge, “¿Tenemos una política industrial?” en REA (noviembre de 1944): 377–379.

46. “Posibilidades de una política social” en REA (enero de 1945): 21.

47. Ibid., 22.

48. Carlos Correa Ávila, “La Política de Salarios y la Doctrina Social Católica,” en REA (julio de 1945): 378.

49. Instituto Alejandro Bunge, 51.

50. Ibid., y Presidencia de la Nación, Plan de Gobierno, 1947–1951 (Buenos Aires, 1946).

51. Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 1946, tomo VIII, 42 y tomo X, 442.

52. Emilio Llorens, La Argentina debe industrializarse (Buenos Aires: Porter, 1947), 74.

53. José Luis Astelarra, Apuntes para una política industrial (Buenos Aires, 1948), 2.

54. Una justificación similar sería esgrimida por Alfredo Gómez Morales, quien dirigiría la política económica entre 1949 y 1955. Véase su Política Económica Peronista (Buenos Aires, 1952), 13–14.

55. Astelarra, 5.

56. Ibid., 8–10.

57. Llorens, 53–57 y 68.

58. José E. Miguens, “La intervención del estado en la actividad industrial,” REA (marzo de 1946): 78–79.

59. Ibid.

60. Emilio Llorens, entrevista con el autor, Temperley, 16 de octubre de 2002. Véanse las similitudes entre sus argumentos a favor de la industrialización y el plan oficial en Emilio Llorens, “La política industrial y el desarrollo futuro de la Industria,” REA (octubre de 1944): 320–322 y Plan de Gobierno, 359–360.

61. REA (noviembre de 1946): 391.

62. Miguel Miranda “Cómo se dirigió nuestra economía y retrasó el progreso industrial del país” en Hechos e Ideas 42 (agosto de 1947): 68–70. Por su parte, en 1944, Prebisch había advertido el peligro de la ausencia una política oficial sobre “lo que debe producir y consumir la Argentina” en la posguerra. Raúl Prebisch, Obras, 1919–1948, Vol. III, (Buenos Aires, 1991), 150.

63. REA (noviembre de 1946): 392.

64. REA (noviembre de 1946): 392.

65. César Belaúnde “Accionariado del trabajo mediante la participación en los beneficios” en REA (agosto de 1947): 215–16.

66. REA (diciembre de 1946): 429–34.

67. REA (abril-mayo de 1947): 109.

68. REA (diciembre de 1946): 433.

69. REA (abril-mayo de 1947): 109. La revista no criticó el proyecto de ley de Fomento Industrial pese a que significaba una ampliación extraordinaria de la intervención estatal.

70. Ibid.: 110.

71. Ibid.: 111–113.

72. Prebisch, Obras, 1919–1948, Vol. III (Buenos Aires, 1991), 138.

73. Solano Peña Guzmán, hijo de un empresario azucarero, señalaba entre las industrias imprescindibles la textil, química, del papel y la de maquinaria agrícola. Solano Peña Guzmán, La Autarquía en la Economía Argentina (Tucumán: La Raza, 1942), 209. Otro industrialista observó que la política industrial debía ser pensada “atendiendo previamente el consumo interno y luego la exportación, sin repetir el absurdo de una economía totalmente preocupada por los gustos del extranjero.” Véase Juan Llamazares, Examen del Problema Industrial Argentino (Buenos Aires, 1946), 223.

74. “Bosquejo de una Economía Argentina para 1955” en REA (mayo de 1946): 151–153.

75. Astelarra, Apuntes, 11–12 y 35–39. En el caso de la industria siderúrgica, Astelarra retomaba una propuesta para crear una acería de propiedad nacional en España y asegurar así el abastecimiento local.

76. Llorens, La Argentina, 45 y Astelarra, Apuntes, 12 y 29.

77. Astelarra, Apuntes, 79. Se proponía el uso de tipos de cambios preferenciales.

78. REA (abril-mayo de 1947): 113.

79. “Ferrocarriles Argentinos” en REA (marzo de 1947): 71–74.

80. La Prensa, 16 de julio de 1947.

81. Qué sucedió en siete días (26 de agosto de 1947): 4–7 y 32–33.

82. A.A.P.I.C., Memoria y Balance correspondiente al Ejercicio 1947–1948, (Buenos Aires, 1948): 15.

83. Ibid., 16.

84. Emilio Llorens, entrevista con el autor, Temperley, 16 de octubre de 2002.

85. “Industrias bajo inflación,” La Prensa, 2 de julio de 1947.

86. Francisco García Olano, “La actualidad económica argentina,” REA (septiembre de 1947): 253–56.

87. Emilio Llorens, “La garantía de la moneda,” REA (octubre de 1948): 315.

88. REA (agosto-septiembre de 1949): 211.

89. Emilio Llorens, “Notable cambio de frente,” REA (agosto-septiembre de 1950): 168.

90. César Belaúnde “El proyecto de nueva constitución,” REA (enero-febrero de 1949): 5–7.

91. Ivereigh, 162.

92. Francisco García Olano, “La actualidad económica argentina,” REA (marzo de 1949): 46–55.

93. Francisco García Olano, “Radiografía de la situación económica argentina,” REA (julio-septiembre de 1951): 95–97.

94. Astelarra, Belaúnde, Correa Ávila, García Mata, Llorens, Llorens Pastor, Miguens y Moyano Llerena eran docentes de la Universidad de Buenos Aires. Correa Ávila se había desempeñado como profesor en la Escuela Superior Técnica del Ejército (1946–1947), y era docente en el Centro Arquidiocesano de Estudios Sociales (1951 y 1952) y director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad del Litoral (1951–1953), mientras que Moyano era profesor en la Escuela Superior de Guerra (1952–1955).

95. Carlos Moyano Llerena, “Alejandro Bunge y la independencia económica nacional,” REA (abril-junio de 1951): 37.

96. Emilio Llorens, “El principio antieconómico y antisocial de destruir alimentos para mantener precios,” Hechos e Ideas 89 (agosto de 1951): 541.

97. El caso más significativo fue el de Correa Ávila, quien se desempeñó como vicepresidente del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) hasta 1955. Por su parte, Llorens fue consultor económico en la embajada en Washington (1952–1953) y gerente del IAPI, y Moyano director del Banco Industrial (1953).

98. REA (enero-marzo de 1952): 27–28.

99. Emilio Llorens, “Radicación de capitales extranjeros,” REA (enero-marzo de 1952): 2–10.

100. REA (julio-agosto de 1948): 200.

101. Ivereigh, 161.