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Entrevista: Fuentes Históricas del Perú

Published online by Cambridge University Press:  03 February 2025

Paulo Drinot*
Affiliation:
University College London, London, England
Rights & Permissions [Opens in a new window]

Resumen

Fuentes Históricas del Perú (FHP) se ha convertido en un recurso imprescindible para la investigación histórica en el país. Esta iniciativa, liderada por estudiantes de universidades peruanas, representa un avance significativo en el proceso más amplio de creación de recursos digitales para la investigación histórica y el desarrollo de las humanidades digitales en Perú. En esta entrevista, realizada a fines de 2023 por Paulo Drinot con Jair Miranda Tamayo, Erika Caballero Liñán y Carlos Paredes Hernández, los tres fundadores de FHP, se ofrece una perspectiva sobre los orígenes de FHP, sus características y sus objetivos.

Abstract

Abstract

Fuentes Históricas del Perú (FHP) has become an essential resource for historical research in the country. This initiative, led by students from Peruvian universities, represents a significant advance in the broader process of creating digital resources for historical research and the development of digital humanities in Peru. This interview, conducted in late 2023 by Paulo Drinot with Jair Miranda Tamayo, Erika Caballero Liñán and Carlos Paredes Hernández, the three founders of FHP, provides an overview of FHP’s origins, characteristics, and objectives.

Type
Research Note
Creative Commons
Creative Common License - CCCreative Common License - BY
This is an Open Access article, distributed under the terms of the Creative Commons Attribution licence (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/), which permits unrestricted re-use, distribution and reproduction, provided the original article is properly cited.
Copyright
© The Author(s), 2025. Published by Cambridge University Press on behalf of Latin American Studies Association

Paulo Drinot: ¿Qué es Fuentes Históricas del Perú (FHP)?

Jair Miranda Tamayo: Somos un equipo de voluntarios dedicados a la búsqueda, sistematización y difusión de fuentes de interés para la investigación y que se encuentran digitalizadas en diversos repositorios alrededor del mundo. Estos recursos abarcan una amplia gama de tipos documentales, como periódicos, revistas, libros, folletos, fotografías, audios y videos, sobre los cuales ofrecemos en formato de fichas de contenido y colecciones temáticas.

Nos concentramos en aquellos materiales que se encuentran disponibles bajo licencias de acceso abierto y respetando los derechos de autor y reproducción. En ese sentido, nosotros reconocemos explícitamente todos los créditos de las instituciones que han organizado, digitalizado y puesto a disposición sus colecciones al público. Además, nuestro equipo intenta dialogar con las humanidades digitales y apunta a la construcción de una ciencia abierta que no discrimine entre usuarios especializados y no especializados.

Paulo: ¿Quiénes conforman el equipo? ¿Qué rol ocupan ustedes?

Erika Caballero Liñán: Actualmente FHP está compuesto por un equipo multidisciplinario de catorce egresados de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Universidad Nacional de Trujillo (UNT), Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y la Universidad Nacional Federico Villareal (UNFV). El equipo de FHP fue fundado por Jair Miranda Tamayo, Erika Caballero Liñán y Carlos Paredes Hernández. Jair está a cargo de la dirección general. Él es licenciado en Historia y actualmente cursa la maestría en la misma especialidad, ambos en la UNMSM. Se desempeña como responsable de la Biblioteca Enrique Encinas del Hospital Víctor Larco Herrera (BEE-HVLH), en donde ha impulsado el Archivo Digital de la Salud Mental en el Perú. Erika es licenciada en Historia por la UNT y es candidata por el máster de Gestión cultural en UNMSM. Cuenta con amplia experiencia en la gestión bibliográfica-documental en diversas instituciones del país. Ella dirige la gestión editorial de las publicaciones digitales del equipo. Finalmente, Carlos es bachiller en historia por la UNMSM y ha realizado un diplomado en Historia de América en la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es estudiante de posgrado en la Universidad de California, Davis. Fue asistente de investigación en el Centro de Documentación e Investigación del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión (CDI-LUM) y formó parte del proyecto de digitalización del Archivo de la Confederación Campesina del Perú financiado por UCLA Modern Endangered Archives Project. El equipo lo completa Isabel Quispe Tacuse, encargada del equipo de difusión y Pablo Mena Hinostroza, quien coordinó el equipo de investigación; además del apoyo de Francisco Camacho, Andre García, Pedro Henríquez, Yenisa Guizado Mercado, María Sánchez, Manuel Marcos, Grecia Roque, Daniel Bernedo, Jefrin Ascencio, Daniel Medina Valdez y Valquiria Montes Cuchachi.

Paulo: ¿Cómo surgió la idea de crear FHP? ¿Qué problema se propusieron resolver?

Jair: FHP nació en plena cuarentena mundial decretada por la pandemia del COVID-19, que cambió drásticamente nuestra cotidianeidad, además de la pérdida de nuestros familiares y su impacto sobre la salud mental. Pues aquella “nueva normalidad” implicó un escenario particular en el cual las bibliotecas y archivos se mantuvieron cerrados por varios meses. Me acuerdo muy bien de esa época porque yo me encontraba realizando mi tesis de pregrado y todavía me faltaban fuentes para revisar. No fui el único afectado en su investigación; a todos nos golpeó la pandemia de muchas maneras. Ahí nos topamos con ese primer problema: las actividades de investigación se vieron limitadas. ¿Cómo podíamos lidiar con esta nueva realidad? Primero, recurrimos a nuestras propias digitalizaciones, pues todos tratamos de fotografiar los documentos que revisamos en el archivo para consultarlos posteriormente en un ambiente más cómodo. Desde luego, no podíamos fotografiar todo lo necesario y tampoco era posible en todas las bibliotecas o archivos, pues algunos aún restringen la posibilidad de tomar fotografías o cobran por dicho servicio. Conversando con Erika y Carlos, recordamos que podíamos intercambiar información: inventarios, documentos fotografiados o enlaces a repositorios digitales. Nos dimos cuenta de que existía muchas más fuentes digitalizadas de lo que creíamos y que con colaboración podíamos solventar las limitaciones impuestas por la cuarentena.

Ahí surgió un segundo problema: el mar de información. Existen muchos ejemplares de libros y hemerografía que se encuentra fuera del Perú, debido a la compra de colecciones o donaciones. Entonces, en estos países del norte global empezaron sus procesos de digitalización hace más de una década. Es por eso que hay muchísimos repositorios con fuentes peruanas en los que debíamos navegar cuidadosamente. Pues, aunque es bueno tener acceso a abundante información, si esta no se encuentra ordenada terminaremos abrumados. Es como un archivo: hay que sistematizar la información para que esta sea realmente útil y accesible; de otra manera, será solo un almacén de documentos que no podremos aprovechar eficientemente.

Identificados estos dos problemas, un 24 de abril del 2020 se realizó la primera publicación de FHP en Facebook, marcando el inicio de nuestras actividades. Se trató de una ficha sobre el Almanaque de El Comercio, publicado en Lima entre 1892 y 1931. Fue nuestra primera experiencia sistematizando los enlaces de una fuente digitalizada. Personalmente, fue una sorpresa descubrir que varios números estaban disponibles en línea, pues conocía su valor tras emplearlos en mi tesis de pregrado. A partir de ello, comenzamos a sistematizar nuestras prácticas: buscar una fuente, elaborar una ficha de contenido y compartirla por redes sociales. Aprendimos mucho en este proceso y por eso estamos muy contentos con el impacto que ha tenido FHP.

A veces nos preguntan si el nombre lo escogimos por el libro de Raúl Porras Barrenechea, a saber, Fuentes históricas peruanas (1954). En parte fue así, pues desde un principio reconocimos la necesidad de emprender una labor de sistematización similar a la realizada por nuestros predecesores. El libro de Porras es fundamental para consultar fuentes peruanas, es un libro al que todos deberíamos tener acceso para una consulta habitual. Pero, también debemos reconocer que no lo pensamos tanto y nos decidimos por este nombre pues es un concepto amplio que abarca las intenciones de nuestro equipo, sin limitar tanto nuestro alcance.

Carlos Paredes Hernández: También debemos reconocer las experiencias previas que tuvimos nosotros tres. Jair y yo somos compañeros de promoción en UNMSM, no solo hemos estudiado juntos, sino que hemos coincidido en diversos proyectos que nos permitieron crecer profesional y académicamente. Él conoció a Erika cuando trabajaron en la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), donde adquirieron experiencia en la gestión del material bibliográfico-documental. Entonces, cuando inició la pandemia e identificamos los problemas descritos, ya llevábamos tiempo conversando sobre la accesibilidad a las fuentes, repositorios digitales y la poca circulación de esta información más allá de los especialistas. Tampoco fuimos los únicos, muchos compañeros observaron los mismos problemas y cada uno intentaba lidiar con ellos a su manera. Pero, también, recordamos que en clases algunos docentes nos presentaron diversas páginas web como el Portal de Archivos Españoles (PARES) o la John Carter Brown Library. Por el contrario, conocíamos pocas iniciativas similares en el Perú: BNP Digital, CDI-LUM y PUCP. En suma, no solo habíamos identificado ciertos problemas, sino que teníamos conocimiento, experiencia e interés para intentar resolverlos.

Fue fundamental nuestro contacto con las redes sociales, específicamente Facebook, a través del cual nos enterábamos de las últimas novedades en libros y revistas. Por un lado, existían diversas iniciativas de colaboración entre académicos para acceder a bibliografía, como la ya desaparecida Historia en PDF; por otro lado, algunos historiadores impulsaron plataformas de difusión y diálogo, como El Reportero de la Historia, iniciado por Jorge Moreno hace más de una década. En pandemia, estás iniciativas proliferaron y a nosotros nos surgió la pregunta: “¿Cómo no va a haber colaboración entre historiadores para acceder a fuentes primarias?”. Había experiencias previas que fueron fundamentales para que nosotros nos atreviéramos a plantear FHP como una realidad palpable.

Entonces, estas conversaciones nos condujeron a la idea de crear una página de Facebook para compartir los enlaces que conocíamos e incentivar la colaboración entre todos nosotros. El primer mes hubo poca interacción, pero el 10 de mayo de 2020 se realizó un post especial para conmemorar el centenario de la fundación del distrito de San Miguel (Lima) y Federico Gallese Taricchi, su fundador. Esta publicación recibió muchos comentarios aportando información y felicitando la iniciativa. Esto fue muy beneficioso para Jair, pues su tesis era sobre este tema y gracias a la interacción de la página pudo contactar con algunos descendientes de este personaje y así pudo acceder a su archivo familiar. Fue asombroso cómo un post de Facebook nos abrió tantas puertas. Ahí fue que decidimos incrementar nuestro esfuerzo en FHP, esperando que otras personas se sumaran a esta iniciativa colaborativa. Desde un principio recibimos mucho apoyo de compañeros universitarios y colegas de distintas universidades. No todos nos conocíamos, pero nos unía un interés colaborativo por compartir estas fuentes.

Al comienzo nuestro conocimiento era muy pragmático, pero con el tiempo adquirimos un método de trabajo y mucha constancia. Al cabo de unos meses, esto nos permitió adelantarnos a un nuevo problema: lo efímeras que son las redes sociales. El algoritmo les daba mayor visibilidad a las publicaciones más recientes, por lo que era complicado recuperar las más antiguas; además, uno debe mantener constancia en las publicaciones, si no es castigado con menos visibilidad. Así funciona el algoritmo en las redes sociales, hay que retener a los usuarios dentro de la plataforma y una página con poca regularidad no puede sobrevivir mucho tiempo. Ya en junio de 2020 teníamos más de cien fichas y dado que queríamos seguir creciendo, debíamos prepararnos para este nuevo reto. ¿Cómo encontraríamos las primeras fichas? ¿Qué pasaba si dejábamos de publicar unas semanas? ¿Cómo asegurábamos la preservación digital de nuestros contenidos?

Por eso tuvimos que pensar en un mecanismo que nos permita sobrevivir en caso de que no nos mantengamos activos y que sea amigable para recuperar antiguas entradas. En ambos casos, Facebook no era la mejor opción. En cambio, una página web nos permite configurarla a las necesidades del usuario, mantener un archivo de las publicaciones y garantizar su continuidad. Ahí es donde surgió la idea de utilizar WordPress como sistema de gestión de contenidos, porque estábamos familiarizados con su uso y además es gratuito. Aunque es limitado, pudimos adaptarlo a nuestras necesidades y en función de la experiencia de uso. Pues, además de ser administradores, también somos usuarios de FHP. Es decir, recurrimos a esta página web para nuestras investigaciones y es por eso que sabemos qué necesidades satisfacer, qué errores corregir y cómo mejorar la experiencia de navegación constantemente. Este es un problema que adolecen muchos repositorios nacionales (e incluso internacionales), que son muchas veces pensados desde el área de informática y no dándole prioridad a la accesibilidad del usuario. Es por eso que a veces nos topamos con enlaces dañados que no son reparados por meses, ausencia de buscadores, elementos descriptivos inadecuados o falta de filtros.

Fueron varios meses de trabajo trasladando nuestro contenido del Facebook al WordPress. De esta manera, para cuando estuvimos listos para publicarlo teníamos más de 350 fichas elaboradas. Nos preparamos mucho para ese momento, por eso decidimos anunciarlo en una mesa de discusión académica con la participación de Marcel Velázquez, José Ragas, José Martínez, Gerardo Trillo, Julio Abanto, entre otros participantes que nos expusieron sus experiencias en digitalización e investigación con repositorios virtuales. Hacerlo de esta manera nos ayudó a tener un mayor impacto, pues es difícil seguir a una página con una oferta limitada. Nuestra actividad siguió aumentando y al momento de hacer esta entrevista contamos con 955 fichas publicadas.

Tres años después estamos seguros de que fue la decisión correcta. Los jóvenes ya casi no usan Facebook y son otras las redes sociales más consumidas, como TikTok e Instagram. A ello se suman los cambios en términos y condiciones de determinadas redes sociales, como Twitter a partir de la compra de Elon Musk, o las limitaciones de Google Workspace for Education y el cambio de las políticas de almacenamiento en Google. En suma, debemos estar preparados para estos cambios para no perjudicar tantos años de trabajo.

Para concluir con la respuesta, nosotros queremos contribuir a mejorar la experiencia de navegación en la inmensidad de repositorios que contienen documentos de interés para la historia del Perú y que son poco conocidos en el público no especializado. Uno de los mejores ejemplos que tenemos es la revista Variedades, cuyos números se encuentran en al menos seis repositorios digitales distintos, pero de manera incompleta. Nos propusimos ubicar estos enlaces, ordenarlos y difundirlos, facilitando el acceso a estos documentos. Ahora, basta solo con buscar la ficha en FHP y nosotros te redirigimos a las existencias digitalizadas. Para nosotros, esto es democratizar el conocimiento, acercando la información a un público no especializado.

Erika: Además de democratizar, queremos descentralizarlo. Claro ejemplo es lo que ocurre en la región nororiental del país, donde estamos huérfanos de espacios que custodien nuestra memoria bibliográfica-documental; de los pocos que hay, se encuentran restringidas al público o sin herramientas descriptivas adecuadas. Para resolver esta limitación, es habitual recurrir a internet o tener que consultar los centros de documentación limeños, que custodian información sobre las regiones. Esto genera una barrera enorme para la educación y la investigación en las regiones. Conociendo esta realidad, cuando Jair me propuso la creación de FHP me resultó una iniciativa atractiva, pues se alineaba a mi interés por conocer plataformas digitales con materiales para las historias regionales y contribuir con reducir las brechas de desigualdad educativa y cultural. De esta forma, pensamos mucho nuestros contenidos para dirigirlos a los jóvenes historiadores, docentes y aficionados de la historia, y no solo a otros historiadores como nosotros.

Paulo: Bueno, esto me parece muy importante. Al inicio, en el contexto del COVID, uno podría imaginarse que ustedes estaban realizando sus investigaciones y podrían haberse limitado a descargar lo necesario para sus propios trabajos, ¿no? Y dejarlo ahí. Pero claramente había un sentimiento que iba mucho más allá: democratizar la información y dar acceso a estas fuentes a otras personas. Me interesa saber cómo surgió la idea de pasar de lo que podría haber sido un acto individual, que satisfacía sus propias necesidades de investigación, a crear un recurso público y accesible que democratiza el acceso a estas fuentes. Además, en un país donde este tipo de iniciativas suelen ser la excepción más que la regla, ¿qué los motivó a asumir esta tarea solidaria y desinteresada?

Carlos: Para responder esta pregunta es importante recordar nuestras experiencias previas. Los tres venimos de universidades públicas donde estamos acostumbrados a las iniciativas estudiantiles sin apoyo económico, motivados por el amor a la historia y la colaboración mutua. Hemos crecido en espacios en que nosotros mismos, como estudiantes, teníamos que compartirnos materiales, pues a veces no los teníamos en nuestra bibliotecas. Aunque también hay competencia y celos con las fuentes, nosotros nos quedamos más con lo encomiable que es el trabajo en equipo en una disciplina que suele pretender el trabajo individual.

Es cierto que no en todos lados será así y que puede que hayamos romantizado la precariedad económica en la que estudiamos. En ocasiones nos hemos topado con colegas que nos han dicho: “muy buena iniciativa, pero parece que ustedes se exceden mucho con ese voluntarismo porque también deben cobrar por su trabajo”. Lo cual es cierto, porque le dedicamos bastante tiempo a buscar los enlaces, leer bibliografía, elaborar una ficha y planificar su difusión, pero creemos que es nuestra pequeña contribución a la sociedad. La falta de financiamiento la intentamos solucionar con pequeñas y valiosas donaciones de nuestros seguidores, además de incrementar nuestro equipo de voluntarios con estudiantes y egresados de distintas profesiones y universidades. Esperamos lograr que el proyecto sea autofinanciable.

Nuestra principal motivación es que más personas conozcan estos enlaces y los utilicen, de esta manera intentamos acercar la historia a un público no especializado y deseoso de leer acerca de la historia de nuestro país. Como académicos, muchas veces nos olvidamos de que la historia no debe quedarse en una discusión entre especialistas. Mucha gente está deseosa por leer y acceder a recursos como los que proporciona FHP, pero las barreras son muy grandes.

Otra cuestión que hemos visto muy seguido en nuestra época de estudiantes y también durante la existencia de FHP es que, por ejemplo, sabíamos que existía Google Books aunque no explotábamos su máximo potencial, pero aprendimos más sobre su uso y cómo liberar libros de dominio público. La mayor sorpresa nos la llevamos cuando descubrimos que había existencias digitalizadas de libros que en el Perú resultaban de difícil acceso en bibliotecas, ya sea por su deterioro, antigüedad, rareza u otro factor. Por ejemplo, cuando necesité acceder a un ejemplar de la Breve reseña sobre la obra del catastro histórico de la propiedad de Federico A. Terán (1906), las pocas bibliotecas que lo custodiaban estaban cerradas aún por la pandemia. Al buscar en línea, descubrí que estaba digitalizada desde el 2008 gracias a Harvard University. Entonces, nos preguntamos “¿Cómo es posible que esté disponibles hace tanto tiempo y nosotros no lo supiéramos?”. Desde luego, existían personas que sí lo conocían, especialistas peruanos que obviamente con tanto tiempo de experiencia han llegado a enterarse y emplearlo. Entendemos que tampoco es su responsabilidad hacer este trabajo de difusión, pero nosotros lo hemos asumido como un compromiso. Queremos contribuir a que no siga siendo así, que cada vez más gente pueda acceder a estas fuentes.

Cuando estábamos en el pregrado nos hubiera gustado conocer estas plataformas para hacer nuestros ensayos y trabajos monográficos. Desde las escuelas de historia hay un notable esfuerzo docente por acercar a los estudiantes a los archivos y bibliotecas del país. Ellos nos alientan a visitar estas instituciones para conocer las fuentes primarias, casi como un ritual que todo historiador tiene que realizar y navegar entre documentación hasta hallar los documentos que finalmente utilizaremos para nuestros proyectos. No obstante, existen serias limitaciones de tiempo y espacio para asistir a bibliotecas y archivos, pues tienen un horario de atención que coincide con nuestras clases y jornadas laborales. Por este motivo, hay muchos estudiantes que desisten de la investigación. El descubrir fuentes digitalizadas puede contrarrestar este problema y ayudar a que muchos estudiantes continúen su carrera académica.

Esto nos retorna a lo que comentábamos hace un momento: la democratización del conocimiento. Es lo que ha guiado el trabajo de FHP desde sus orígenes. De hecho, nuestro principal público no son historiadores, sino estudiantes, profesores y aficionados a la historia de distintos niveles educativos. Ellos nos alientan, comentan nuestras publicaciones, nos corrigen cuando es necesario y hasta nos sugieren fuentes. De hecho, uno de los miembros del equipo es Pablo Mena Hinostroza, estudiante de medicina. Él procede de un área del conocimiento muy distinta a la nuestra, pero con mucho interés en la historia. Él desde un comienzo vio la página, nos empezó a comentar en las publicaciones, luego por mensajería interna y muy animoso recomendaba fichas para publicarlas. Muchas fuentes sobre historia de la salud fueron encontradas o liberadas de Google gracias a su iniciativa. Luego de conocerlo, tras su buen trabajo, se incorporó al equipo. De hecho, durante el año 2023 ha estado haciendo un gran trabajo como coordinador del equipo de investigación.

Jair: Nosotros hemos trabajado en instituciones que custodian el patrimonio bibliográfico-documental del país: BNP, AGN (Archivo General de la Nación), BEE-HVLH y CDI-LUM, entre otros. Entonces, como parte de nuestras actividades diarias hemos realizado tareas vinculadas al ordenamiento de bibliotecas y archivos. Es un trabajo extenuante que se realiza a lo largo de años, lo que permite comprender el valor del archivero y bibliotecario. Durante estas labores, nuestra perspectiva se amplió con respecto al trabajo del historiador y la necesidad de gestionar la información como lo hacen ellos.

De cierta manera, también hay una inspiración en los intelectuales del siglo XIX y XX, quienes realizaron esfuerzos de recopilación documental, legislativa, diccionarios e inventarios de fuentes fundamentales. Solo por mencionar algunos, Mariano Felipe Paz Soldán, Manuel de Mendiburu, Juan Oviedo, Carlos Larrabure y Correa, Raúl Porras Barrenechea, Jorge Basadre, Félix Denegri y Ella Dunbar Temple. En el siglo XXI, nos encontramos ante grandes transformaciones impulsadas por las tecnologías de la información y las comunicaciones. Ello nos invita a adaptarnos a nuevas formas de trabajo, pero mantener la perspectiva. Ante el desorden de repositorios, enlaces y fuentes digitalizadas, nos corresponde intentar sistematizarlas como lo hicieron ellos en su momento. Al comienzo empezamos con fichas individuales para un conjunto específico de fuentes, luego ampliamos la perspectiva y comenzamos a pensar en colecciones, agrupaciones temáticas y biobibliografías.

El salto de ese esfuerzo individual a uno colectivo está muy ligado al ideal del voluntariado. Esto lo aprendimos en la universidad, observando como desde la sociedad civil podíamos contribuir. Hace un momento conversábamos sobre los problemas de difusión de contenidos. Muchas veces, las instituciones se concentran en promocionar solo sus propias colecciones. Por ejemplo, es poco común que la BNP o el IRA compartan fuentes digitalizadas por terceros. Es comprensible que deben difundir sus propios esfuerzos, pero a veces es necesario una mirada más amplia del panorama. Por eso FHP difunde todos los repositorios en donde encuentra materiales de interés para la historia del Perú, sin importar que no lo hayamos digitalizado nosotros. Siempre, reconociendo los créditos a los digitalizadores de cada título.

Erika: Además, nos impulsa mucho recordar las necesidades que teníamos cuando éramos estudiantes, puesto que el apoyo que recibimos fue limitado con respecto a la búsqueda de fuentes. No obstante, durante este proceso era posible encontrarse con docentes o egresados que han atravesado el mismo proceso solos y que te aconsejaban a partir de su experiencia. No todos tienen la misma oportunidad de conversar con otros colegas o de recibir orientación. En este escenario, FHP contribuye al conocimiento sobre las fuentes y de una forma amigable, poniendo a disposición los enlaces e información complementaria sobre su origen y contenido. Hay todo un trabajo detrás: leemos el documento, describimos su contenido y buscamos información adicional. Todo eso está detallado en las fichas que producimos.

Es cierto que FHP nos ayuda bastante en nuestro desarrollo académico, pues entre la búsqueda de información, edición y redacción de las fichas, debemos leer e investigar. En un inicio, nuestras propias investigaciones fueron las que alimentaron los primeros contenidos de FHP, como si esta fuera nuestra gaveta de fichas en línea para poder consultar la documentación que necesitamos. De esta forma, hemos aprendido no solo de nuestros temas de interés, sino de distintos aspectos de la historia del Perú. Entonces, siempre actualizamos la página y nuestros procedimientos pensando en cómo los usuarios lo aprovecharán. Y en cómo nosotros podemos seguir mejorando como historiadores.

En el perfeccionamiento de esta práctica, hemos pasado de hacer fichas individuales a colecciones especializadas. Al comienzo fue muy intuitivo y se limitó a describir el documento, pero ahora abarcamos personajes, temas e instituciones. Por ejemplo, las colecciones dedicadas a la historia de la mujer peruana o del departamento de La Libertad. Este último es uno de los más significativos puesto que hay pocos documentos en la ciudad de Trujillo accesibles a todo público. Debido a eso hemos tenido que recurrir a materiales digitalizados. Esto ha beneficiado a compañeros de la Escuela de Historia de la UNT y de otras instituciones que buscan información más detallada de la región, pero que no pueden ingresar al Archivo Regional. Yo misma he encontrado en esa colección una oportunidad enorme que me ha permitido profundizar mi conocimiento sobre la historia de mi localidad. En ese sentido, la colección es un buen punto de partida para el estudio histórico del departamento porque está ordenada cronológicamente, por temas, hechos y personajes.

Paulo: Por lo que mencionan, tengo la impresión de que su decisión de iniciar este proyecto responde a un diagnóstico de una carencia. Ustedes describen la existencia de diversas iniciativas de digitalización, pero ninguna de ellas es sistemática. En Perú, no observo un proyecto estatal, desde sus instituciones más relevantes, que se enfoque en la digitalización para proporcionar a los investigadores acceso a las fuentes que ustedes han recopilado. ¿Comparten este diagnóstico de una carencia?

Jair: Nuestra práctica diaria nos ha permitido reflexionar en torno al caos informativo y la “escasez” de proyectos de sistematización en el Perú. Si bien existen iniciativas desde el sector público y privado, estas son recientes. Hay mucho que aprender de manera colectiva y FHP podría contribuir a ello. Por ejemplo, nosotros ofrecemos una base de datos de documentos digitalizados que puede ayudar a las instituciones a identificar en qué colecciones concentrar sus esfuerzos de rescate documental. Pues un problema que hemos observado es que hay mucho que está digitalizado y es vuelto a digitalizar. Por ejemplo, nosotros en 2021 solicitamos a Google Books la liberación de la Colección de leyes y decretos del departamento de Loreto, editado por Carlos Larrabure, que está digitalizado desde el 2008. Pero año y medio después el Proyecto Bicentenario del Ministerio de Cultura publicó una nueva digitalización.

Sabemos que esta actividad no se realiza de un día para otro, pues demanda un proceso de conservación, restauración, descripción y carga a la plataforma en línea. Somos conscientes que es un procedimiento largo, por eso mismo creemos que debería haber un balance de prioridades. Un plan de digitalización incluye un mapeo de existencias digitalizadas en diversos repositorios para evitar el problema descrito o para justificar una nueva digitalización con mejoras sustanciales. Ya sea para corregir errores como mapas doblados, páginas faltantes o dedos infiltrados; sea para añadir mayor resolución o por contenido adicional como autógrafas y anotaciones. Ante ello, FHP es una buena iniciativa que contribuye a realizar esta labor.

Erika: Otro punto importante es sobre el presupuesto que se le da a las bibliotecas y archivos regionales y uno de estos casos es la digitalización. A ello se suma la escasa conservación de los documentos en comparación con Lima, lo que fomenta que los historiadores o investigadores tengan que recurrir a repositorios de la capital. De por sí, no tenemos una cultura de la conservación o del registro, mucho menos vamos a tener un proyecto de digitalización enfocados en archivos regionales; excepcional es el caso del Diario La Unión de Pacasmayo que ha sido digitalizado por ellos mismos y que no se encuentra en repositorios a nivel nacional. Entonces, lo producido fuera de Lima no siempre queda depositado en un archivo, sino que está esperando ser rescatado en colecciones particulares.

Otro ejemplo es que hay poco material digitalizado sobre la selva; casi no tenemos periódicos entre la lista de 650 diarios que hemos encontrado hasta ahora en el Archivo Digital de la Prensa Peruana. Es más, a partir de esto, el historiador huanuqueño Eliseo Talancha nos ha compartido sus digitalizaciones de revistas que conserva en su biblioteca personal y que pronto compartiremos en nuestra página web. Serían los primeros ejemplares de Tingo María que estarán digitalizados. Hay ciertas consideraciones que explican esta situación, como que la imprenta aparece en las regiones durante la época de la independencia y que en la selva es mucho más tardía.

Ahora también estamos orientados a hallar más documentación de este tipo, producida en las regiones y sobre la historia de estos espacios. Fotografías, folletos, periódicos o publicaciones de poca circulación. Es un trabajo arduo que sabemos será bien valorado por los historiadores, docentes y el público interesado. Esperamos que ello dé paso, no solo a la digitalización de más materiales, sino a estudios profundos sobre las historias regionales.

Carlos: En los talleres que venimos desarrollando hemos tratado de resaltar este diagnóstico. No obstante, no se trata de menospreciar la labor de las instituciones públicas, pues sabemos que en el Perú la agenda de las políticas culturales no tiene la importancia real que se merece. Por ejemplo, el AGN sigue realizando gestiones para obtener un edificio adecuado para la preservación de su acervo documental. A pesar del escaso presupuesto, las labores efectuadas resultan encomiables y han recibido un impulso durante los últimos años. Son los archiveros y bibliotecarios que, a pesar de estas limitaciones, logran significativos avances.

Antes de la pandemia, archivos y bibliotecas concentraban sus actividades en la atención presencial del usuario. Llegada la cuarentena, fue necesario reinventar el servicio, ofreciendo otro tipo de actividades en línea, entre ellas, la digitalización. Hoy, ya contamos con más repositorios digitales y más instituciones comprometidas con su difusión. Por ejemplo, recuerdo que hace años se criticaba en redes sociales al AGN porque la colección Terán había sido digitalizada, pero solo se podía consultar de forma interna en sus instalaciones. Ahí fue que la institución explicó que era necesario contar con buenos servidores para garantizar su consulta y preservación. Entonces, obviamente, esto implica tiempo para poder planificar cuáles serán las características técnicas, presupuestarlo e implementarlo. A veces los usuarios nos desesperamos por las limitaciones que hallamos, pero no entendemos que existe un enorme trabajo detrás que hay que reconocer. En los últimos años el panorama ha ido mejorando, hay cada vez más compromiso en las instituciones y el escenario es más promisorio. Otro caso es el Centro de Documentación del Perú Contemporáneo de la UNMSM que está centralizando los documentos digitalizados que antes existían en distintas plataformas de esta universidad. Como vemos los cambios se hacen con tiempo y vamos mejorando.

Nosotros saludamos las mejoras en estos repositorios, sin embargo, en ocasiones inutilizan los enlaces previos al cambiar de dominio o, por el contrario, se tardan en recomponer sus colecciones. Por ejemplo, hace poco se actualizó la plataforma de BNP Digital, lo cual ha mejorado significativamente la experiencia de usuario. Pero, algunos documentos que antes se encontraban disponibles, ya no lo están. Como ocurre con los libros de cabildos de Lima, a los que solo se pueden acceder a través de FHP pues los enlaces antiguos, por ahora, siguen funcionando. Esto genera un problema de optimización, pero confiamos en que todo mejorará como ha venido siendo. Somos conscientes que es un aprendizaje colectivo y constante, es un recorrido que nosotros también estamos realizando. Esto es lo que nos diferencia con experiencias del norte global. Google Books surgió en diciembre del 2004 y las instituciones que forman parte de este proyecto llevan más de una década mejorando sus prácticas. Incluso, proyectos similares (de menor alcance) surgieron muchos años antes. En cambio, nosotros nos estamos acoplando tardíamente a estas nuevas prácticas informáticas, por lo que debemos aprender de dichas experiencias.

Paulo: La otra pregunta que quería hacerles es la siguiente: el vasto universo de fuentes disponibles en internet, especialmente aquellas relacionadas con Google Books, existe gracias a la digitalización de libros realizada por Google en las grandes bibliotecas de Estados Unidos. La mayoría de estas fuentes provienen de universidades como Harvard o Yale, y al descargar el libro, se puede ver el sello de la universidad. Esto plantea un tema interesante: en algunos casos, estas fuentes, que forman parte del patrimonio histórico y bibliográfico peruano, no se encuentran en Perú o son de difícil acceso, como ustedes mencionaban. En contraste, la digitalización realizada por Google Books ha creado una accesibilidad digital y virtual que compensa esta ausencia. Quisiera preguntarles si perciben esta situación de la misma manera.

Carlos: Es cierto, son aspectos que venimos pensando. Siempre ha surgido la curiosidad de cómo llegaron estos libros y documentos a las bibliotecas extranjeras. Hemos escuchado de casos en que intelectuales, o sus descendientes, no querían donar sus colecciones a bibliotecas peruanas, por temor a los robos, se perdiera su unidad o motivaciones políticas. Raúl Porras Barranechea, por ejemplo, estableció en su testamento que donaba su colección a la BNP bajo la condición que se mantuviera unida y no sea desagregada. Pero no todos pueden establecer condiciones. También es cierto que hay un factor económico muy importante. La labor de intelectual no siempre es muy gratificante. No lo es económicamente. Entonces hay que buscar la forma de generar ingresos, y una de ellas es vender sus colecciones, las cuales muchas de ellas son invaluables. ¿Quiénes tienen la capacidad de hacer grandes compras de material bibliográfico? Casi siempre, son universidades extranjeras con centros de estudios latinoamericanistas las que realizan grandes ofertas y son las que custodian este material.

En otros casos, nos hemos topado con que la digitalización es a partir de microfilms. Académicos extranjeros que vinieron al Perú a investigar en la BNP o la AGN, microfilmaron documentos y estos finalmente fueron digitalizados. Entonces, realmente hay varios factores para que el patrimonio bibliográfico-documental peruano se encuentre en línea gracias a dichas instituciones. Nos invita a pensar que, por un lado, el patrimonio nacional se está extrayendo del país, pero también de cierta forma gracias a ello podemos consultarlo en línea. Habrá casos en que no contemos con material en el Perú, pero que ha sido conservado en el extranjero y ya esté digitalizado en la actualidad. Es un tema muy interesante y complejo de reflexionar. Obviamente, el deseo de todo académico peruano es que seamos soberanos sobre nuestro patrimonio cultural. Pero, tenemos que cuidarlo.

Gracias a los ex libris, hemos identificado algunas colecciones importantes como la de Luis Alberto Sánchez, digitalizada por Google Books. Asimismo, está la colección de José Durand, cuyo custodio es la Universidad de Notre Dame y que ya ha digitalizado una importante parte de los periódicos que la conformaban. Hay libros que tienen sellos de bibliotecas peruanas y que han sido digitalizadas en el extranjero. Estas pueden haber llegado hasta allá por la desactivación de bibliotecas, los descartes bibliográficos, las compras de segunda mano u otras razones más crípticas.

Jair: Quiero traer a colación el incendio de la BNP del año 1943. Muchos textos que fueron expurgados durante la Guerra con Chile llegaron al vecino país del sur y fueron devueltos en el siglo XXI. Pero si esos textos no hubieran continuado el camino señalado, posiblemente se hubieran quemado en el incendio y los hubiéramos perdido para siempre. Algo parecido está sucediendo con la digitalización. Las colecciones peruanistas que llegaron a Estados Unidos están siendo digitalizadas gracias a las gestiones de instituciones de dicho país. En suelo peruano, el escaso presupuesto asignado a la digitalización no hubiera permitido su traspaso al formato digital, sino hasta años recientes. Por ejemplo, volviendo a la colección de la revista Variedades, recién se está digitalizando la colección completa por parte de la UNMSM, aunque gran parte se encuentra en Google Books desde el 2008.

El otro aspecto es ver las posibilidades de lo que se puede liberar de Google Books, porque cualquiera puede solicitar el acceso abierto a estos libros. Nosotros lo aprendimos de la comunidad de humanistas digitales y lo hemos replicado en nuestras redes sociales para que más gente aproveche este recurso que nos brinda dicho proyecto. Hasta abril del 2023, FHP ha realizado 7,073 solicitudes y ha logrado respuesta positiva en 3,755 de ellas. Es más, es altamente probable que alguien que haya consultado material peruano en Google Books, haya sido gracias a la liberación solicitada por FHP.

Erika: Nosotros preferimos buscar material sobre regiones, pues hay un marcado centralismo en las fuentes que están disponibles. Lamentablemente, existen serias limitaciones en el acceso a materiales que no sean sobre Lima. Una labor que están complementando la BNP, el Instituto Riva-Agüero y el Proyecto Bicentenario por citar algunos ejemplos. Aun así, hay mucho más por trabajar.

En el caso de las regiones, de una u otra forma, nos favorece que los documentos referentes a nuestra historia se encuentren en repositorios extranjeros. Puesto que la diversidad de documentos se encuentra en archivos particulares, como es el caso del Club Central de Trujillo al cual solo los socios pueden ingresar. Nos hemos dado cuenta de que diversidad de calendarios, memorias o revistas de las regiones norteñas del Perú, que están en la BNP o AGN, se encuentran en línea gracias a Google Books. Para estudiar la historia de las regiones, pareciera que están “más cerca” las bibliotecas extranjeras que las de Lima.

Y bueno, en mi caso he visto que bienes bibliográficos de La Libertad no están abiertos al público. Por lo tanto, es un poco difícil investigar nuestra historia regional; por ejemplo, es el caso de diarios, en especial La Industria o El Norte. Al primero solo puedes ingresar si eres cercano al encargado del archivo, mientras que la BNP tiene solo algunos números y en el Archivo de La Libertad se encuentran ejemplares más antiguos. En el caso del segundo, solo hay ejemplares en colecciones particulares de difícil ubicación. Esto genera una pérdida a nuestra memoria histórica. No obstante, hay proyectos del extranjero que están enfocados en la preservación digital de esta memoria regional. Un caso es el proyecto “Recovering provincial newspapers in Peru: Lambayeque, Ayacucho, Tacna, Cajamarca and Huancavelica” dirigido por Natalia Sobrevilla y financiado por la British Library en donde podemos encontrar referencias a diarios con pocos ejemplares disponibles.

Paulo: Vemos que ustedes no se limitan a utilizar repositorios institucionales, sino que buscan en todo tipo de páginas. Podrían fácilmente quedarse en Google Books y un par de repositorios más, y con eso tendrían bastante información que procesar.

Carlos. Es un aspecto muy importante de nuestro trabajo el definir qué repositorios vamos a utilizar. Desde un principio hemos tenido un número particular de repositorios con abundante material: HathiTrust, Colecciones Digitales del Instituto Ibero-Americano, University of Florida Digital Collections, BNP Digital, Memoria Chilena, Gallica, Portal de Archivos Españoles, Biblioteca Digital Hispánica, entre otros. Luego, descubrimos que podíamos solicitar a Google Books el acceso a libros de dominio público y ahí lo incorporamos a este conjunto principal de repositorios de consulta.

No obstante, siempre buscamos en repositorios adicionales por más enlaces. Así hemos ido descubriendo nuevos repositorios. El problema, es que muchas veces existen obras de dominio público que solo están disponibles en páginas en las que cualquier persona puede subir material, por lo que son objeto de dudas por la violación de derechos de autor y reproducción. Entonces, empezamos a dirimir en qué casos podíamos compartir materiales de esas páginas web.

Paulo: ¿Cómo lidian con las obras de dominio público y la piratería?

Carlos: Hemos ido trabajando bastante en ello, capacitándonos y enfocándonos en obras que claramente están dentro del dominio público. Desde nuestros orígenes, nosotros hemos intentado por todos los medios respetar los derechos de autor y de reproducción de cada obra. A partir de nuestra experiencia en Google Books, hemos establecido una serie de criterios para definir qué compartir y qué no: que sean obras editadas por instituciones públicas, que tengan más de cien años de publicadas o cuyo autor haya fallecido hace más de setenta años. En caso no se cumplan los anteriores puntos, todo depende en sí el dueño de los derechos de reproducción ha decidido compartirlo. Muchas veces nos hemos topado con autores que comparten sus textos a través de Scribd, Google Drive o servicios de almacenamiento en la nube. Solo en esos casos, sistematizamos el enlace. De otra manera, consideramos que estaríamos en un campo muy nebuloso en cuanto a los derechos intelectuales.

Paulo: Quisiera preguntarles sobre los modelos. Memoria Chilena es una iniciativa de la Biblioteca Nacional de Chile. Uno podría preguntarse por qué la Biblioteca Nacional del Perú no tiene un proyecto similar. ¿A qué se debe? Me parece importante resaltar una de las muchas cosas valiosas de su trabajo: la curaduría que están realizando. No solo están recopilando y facilitando el acceso a estas fuentes en internet, sino que también las están organizando en temas sumamente relevantes para la investigación, como mencionaba Erika. Por ejemplo, en los temas que me interesan, considero muy valioso que hayan reunido fuentes que permiten realizar una especie de antropología histórica del Estado, ya que incluyen documentos de los ministerios, actas, informes anuales, etcétera. Claro, uno puede ir recopilando esto poco a poco en la BNP o el AGN. De hecho, eso fue lo que hice durante mis investigaciones hace muchos años. Sin embargo, gracias al trabajo que ustedes han realizado, ahora es posible acceder a estas fuentes ya organizadas.

Jair: A inicios de la pandemia en el Perú, solía recurrir a la digitalización de material peruano en las bibliotecas nacionales de España y Chile, cuyo trabajo es muy pulcro. Pero además de la digitalización, estas instituciones contaban con blogs o páginas anexas, como El Blog de la Biblioteca Nacional de España y Memoria Chilena que curaban sus contenidos digitales en notas temáticas o colecciones. Es decir, la digitalización no quedaba en el acto de cargar un documento PDF a un repositorio digital: se buscaba difundirlo entre un público tanto especializado como general. Páginas, que, dicho sea de paso, tenían ya años de existencia. Memoria Chilena, por ejemplo, fue lanzado en 2003.

En el Perú, iniciativas de curaduría digital comenzaron a visualizarse con mayor notoriedad a partir de la pandemia. La BNP publicó su proyecto Memoria Perú y su portal web Sesquicentenario. Sin embargo, no han sido proyectos constantes, en muchos casos sus enlaces resultan inestables. Teniendo en cuenta que durante la pandemia hemos tenido alrededor de diez ministros de Cultura, las gestiones también determinan qué proyectos van, vienen, se fortalecen, se acaban o se desaparecen. Por ejemplo, a diferencia de Memoria Perú, que recibe actualizaciones periódicas, el portal web Sesquicentenario, publicado en 2020, no ha actualizado sus infografías o mejorado su interfaz a pesar de lo limitado que resultó para la búsqueda. Como observamos, ambos proyectos pertenecen a la misma institución, pero han tenido destinos muy contrapuestos.

Otra consideración es que nosotros no surgimos al interior de las humanidades digitales, sino que nuestra práctica diaria nos ha acercado a esta área de conocimiento que existe en América Latina y al que el Perú se está integrando recientemente. En los últimos años estamos viendo el surgimiento del Laboratorio de Humanidades Digitales en la PUCP y la carrera de Humanidades Digitales en la Universidad del Pacífico. Además, son recurrentes las conferencias sobre estos temas e historiadores peruanos se están especializando a nivel de posgrado. Pero cuando FHP nació en el 2020, esto aún no se estaba desarrollando, por lo que nosotros tuvimos que aprender en el camino. De esta forma, nos hemos acercado a la comunidad internacional participando en el Congreso Internacional e Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores en la Universidad de Salamanca (2021), el Exploratorio de Humanidades Digitales de la Universidad de Antioquía (2023) y la Semana de Humanidades Digitales de la Red de Humanidades Digitales (2023). Ese contacto nos ayuda mucho para saber a dónde dirigir nuestros esfuerzos y cómo innovar.

Erika: La curaduría digital también la hemos realizados en la selección de los contenidos que publicamos. Esto en referencia a los temas que consideramos merecen ser visibilizados en una colección o ficha temática. Por ejemplo, la “Colección mujer y sociedad en el Perú” donde hemos sistemtizado veintiocho biobibliografías de mujeres ilustradas. O las colecciones de “Cementerios y muerte en el Perú” y la del “Ministerio de Hacienda y Comercio”, que fueron realizadas pensando en nuestra participación en determinados eventos académicos.

Además, nuestra labor no culmina con la publicación de las colecciones y fichas de contenido. Pues también realizamos talleres donde detallamos la metodología empleada, sugerimos agendas de exploración y conversamos con los usuarios. También hemos hecho actividades pensando en los docentes para que lo incluyan en el diseño de sus sesiones de aprendizaje. Fue de mucha ayuda la experiencia de Pedro Henriquez en este tipo de actividades, pues él se desempeña en actividades educativas.

Es fundamental el trabajo realizado por el equipo de difusión de FHP, liderado por Isabel Quispe Tacuse. Nos ha permitido lograr un alcance mayor a través de la selección de las fichas elaboradas y su reinvención para ser comunicadas a través de redes sociales. En la actualidad contamos con formatos de publicación como las efemérides y curiosidades que generan gran interacción entre nuestros seguidores. Esperamos pronto incursionar en otras redes sociales, para mejorar nuestro alcance y acercar la historia a más gente.

Paulo: ¿Han podido evaluar el fruto de su trabajo? ¿Hay tesis o estudios que ya se publican gracias al trabajo de digitalización de fuentes de FHP?

Carlos: A la fecha no tenemos un listado de las tesis o artículos que nos citan, mucho menos una métrica bibliográfica. Eso quizás también tiene que ver con el hecho de que somos una fuente terciaria, en la medida que canalizamos el acceso a las fuentes y ofrecemos una introducción general a su contenido. Cuando los investigadores utilizan nuestros recursos, tienen que citar el repositorio en donde se alberga la digitalización y no a nosotros.

Sí sabemos que nos han incluido en repertorios de herramientas de investigación para América Latina, por ejemplo el listado elaborado por Patricia Palma en el blog de la revista Manguinhos (2020), Sarah Chambers nos incluyó en su recopilación de recursos digitales en Oxford Research Encyclopedias (2022) y recientemente nos recomiendan en el Latin American, Caribbean, Latinx, and Iberian studies (2023), entre otras guías universitarias como las de PUCP o University of Illinois Urbana-Champaign.

También es recurrente que nos comenten: “Chicos, gracias al trabajo que hacen ustedes he encontrado fuentes para mi tesis”. Ya sea personas que hemos ido conociendo en eventos académicos o nos han etiquetado después de sustentaciones de tesis. Incluso, en algunos casos, aparecemos en los agradecimientos. Entonces, sabemos que ha habido un gran impacto entre los historiadores. Con lo cual nosotros realmente agradecemos saber que hemos colaborado y hemos sido de apoyo en esta producción académica. También nos han llegado comentarios de cómo sugieren nuestra página apenas alguien pregunta por cómo acceder a una fuente y responden “está en Fuentes Históricas del Perú”. Es ya como un recurso de cabecera que debes tener en consideración para hacer investigación histórica en el Perú. Y claro, a eso es lo que apuntábamos.

También valoramos mucho el impacto que hemos tenido sobre el público no especializado. Comparten nuestros enlaces en publicaciones de Facebook, Wikipedia, en blogs y prensa digital. Muchos docentes nos cuentan que usan nuestros recursos para acceder rápidamente a esta información. Eso también nos invita a ser responsables con nuestro trabajo y la información que proveemos. Además, sabemos de dónde nos visitan gracias a las estadísticas internas de WordPress, donde hace poco superamos las treinta mil visitas en un mes. No solo del Perú, sino de varios países latinoamericanos, así como de Estados Unidos, Gran Bretaña y España.

Jair: Desde 2021 a la fecha hemos participado en más de veinte eventos académicos, ya sean talleres, congresos u otros, físicos y virtuales, tanto en diversas universidades de Lima como en España, México, Colombia y Costa Rica. Los espectadores reciben gustosamente nuestro proyecto y lo consultan periódicamente, lo cual se refleja en las estadísticas de movimiento de nuestro WordPress. Cuando hemos dictado talleres en la UNMSM, los estudiantes nos comentan cómo emplean FHP, señalándonos que es uno de los proyectos más confiables para realizar búsquedas rápidas en beneficio de sus trabajos académicos. Incluso, FHP ya forma parte del sílabo de pregrado y de la maestría en Historia. También sabemos que acceden a nuestra página a través de las plataformas educativas de distintas universidades, como en Paideia de la PUCP. Hoy, luego de casi tres años de trabajo, FHP ya es una referencia en la academia peruana.

Respecto de nuestro empleo en tesis, hay que tener en cuenta que en historia dichos trabajos de grado suelen concluirse en varios años, propio del rigor del oficio del historiador. Mi tesis, por ejemplo, la finalicé en seis años. En este sentido, es probable que pronto tengamos noticias de tesis que incluyan a FHP entre sus agradecimientos o citen algunas de nuestras entradas. Pero de por sí, por comentarios surgidos entre diálogos amicales, sabemos que nuestro recurso es constantemente empleado por tesistas. Cuando nos lo hacen saber, nos sentimos muy agradecidos.

Erika: De igual forma, estudiantes de la UNT, especialmente en el rubro de la historia y arqueología, han consultado las fuentes digitales sobre La Libertad, con especial interés en Trujillo. Como señalé anteriormente, hay poca disponibilidad de fuentes para la consulta presencial, por lo que FHP resulta de mucha utilidad para ellos. Entre los temas que recuerdo están los de historia de la prostitución, urbanismo, arqueología histórica, entre otros. Asimismo, es común encontrar profesores que emplean nuestros recursos digitales en beneficio de sus clases: fichas de contenido, enlaces y talleres, los cuales se encuentran en nuestro Facebook. También ha sido de utilidad para proyectos editoriales. Por ejemplo, La fundación de Trujillo de Raúl Porras Barrenechea, que no había sido publicada independientemente, sino noventa años después, por la editorial Reino de Almagro, que utilizó las fuentes sobre La Libertad para corroborar las referencias que empleó Porras.

En noviembre del 2023 participé en el programa de CODICIS en la Universidad de Piura, el cual fortalece las capacidades de los gestores involucrados en la conservación del patrimonio bibliográfico-documental iberoamericano. El programa incluyó un curso dedicado al tratamiento archivístico, cuya docente propuso como ejemplo nuestro primer libro Catálogo de planos del Cementerio Presbítero Matías Maestro (Lima, 1816-2012), escrito por el historiador Manuel Marcos Percca, resaltando el buen empleo del formato ISAD(G). En síntesis, nuestro proyecto no solo es empleado por alumnos de pregrado y posgrado exclusivamente en investigación, sino también en la gestión del patrimonio bibliográfico-documental y en proyectos editoriales.

Paulo: ¿Qué proyectos tienen a futuro? ¿Cómo podemos los historiadores y otros investigadores apoyarlos?

Erika: El Ministerio de Cultura nos apoyó en el 2023 a través de los estímulos económicos a nuestro proyecto Archivo Digital de la Prensa Peruana. Por eso es importante visibilizar los estímulos económicos del Ministerio de Cultura, para que más iniciativas como la nuestra puedan ser beneficiadas. Además, hemos detectado una variedad de actividades a través de las cuales podemos complementar nuestro trabajo, sobre todo económicamente. De todos ellos, destacan los talleres que van desde la búsqueda de fuentes a través de internet, el uso de repositorios específicos o de nuestras propias colecciones temáticas. Los siguientes años continuaremos con estas actividades, y nos ayudaría bastante que compartan y se inscribieran.

Es importante recordar que somos una iniciativa de voluntarios. Nosotros no generamos ingresos por las actividades que realizamos, por el contrario, dedicamos tiempo semanal para mantener actualizada nuestra página. Con el tiempo comprendimos que es necesario generar recursos económicos, además de que la página sea autosustentable para los gastos que incurre anualmente. Por eso, desde el 2020 recibimos donaciones de nuestros seguidores. Para colaborar, pueden acceder a los QR y número de cuentas a través de nuestro WordPress. Grata sorpresa nos ha llevado saber que hemos recibido donaciones de diversas partes del mundo, no solo Perú.

Jair: Actualmente, luego de haber finalizado nuestro proyecto ganador de los estímulos económicos Archivo Digital de la Prensa Peruana, estamos adentrándonos en una nueva etapa de reformas internas en cada uno de los equipos de trabajo que conforman FHP. Con el equipo editorial buscaremos concretar un proyecto que nos permita dar a luz nuevos títulos acordes a los objetivos del equipo. En el equipo de difusión, estamos pensando abrirnos a nuevas redes sociales o plataformas, como el TikTok, siempre con el objetivo formal de difundir y llegar a más personas.

Asimismo, en el equipo de investigación estamos concretando nuestro plan anual de trabajo para publicar próximamente una colección dedicada a la historia de la salud y la medicina en el Perú, coordinada por nuestro compañero Pablo Mena Hinostroza. Anualmente, publicamos entre dos a tres colecciones, y en este 2024 esperamos continuar con dicha tendencia. A la fecha, FHP ofrece acceso a nueve colecciones, que abarcan temas como la independencia, la mujer peruana, la muerte, historia regional y local, ministerios desaparecidos del Estado peruano, demografía histórica, publicaciones periódicas, entre otros. Asimismo, estamos trabajando en un nuevo formato de contenido, al cual denominamos “Bio-bibliografía”: biografías de intelectuales peruanos y peruanas, acompañadas de sus obras en digital. A la fecha, hemos alcanzado 87 biobibliografías, una cantidad enorme teniendo en cuenta el trabajo meticuloso que cada una de ellas nos demanda, superando en número a muchos repositorios digitales peruanos que tienen dinámicas parecidas. El objetivo es armar a futuro un diccionario histórico biobibliográfico, imitando un poco lo realizado por Mendiburu o Tauro del Pino, pero en el marco de las humanidades digitales. Así que vamos a seguir trabajando en beneficio de la ubicación, sistematización y difusión, que es nuestro lema.

Carlos: Hay mucha gente que ha colaborado con nosotros a través de la elaboración de fichas. Son personas que no estaban relacionadas con FHP y se nos han acercado para publicar o compartir una digitalización. Nosotros la pasamos por un filtro de calidad académica, que cuente con los estándares del equipo. Es por eso que estamos pensando en mecanismos para conseguir una mayor colaboración del público a través de nuestras futuras colecciones.

Un último proyecto que venimos trabajando el último año es la creación de una base de datos que contenga los repositorios que custodian materiales de interés para la historia en el Perú. Nos hemos inspirado en la variedad de listados que se construyeron durante la cuarentena, pero estos eran muy generales para especialistas de América Latina. Lo que hemos hecho fue recolectar estas bases de datos, acceder a estos repositorios y consultar que materiales sobre Perú poseen. De esta manera, hemos construido un listado de más de quinientas plataformas digitales sobre distintos temas. Abundan en las bibliotecas y archivos sudamericanos y estadounidenses, pero también en los más inimaginables como la Biblioteca Nacional de Catar dónde encontramos digitalizado un expediente diplomático del Perú en la India. Incluso hay bibliotecas en Europa del Este donde también hay fuentes que hablan del Perú. Aún nos preguntamos cómo dicho material ha llegado hasta allá, pero lo importante es que existe y podemos acceder a ello.

Hemos explorado nuevos repositorios a partir de un pensamiento básico. Así como hay repositorios digitales en el Perú ligados a nuestra biblioteca y nuestro archivo nacional, también los debe haber en otras partes del mundo y así llegamos a explorar todo América Latina. Lo mismo con las colecciones digitales de las universidades más importantes de estos países. Ahora entendemos que exista material en nuestros países fronterizos, pero hemos hallado existencias digitalizadas en Paraguay, Uruguay, Costa Rica, Guatemala, entre otros. Ya ni siquiera es porque estuvimos bajo el dominio de la corona española, pues también hay información contemporánea. Por ejemplo, la Biblioteca Nacional de Brasil existen fotografías de Lima durante la invasión chilena. Esperamos que pronto podamos compartir nuestra base de datos para el beneficio de todos nuestros seguidores.

Jair: Luego de casi tres años de actividades, FHP se ha establecido como una herramienta de necesaria consulta para los historiadores peruanos o peruanistas que inician alguna investigación, para los docentes que buscan recursos digitales para sus sesiones de aprendizaje, incluso para los genealogistas que constantemente consultan nuestras entradas sobre “FamilySearch”. Entre enero y febrero de 2024 decretamos un merecido descanso en el equipo luego de un 2023 muy agitado, pero productivo. A pesar de no publicar entradas en WordPress o posts de Facebook, alcanzamos en esos dos meses 37 mil visitas en nuestra página web. Si bien aún tenemos mucho que ofrecer, a la fecha nuestro proyecto ya se mueve solo. Es el grano de arena que como historiadores podemos ofrecer a nuestra sociedad. Animamos a la ciudadanía no solo a participar de nuestra iniciativa, sino también a inspirarse en ella para nuevas propuestas.