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Poblamiento litoral de los archipiélagos patagónicos septentrionales: Cronología y estratigrafía de Puente Quilo-1, Isla Grande de Chiloé, Chile

Published online by Cambridge University Press:  24 April 2023

Simón Sierralta Navarro*
Affiliation:
Escuela de Arqueología, Universidad Austral de Chile, Puerto Montt, Chile
Ayelén Delgado Orellana
Affiliation:
Centro de Estudios Arqueológicos e Históricos Aikén, La Florida, Chile
Sandra Rebolledo Canales
Affiliation:
Centro de Estudios Arqueológicos e Históricos Aikén, La Florida, Chile
Constanza Cortés Rodríguez
Affiliation:
Escuela de Arqueología, Universidad Austral de Chile, Puerto Montt, Chile
Hugo Carrión Méndez
Affiliation:
Centro de Estudios Arqueológicos e Históricos Aikén, La Florida, Chile
Daniel Hernández Castillo
Affiliation:
Graduate Program, Department of Anthropology, University of Florida, Gainesville, Florida, United States
Rolando González Rojas
Affiliation:
Investigador independiente, Providencia, Chile
Cristian Dávila Contreras
Affiliation:
Centro de Estudios Arqueológicos e Históricos Aikén, La Florida, Chile
Helga Inostroza Rojas
Affiliation:
Investigadora independiente, Santiago, Chile
Constanza Roa Solís
Affiliation:
División Arqueología Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de la Plata, La Plata, Argentina
*
Autor de contacto: Simón Sierralta Navarro, Email: simon.sierralta@uach.cl
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Resumen

Los modos de vida marítimos que caracterizaron a los archipiélagos occidentales de Patagonia comenzaron su desarrollo a mediados del Holoceno medio. El registro arqueológico sugiere posibles orígenes tanto en el extremo sur como en el extremo norte del territorio insular. La propuesta de un núcleo ecotonal septentrional de maritización se fundamentó en el hallazgo de sitios con tempranas ocupaciones de especialización litoral, entre los que destacó el conchal de Puente Quilo-1. Este artículo presenta resultados de nuevas excavaciones realizadas con el objeto de precisar su cronología, historia ocupacional y relevancia en la comprensión del proceso de maritización y colonización de los archipiélagos. A través de su integración con investigaciones previas en el sitio, los nuevos datos muestran una secuencia de reocupación estrechamente ligada a cambios en el paisaje producto de la variación en los niveles marinos, y caracterizan un campamento con diversidad funcional y diferenciación de áreas de actividad, inserto en un contexto de expansión regional de grupos cazadores-recolectores marinos. Los atributos culturales y su cronología permiten robustecer la hipótesis de un núcleo de maritización en el norte de la franja archipelágica.

Abstract

Abstract

The maritime lifestyles that characterize the archipelagos of western Patagonia began to develop in the mid-Middle Holocene. The archaeological record suggests as possible origins the extreme south and the extreme north of this insular territory. The proposal of a northern ecotonal core of maritization was based on the discovery of several sites with specialized early coastal settlements, among which the shell midden Puente Quilo-1 stands out. Here we present the results of new excavations carried out at the site, to clarify its chronology, occupational history, and relevance to the understanding of the process of maritization and colonization of the archipelagoes. By integrating previous research on the site, the new data show a reoccupation sequence closely linked to landscape changes related to sea-level variations. The camp is characterized by functional diversity and different activity areas that occurred in a context of regional expansion of marine hunter-gatherers. These cultural attributes and the chronology reinforce the hypothesis of a nucleus of maritization in the north of this archipelago.

Type
Article
Copyright
Copyright © The Author(s), 2023. Published by Cambridge University Press on behalf of the Society for American Archaeology

El archipiélago de Chiloé es un territorio clave en la comprensión del poblamiento inicial de las islas occidentales de Patagonia. A finales del siglo veinte se propuso que en él se desarrolló un núcleo septentrional de transición a la vida marítima, similar a los identificados en los territorios meridionales del Seno Otway, el Estrecho de Magallanes y el Canal Beagle (Legoupil y Fontugne Reference Legoupil and Fontugne1997; Orquera et al. Reference Orquera, Legoupil and Piana2011; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999). Varias dataciones de sitios para el Holoceno medio abrieron la discusión sobre la dirección, demografía y velocidad de la dispersión humana en el archipiélago, así como las asociaciones culturales entre distintas áreas (Orquera y Piana Reference Orquera and Piana2005; Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004).

Puente Quilo-1, sitio localizado en la costa norte de la Isla Grande de Chiloé, es de especial relevancia en ese contexto, pues constituye una de las primeras evidencias de ocupación humana en el archipiélago (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Ocampo, Olivares, Arensburg and Meyer1995). Cultura material distintiva, consumo de fauna marina y restos bioantropológicos con atributos propios de un modo de vida litoral sugirieron una temprana adaptación marítima (Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999). Una datación de ~5000 cal aP marcó un punto de inflexión en la comprensión del poblamiento marítimo de Patagonia insular septentrional. Investigaciones sucesivas interpretaron un conchal con áreas de actividad diferenciadas, ocupado durante la segunda mitad del Holoceno medio y reocupado por grupos alfareros prehispánicos, además de un cambio en el ambiente sedimentario del sitio durante el Holoceno medio (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004). No obstante, las evidencias que apoyaban dichas interpretaciones fueron presentadas en forma parcial, entregando sólo descripciones generales sobre las excavaciones y los materiales recuperados, lo que dificultó su evaluación en el marco de la discusión regional (Orquera y Piana Reference Orquera and Piana2005; Orquera et al. Reference Orquera, Legoupil and Piana2011).

En 2019 nuestro equipo desarrolló nuevas excavaciones para afinar la información cronológica, estratigráfica y cultural del sitio, con el objetivo de precisar su posición en el problema del poblamiento insular. Este trabajo presenta los resultados referidos a la cronología de ocupación, la caracterización estratigráfica de los depósitos y su interpretación general en el marco de cambios en el paisaje durante el Holoceno medio. Los nuevos datos son integrados con los resultados obtenidos por anteriores investigaciones, disponibles en publicaciones y literatura gris consultada en archivos de acceso público (véase infra). Con ello, se espera contribuir aportando datos más robustos para la discusión respecto al poblamiento litoral de Patagonia septentrional.

Antecedentes

Área de estudio

Chiloé, límite septentrional de los archipiélagos patagónicos occidentales, corresponde a la prolongación de la Cordillera de la Costa chilena entre 41° 46′ y 43° 45′ S (Figura 1). Se compone de una Isla Grande de ~8.400 km2, y decenas de islas menores, lo que hasta el día de hoy hace de la movilidad marítima un componente central de su ocupación humana. Hasta 1550, las islas contaban con una densa cobertura de selva lluviosa fría, alimentada por altas precipitaciones (>2.000 mm anuales), que en los últimos siglos ha sido severamente reducida por la deforestación humana (Lara et al. Reference Lara, Solari, Rosario Prieto and Peña2012).

Figura 1. Área de estudio y ubicación de sitios mencionados en el texto.

La primera evidencia de poblamiento humano en la región se encuentra en Monte Verde II y Chinchihuapi I, unos 25 km al norte de Chiloé, con una cronología aceptada de ocupación entre 14.500 y 10.500 cal aP para grupos cazadores-recolectores terrestres, y fechas más tempranas aún en discusión (Dillehay et al. Reference Dillehay, Ocampo, Saavedra, Pino, Scott-Cummings, Kovácik, Silva and Alvar2019; Politis y Prates Reference Politis, Prates, Harvati, Jäger and Reyes-Centeno2018). Sin embargo, a la fecha no se han reportado sitios con ocupaciones entre la transición Pleistoceno–Holoceno y mediados del Holoceno medio. Las siguientes evidencias de ocupación humana se registran en el litoral continental del Seno de Reloncaví, hacia ~6500 cal aP. Se trata de conchales con secuencias largas de ocupación, que evidencian un modo de vida marítimo caracterizado por la explotación de los recursos intermareales, entre los que destacan Bahía Ilque 1, Puntilla Tenglo y Piedra Azul (Gaete et al. Reference Gaete, Navarro, Constantinescu, Mera, Selles, Solari, Vargas, Oliva and Durán2004; Ladrón de Guevara et al. Reference Ladrón de Guevara, Gaete and Morales2003; Munita et al. Reference Munita, Mera, Álvarez, Navarro, Valenzuela, González, Quiroz, Belmar and Power2021).

Las primeras ocupaciones fechadas en territorio insular, publicadas con clara información contextual y asociación cultural, son posteriores a 6000 cal aP. Durante el Holoceno medio se registran varios sitios, con un patrón común de grandes bifaces lanceolados y obsidiana del volcán Chaitén, en la Isla Grande de Chiloé, las islas Guaitecas y la costa de Valdivia, entre ellos, Puente Quilo-1 (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Ocampo, Olivares, Arensburg and Meyer1995; Díaz y Garretón Reference Díaz and Garretón1972-1973; Legoupil Reference Legoupil2005; Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004; Pino y Navarro Reference Pino and Navarro2005; Porter Reference Porter1993; Rebolledo et al. Reference Rebolledo, Delgado, Kelly, Sierralta, Bravo, Hernández and Cortés2021; Reyes et al. Reference Reyes, Román, Morello, Bjerck, Breivik, Fretheim, Piana, Skar, Tivoli and Zangrando2016, Reference Reyes, Belmar, Román, Morello and Urbina2020). A partir de ello, se propuso el desarrollo de una extensa área de movilidad y/o interacción por vía marítima, originada en el seno de Reloncaví durante la segunda mitad del Holoceno medio (Rivas y Ocampo Reference Rivas and Ocampo2010; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999).

Puente Quilo-1

El Río y la Laguna Quilo, en el noroeste de la Isla Grande de Chiloé, conforman un pequeño estuario con características de laguna costera, que desemboca en el Golfo de Quetalmahue (Figura 2). La laguna presenta un área de 1,5 km2, con límites variables de acuerdo con la estación del año, las mareas y las diferencias interanuales en pluviosidad. En sus márgenes se desarrollan sectores de pantano salobre que configuran un humedal atractivo para mamíferos riparianos, y una importante diversidad de aves residentes y migratorias (Smith y Pliscoff Reference Smith and Pliscoff2008). El río se extiende por alrededor de 2 km, con pequeñas playas intermareales de cantos rodados y arenas finas en sus bandas. Antes del megaterremoto de 1960, Quilo era sólo un pequeño río con menor influencia mareal, convirtiéndose en un estuario producto del hundimiento del terreno. No obstante, columnas en torno a la laguna evidenciaron niveles marinos elevados hacia 5000 14C aP (ca. 5700 cal aP), indicando un proceso de levantamiento que compensó fenómenos puntuales de subsidencia, con una regresión neta del nivel marino que sugiere dinámicas estuarinas en el pasado (Bartsch-Winkler y Schmoll Reference Bartsch-Winkler and Schmoll1993).

Figura 2. Ubicación de Puente Quilo-1 en el contexto de (A) el extremo norte de los archipiélagos septentrionales, (B) el Golfo de Quetalmahue y (C) la geología local del área (modificado de Antinao et al. Reference Antinao, Duhart, Clayton, Elgueta and McDonough2000). (Color en la versión electrónica)

El sitio Puente Quilo-1 fue reportado hacia 1990 por Serafín González, quien encontró restos humanos durante la construcción de su vivienda. Se ubica sobre la terraza occidental del río, a 25 m del margen y 300 m de la desembocadura. La terraza presenta una altura de 1-3 m, pendiente baja (>5°) y topografía regular. Está conformada por depósitos estuarinos y fluviales holocénicos, apoyados sobre sedimentos de la glaciación Santa María (Antinao et al. Reference Antinao, Duhart, Clayton, Elgueta and McDonough2000). Distintas investigaciones han interpretado un campamento residencial con áreas diferenciadas de actividad, ocupado entre 6700 y 4200 cal aP, luego reocupado por grupos prehispánicos portadores de alfarería. A partir de indicadores bioantropológicos y restos de fauna se propuso que el sitio correspondía a evidencia temprana de un modo de vida marítimo (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Ocampo, Olivares, Arensburg and Meyer1995; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999).

Los contextos culturales, asociaciones espaciales, datos estratigráficos y geoarqueológicos no fueron publicados, lo que hizo difícil evaluar la secuencia temporal del sitio (Orquera y Piana Reference Orquera and Piana2005). Sólo se presentaron dataciones radiocarbónicas y descripciones generales de los materiales (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004; Rivas y Ocampo Reference Rivas and Ocampo2010; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999). Datos más detallados se encuentran en literatura disponible en archivos públicos. En particular, el informe final del proyecto Fondecyt 1930884 (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Llop, Moreno, Harb and Quiroz1996), el informe y un dossier fotográfico del proyecto “La Humanidad Anterior” (Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga2003) y documentación asociada al proyecto Fondecyt 1020616 (Ocampo et al. Reference Ocampo, Rivas and Aspillaga2006). A continuación, se resume la información recopilada por nosotros desde archivos y publicaciones, con el objeto de sintetizar datos presentes en documentos de difícil acceso.

Las primeras excavaciones de 1994 dispusieron seis unidades de 1 m2 en una transecta NOO-SEE, perpendicular al río (Figura 3). El espacio se encontraba entonces ocupado por casas, galpones y corrales de construcción ligera. Además, se excavó un área de extensión indeterminada asociada al salvataje de contextos funerarios (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Llop, Moreno, Harb and Quiroz1996; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999). Entre 1999 y 2000, Rivas y colaboradores (2003) realizaron un salvataje de área no especificada, otras excavaciones en área (20 m2) y tres transectos de barrenado. Se alcanzaron profundidades de 190 cm en el salvataje, y 130 cm en la excavación extensiva, pero la elevación de los niveles freáticos obligó el cierre de las excavaciones. Aunque no se cuenta con planos, a partir de fotografías de archivo, observaciones en terreno e información proporcionada por la familia González, se evidencia que el área central de excavación se ubicó al norte de las unidades de 1994, donde antiguamente se encontraban los galpones (Figura 3). En 2006 se profundizaron las excavaciones pendientes desde 2000 (Ocampo et al. Reference Ocampo, Rivas and Aspillaga2006).

Figura 3. (a) Vista área y (b) ubicación de intervenciones arqueológicas en Puente Quilo-1. (Color en la versión electrónica)

De las excavaciones de 1994, se describe para el sector occidental del sitio una estratigrafía parcialmente disturbada por labores domésticas y agrícolas, que inicia con un estrato de conchal, con presencia de cerámica y material cultural subactual (0-30 cm), y luego tres ocupaciones prehispánicas diferenciadas (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Llop, Moreno, Harb and Quiroz1996). La superior corresponde a arena orgánica con lentes de conchal, puntas foliáceas, lascas y restos óseos (30-40 cm). La intermedia (40-70 cm) a grava y arenas fluviales marrones a rojizas, con abundantes desechos líticos, grandes puntas lanceoladas, huesos de mamíferos marinos y terrestres, y un fogón datado en 5456-5048 aP (Tabla 1). A este fechado se asocian cuatro individuos cuyos indicadores, como desgaste dentario, inserciones musculares y desarrollo de osteoma auditivo, sugieren un modo de vida marítimo (Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999). La última ocupación (70-120 cm) se identifica en un nivel de grava rojiza con material lítico sin rasgos diagnósticos, que se apoya sobre sedimentos limoarcillosos consolidados de la glaciación Santa María (Antinao et al. Reference Antinao, Duhart, Clayton, Elgueta and McDonough2000; Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Ocampo, Olivares, Arensburg and Meyer1995; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999).

Tabla 1. Fechados absolutos para Puente Quilo-1. Calibración a 2σ utilizando curva SHCal20 (Hogg et al. Reference Hogg, Heaton, Hua, Palmer, Turney, Southon and Bayliss2020), Software OxCal 4.3 (Bronk Ramsey Reference Bronk Ramsey2009). Fechas corregidas para fraccionamiento isotópico.

* Calibración de Reyes y colaboradores (Reference Reyes, Tessone, Belmar, Román, Morello, Moraga and Urbina2022), corrigiendo efecto reservorio.

** Año base 2020.

La estratigrafía descrita para 1999-2000 coincide con lo anterior: conchal superior de Ostrea chilensis con palimpsesto de material cultural subactual y prehispánico (0-40 cm); luego, limo orgánico con grava, guijarros y conchas de almeja (40-70 cm), seguido de una intercalación de gravas y arenas apoyada sobre limo arcilloso gris consolidado (70-120 cm). Nueve fechados radiocarbónicos se distribuyen entre 6000 y 4400 cal aP, aunque no se señala su asociación a las ocupaciones (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga2003). Se observaron áreas de actividad con el basural conchífero concentrado en el sector oriental más cercano al río. En él se registraron otros siete individuos. En el sector occidental se observó menor densidad de conchas, y se interpretó un “sector doméstico y de trabajo” con acumulaciones de rodados expuestos al fuego y abundantes artefactos líticos (Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga2003:8). Esta variación estaría restringida al segundo estrato (40-70 cm), pues a mayor profundidad la densidad de concha es baja o nula en todo el sitio (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004).

Posteriormente se presentó un fechado más temprano de 6742-6455 cal aP, obtenido en un depósito cultural de 200 cm de profundidad (Ocampo et al. Reference Ocampo, Rivas and Aspillaga2006; Rivas y Ocampo Reference Rivas and Ocampo2010). Un breve trabajo sobre conchales en Reloncaví y Chiloé entrega una fecha tardía de 724-557 cal aP (Muñoz y Pino Reference Muñoz and Pino2002). De estos dos fechados se desconoce el contexto de obtención de la muestra. Más recientemente, restos bioantropológicos de tres individuos recuperados en el año 2000 fueron fechados en 3153-2860, 3821-3589 y 4391-4094 cal aP (Reyes et al. Reference Reyes, Tessone, Belmar, Román, Morello, Moraga and Urbina2022).

Dos análisis líticos posteriores coinciden en interpretar un área de taller, por una gran cantidad de preformas y fragmentos bifaciales especialmente concentradas en unidades específicas, y una industria bifacial estandarizada, sin variaciones morfométricas ni tecnológicas a lo largo de la secuencia estratigráfica (Chea Reference Chea2019; Galarce Reference Galarce2006). En contraste, Rivas y Ocampo (Reference Rivas and Ocampo2010) proponen un cambio tecnológico asociado a las ocupaciones alfareras, con menor relevancia de la bifacialidad y desarrollo de industria marginal sobre guijarros.

Metodología

En marzo de 2019, nuestro equipo excavó dos cuadrículas de 1 m2 en el sector oeste del sitio, adyacentes a las áreas intervenidas previamente (Figura 3). La Unidad 1 se ubicó al noroeste de las excavaciones de 2000 y la Unidad 2 se ubicó 5 m al suroeste de la Unidad 1. Se excavó siguiendo niveles arbitrarios de 5 cm, distinguiendo capas de acuerdo con atributos sedimentarios. Los sedimentos fueron tamizados utilizando malla de 3 mm. Se obtuvieron muestras para datación radiocarbónica directamente desde la planta de excavación. En la Unidad 1 se obtuvo una columna de muestreo de macrorrestos botánicos (20 × 20 cm), cada 5 cm de profundidad, procesada mediante flotación con balde (Caruso-Fermé Reference Caruso-Fermé2013).

Debido a una gran cantidad de artefactos líticos recuperados y la posibilidad de encontrar un contexto intermareal con representación de pseudoartefactos (Borrazzo Reference Borrazzo2011), en esta etapa sólo se analizó un subconjunto conformado por elementos de indudable origen antrópico (Andrefsky Reference Andrefsky, Graf, Ketron and Waters2013): lascas de desbaste bifacial con retoque marginal y/o rastros complementarios, hojas de aristas paralelas e instrumentos formales, reduciendo la muestra a 196 artefactos. Se analizó materia prima, extensión del retoque, morfología general y medidas, controlando el comportamiento a lo largo de la secuencia estratigráfica. Los artefactos bifaciales, frecuentes en el sitio y característicos de las ocupaciones marítimas iniciales en la zona, fueron clasificado en esbozos, preformas, instrumentos de mano y cabezales líticos (Aschero y Hocsman Reference Aschero, Hocsman, Acosta, Loponte and Ramos2004). Los artefactos de retoque marginal fueron clasificados en formales e informales (Andrefsky Reference Andrefsky1994).

Dado que el material lítico presentaba bastante abrasión, se utilizó una escala de cuatro grados para evaluar la intensidad de las alteraciones —nula, leve, moderada, alta— a partir del redondeamiento de las aristas y la regularización de la superficie de la roca (Borrazzo Reference Borrazzo2011; Carranza y Méndez Reference Carranza and Méndez2020). Esto no buscó reconstruir la historia tafonómica, sino evaluar distribución y severidad de las evidencias de alteración a lo largo de la estratigrafía. Estudios de mayor detalle sobre tafonomía y tecnología lítica se encuentran actualmente en desarrollo.

El material arqueofaunístico se analizó considerando medidas de identificación taxonómica, utilizando literatura y muestras de referencia (Aldea y Valdovinos Reference Aldea and Valdovinos2005; Guzmán et al. Reference Guzmán, Saá and Ortlieb1998; Hillson Reference Hillson1992; Osorio Reference Osorio2002; Schmid Reference Schmid1972; Valdovinos Reference Valdovinos1999). El nombre actualizado de las especies fue consultado en la plataforma virtual World Register of Marine Species (www.marinespecies.org). Se registraron los procesos tafonómicos, a partir de las alteraciones macroscópicas de las superficies de los elementos que dieran cuenta de la paleoecología, bioestratinomía y/o fosildiagénesis (Behrensmeyer Reference Behrensmeyer1978; Behrensmeyer et al. Reference Behrensmeyer, Kidwell and Gastaldo2000; Brett y Baird Reference Brett and Baird1986; Gómez y Buitrón Reference Gómez and Buitrón2012; Lyman Reference Lyman1994).

Resultados

Estratigrafía y cronología

Se distinguieron 15 estratos en la Unidad 1, y 11 estratos en la Unidad 2, sobre la base de variaciones en su composición, granulometría, color e inclusiones. A partir de dichos estratos se definieron siete unidades estratigráficas (UE). No obstante estar separadas entre sí por unos 5 m lineales, se observa una buena correlación entre las UE en ambas unidades, salvo la identificación de UE7 en la base de la Unidad 2 (Figura 4).

Figura 4. Estratigrafía, cronología y frecuencia normalizada de materiales por unidad. (Color en la versión electrónica)

Se observó escasa diferenciación de horizontes de suelo. UE1 corresponde a un Horizonte A cumúlico de matriz limoarenosa, cuyos centímetros inferiores presentan fragmentos de concha, gravilla y clastos redondeados. Los restos malacológicos no se registraron en densidad suficiente para definir estratos de conchal. UE1 presenta un claro límite con UE2, compuesta por arenas gravillosas marrones poco orgánicas, de estratificación subparalela a lenticular. El contacto entre UE2 y UE3 es difuso. UE3 corresponde a un depósito de arena fina arcillosa gris de 8 cm de espesor, inorgánico, sin gravilla ni clastos, con distribución homogénea de espículas de carbón (Figura 5a). Un contacto discordante con UE4 sugiere un evento de depositación rápida. UE4 es similar a UE2, una matriz de arena gruesa marrón a anaranjada con bastante gravilla, incluyendo sectores clastosostenidos. En ella se observa un estrato de color rojizo, coherente con el descrito en 1994 (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Llop, Moreno, Harb and Quiroz1996). El contacto con UE5 es difuso. UE5 es muy similar a UE3, arena fina arcillosa de color gris, con un espesor variable menor a 10 cm, sin presencia de clastos ni gravilla, y con espículas de carbón dispersas en forma homogénea. Su límite con UE6 es muy definido. UE6 es un tercer bloque de arenas gruesas y gravilla inorgánicas, de colores grises a amarillentos. Tanto UE5 como UE6 presentaron moteados anaranjados producto de la oxidación, indicando saturación estacional de agua por la variación en los niveles freáticos (Buol et al. Reference Buol, Southard, Graham and McDaniel2011; Holliday Reference Holliday2004). UE6 marca el fin de las evidencias arqueológicas.

Figura 5. (a) Detalle UE3, Unidad 1; (b) hoja de mirtácea recuperada en capa O, Unidad 2C; (c) mitílido in situ en capa O, Unidad 2D; (d) rasgo 1, Unidad 1. (Color en la versión electrónica)

El estrato UE7, identificado sólo en la Unidad 2, presenta matriz arenoarcillosa, alto contenido orgánico y conservación excepcional de material vegetal evidenciada en la presencia de madera y una hoja de mirtácea (Figura 5b), indicando un ambiente con saturación de agua (Tolar et al. Reference Tolar, Jacomet, Velušček and Čufar2010). Periostraco de mitílidos, incluyendo una valva completa, evidencia disolución de la concha en condiciones de acidez (Figura 5c). Lo anterior sugiere que UE7 corresponde a un suelo subacuático de agua somera o intermareal, propio de un nivel marino elevado que generó una marisma o pantano salobre (Bradley y Stolt Reference Bradley and Stolt2003; Oenema et al. Reference Oenema, Steneker and Reynders1988). Depósitos submareales similares fueron fechados para el Holoceno medio por estudios geológicos en la Laguna Quilo (Bartsch-Winkler y Schmoll Reference Bartsch-Winkler and Schmoll1993), y se observan hoy en la desembocadura del río.

En síntesis, bajo el horizonte A se presenta una intercalación de estratos heterolíticos de arenas gruesas y gravilla (UE2, UE4 y UE6) con lentes de arena fina con arcilla y carbón (UE3 y UE5). La estratificación subparalela a lenticular de las arenas gruesas evidencia influencia mareal, sugiriendo la configuración de un ambiente de playa en el contexto de formación del estuario (Allen y Posamentier Reference Allen and Posamentier1993; Burningham y French 2006). Límites inferiores bien definidos y espesor discreto de los estratos de arena fina indican eventos de sedimentación rápidos. Depósitos de atributos similares se han caracterizado como producto de tsunamis a escala local, y se han identificado tres eventos para la costa centro-occidental de Chiloé entre 5400 y 4200 cal aP (Cisternas Reference Cisternas2005; Kempf et al. Reference Kempf, Moernaut, Van Daele, Pino, Urrutia and De Batist2020). Dentro de esta secuencia está contenido el registro de ocupación humana en el sitio. En la Unidad 2, las arenas se apoyan sobre un estrato de suelo subacuático, producto de niveles marinos más altos previos a la ocupación humana (UE7). Notablemente, no se identificaron los sedimentos glaciares consolidados observados por excavaciones previas a 100 y 120 cm en el sector este del sitio (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Llop, Moreno, Harb and Quiroz1996; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga2003).

Además, se registraron tres rasgos discretos en la Unidad 1. Dos corresponden a excavaciones de sección subcircular que introducen sedimentos de UE1 hasta UE3, interpretados como intervenciones subactuales en el marco de las actividades domésticas. El tercero es una acumulación subcircular de cantos rodados medianos de andesita, de aproximadamente 50 cm de diámetro, dispuestos en el límite inferior de UE1 (Figura 5d). Algunos de los cantos presentaron fracturas por alteración térmica, si bien no se observó la presencia de carbón ni otros atributos que indiquen su uso como estructura de combustión.

Se obtuvieron seis dataciones radiocarbónicas y dos por termoluminiscencia (Tabla 1). Ante la ausencia de rasgos de combustión, se fecharon carbones dispersos en la matriz, determinados taxonómicamente para evitar la datación de maderas antiguas. En la Unidad 1, dos muestras corresponden a carbones recuperados en la columna de flotación, dado que el muestreo de 5 cm entrega suficiente precisión estratigráfica. Para la Unidad 2, el mal estado de conservación obligó a fechar muestras cuya asignación taxonómica sólo se alcanzó a nivel de clase. No obstante, se descartó la presencia de especies muy longevas, como coníferas.

Las dataciones inferiores de ambas unidades, obtenidas de UE6 en el primer nivel de 5 cm sin artefactos, plantean una antigüedad máxima de 5900 cal aP para el inicio de la depositación del material cultural. En la Unidad 2, la muestra se recuperó del límite entre UE6 y UE7 (D-AMS 036367: 5895-5607 cal aP), lo que sugiere niveles marinos más altos poco antes de la ocupación humana. No obstante, una fecha estadísticamente idéntica se obtuvo 70 cm más arriba en UE5 (D-AMS 036366: 5842-5591 cal aP), implicando que al menos el segmento inferior del depósito podría estar retrabajado, posiblemente por la influencia mareal. La UE2 entregó fechados indistinguibles en ambas unidades (D-AMS 036365: 4571-4300 cal aP; y D-AMS 036363: 4566-4298 cal aP). En el caso de la Unidad 2, la muestra se obtuvo del límite entre UE2 y UE1, lo que permite estimar la estabilización de la terraza y el inicio del proceso pedogenético a finales del Holoceno medio. El carbón disponible en UE1 fue muy escaso, y la única muestra fechada entregó una cronología histórica-subactual (D-AMS 036362; 280-0 cal aP).

Contexto cultural

El material cultural recuperado en UE1 corresponde a un palimpsesto de materiales prehispánicos, poshispánicos y subactuales. Los 20 cm superiores presentan desechos domésticos modernos como vidrios, botones, plásticos e incluso clavos y cordel de excavaciones arqueológicas anteriores. Hasta los 40 cm es posible encontrar cerámica monocroma y rojo-engobada, manufacturada sin torno, la cual fue fechada en ~400 cal aP. El material lítico consiste en derivados de núcleo, desechos de talla y fragmentos de instrumentos bifaciales lanceolados. UE1 concentra la mayor parte del material orgánico recuperado, que corresponde a restos de fauna —óseos y malacológicos— y macrorrestos vegetales (Tabla 2). Los restos óseos son escasos en general (n = 32), y sobre todo bajo los 40 cm de profundidad (n = 9).

Tabla 2. Frecuencia de materiales por unidad y unidad estratigráfica.

Los elementos identificables, todos en UE1, corresponden a animales domésticos europeos (Caprinae y Sus scrofa), en un caso con huellas de aserrado eléctrico. Los restantes elementos óseos se registran en UE2 (n = 7) y UE4 (n = 2), y corresponden a especímenes de mamíferos muy fragmentados. No obstante, destaca el hallazgo en UE2 de un instrumento óseo de extremo activo redondeado, manufacturado sobre diáfisis de mamífero terrestre, en estado carbonizado.

En cuanto a los restos malacológicos, en UE1 (NISP = 484) se recuperaron fragmentos pequeños y relativamente dispersos de Veneridae y Ameghinomya antiqua (65,1% del NISP), almejas muy frecuentes en el estuario de Quetalmahue. Bajo 40 cm se registran frecuencias bajas (NISP = 5) de elementos muy pequeños, deteriorados y no identificables, salvo un fragmento de A. antiqua. La mayoría de los elementos se presentan alterados: decolorados (92,3%), significativa a totalmente exfoliados (74,2%), y significativa a totalmente abradidos (88,9%). La combinación de estos indicadores sugiere disolución progresiva del carbonato de calcio por la presencia de agua (Dincauze Reference Dincauze2000; Stein Reference Stein and Stein1992). Esto sería consistente con la recuperación de periostraco desprovisto de concha en UE7, y con un escenario de alta pluviosidad y variación en los niveles freáticos.

Respecto al contexto arqueobotánico, el 98,0% de los carporrestos y el 91,4% de los carbones recuperados en la columna provienen de UE1. Entre los primeros destaca una alta frecuencia de trigo (Triticum aestivum, n = 1.125, cariópsides completos, semicompletos y fragmentos) y escasos restos de quinoa (Chenopodium quinoa, n = 2, granos). Los carporrestos registrados en UE6 (2,0%) no pudieron ser determinados taxonómicamente debido a su mala preservación. Entre los carbones se registraron taxones arbóreos y arbustivos locales frecuentemente utilizados como leña, destacando mirtáceas, Nothofagus spp. y Drymis winteri. Aquellos recuperados en estratos inferiores muestran inclusiones de óxido de hierro que sugieren exposición al agua, y estructuras colapsadas producto del estrés mecánico. En UE3, además presentan bordes y formas redondeadas propias de abrasión por transporte eólico o hídrico (Berger y Thiébault Reference Berger, Thiébault and Thiébault2002).

Conjunto lítico

Dentro de los materiales recuperados, destaca una alta frecuencia de material lítico (n = 24.303). El conjunto se compone de desechos de talla, derivados de núcleo, preformas e instrumentos formatizados. Se registra desde los primeros niveles de excavación, pero en ambas unidades su frecuencia aumentó significativamente bajo UE1 (Figura 4). En la Unidad 1, el 86,0% de los artefactos se concentran en UE2, disminuyendo su frecuencia a partir de los 75 cm, registrándose hasta los 130 cm. En la Unidad 2, el 80,0% se concentran entre UE2 y UE4 (65-120 cm), disminuyendo al inicio de UE5, y alcanzan una profundidad de 165 cm. El estrato de grava rojiza, potencialmente homologable al descrito en 1994, presentó una cantidad importante de material lítico en la Unidad 2 (18,0%, n = 2.772), y muy bajo en la Unidad 1 (0,8%, n = 72).

No descartamos que parte del conjunto sea de origen natural, pues el oleaje y el transporte fluvial pueden generar frecuencias significativas de pseudoartefactos (Borrazzo Reference Borrazzo2011). La submuestra analizada indica que el material lítico se encuentra afectado por abrasión y meteorización química, atribuibles a la saturación de agua y el transporte como agentes tafonómicos (Borrazzo Reference Borrazzo2010; Bustos-Pérez et al. Reference Bustos-Pérez, Díaz and Baena2019; Hall et al. Reference Hall, Thorn, Matsuouka and Prick2002). Las alteraciones más frecuentes corresponden al redondeamiento de bordes y aristas, y alteración química de las materias primas porosas. El 66,0% de los artefactos formatizados mostraron grados moderados a severos de alteración. Las alteraciones se distribuyen en forma homogénea a lo largo de la secuencia, sugiriendo que la posición estratigráfica no es un factor relevante en este sentido (Figura 6).

Figura 6. Atributos generales del conjunto lítico. (a) Frecuencia de materias primas; (b) tipología; (c) clase de tamaño; (d) alteración tafonómica.

Para evaluar variaciones a lo largo de la secuencia, se subdividió la muestra analizada en dos segmentos, UE1-UE2 y UE3-UE6, que reflejan las diferencias en la distribución del material entre ambas unidades (Tabla 3). No se observan variaciones en categoría tipológica, ni rangos de tamaño (Figura 6; Tabla suplementaria 1). Ambos subconjuntos se caracterizan por alta diversidad de materias primas con predominio de rocas volcánicas disponibles localmente, y presencia de obsidiana del volcán Chaitén, ya observada por estudios anteriores (Chea Reference Chea2019; Stern et al. Reference Stern, García, Navarro and Muñoz2009). Destacan distintos tipos de sílices de buena a muy buena calidad para la talla, algunos de posible origen local (Munita Reference Munita, Morello, Martinic, Prieto and Bahamonde2007).

Tabla 3. Frecuencia de material lítico analizado.

En términos tipológicos, se registra alta frecuencia de artefactos bifaciales en todas las unidades estratigráficas (Figura 7). Una proporción significativa de preformas y matrices (40,7%, n = 35), pero también de instrumentos terminados y retomados (52,3%, n = 45), incluyendo cabezales líticos, es consistente con estudios previos (Chea Reference Chea2019; Galarce Reference Galarce2006). Se registraron también instrumentos informales, y en muy baja frecuencia formales, correspondientes a artefactos de retoque marginal y filos naturales con rastros macroscópicos de uso. No se registraron instrumentos sobre guijarro como los descritos para sitios del Holoceno tardío (Munita Reference Munita, Morello, Martinic, Prieto and Bahamonde2007; Rebolledo et al. Reference Rebolledo, Delgado, Kelly, Sierralta, Bravo, Hernández and Cortés2021).

Figura 7. Tipos de instrumentos registrados en 2019: (a) cabezal lanceolado base recta; (b) cabezal lanceolado base acuminada; (c) cabezal lanceolado base convexa; (d) instrumento bifacial lanceolado base recta; (e) instrumento bifacial asimétrico; (f) instrumento marginal formal; (g) instrumento marginal informal. (Color en la versión electrónica)

Los cabezales líticos presentan morfologías lanceoladas simétricas de base recta, acuminada y convexa. Poseen sección transversal biconvexa, mayor a 5 mm. Sólo dos fueron registrados completos, con longitudes de 50 y 105 mm. Los instrumentos bifaciales de mano son lanceolados y triangulares asimétricos de base recta, de 40-90 mm de longitud. No se observan diferencias en las dimensiones de las piezas bifaciales entre ambos subconjuntos. Los instrumentos marginales fueron elaborados sobre lascas de núcleo y de desbaste bifacial. Los formales fueron formatizados a partir de talla unifacial extendida completa o parcial, y regularización de filos mediante retoque marginal. Se observaron cuchillos triangulares y de bordes paralelos, y un raspador frontal. Los informales corresponden a derivados con retoques marginales y diversas morfologías de filo que incluyen muescas, denticulados, cuchillos, raspadores, raederas y trinchetes, entre otros.

Discusión

Estratigrafía e historia ocupacional de Puente Quilo-1

Nuestros resultados muestran un depósito de 120-160 cm de arenas y gravas fluvial-estuarinas, sedimentadas sobre un suelo subacuático tras la regresión marina del Holoceno medio. Este depósito contiene abundante material lítico que evidencia ocupaciones de cazadores-recolectores marinos sobre una antigua playa. Dos lentes intercalados de arenas finas (UE3, UE5) indican cambios abruptos y restringidos temporalmente en la dinámica sedimentaria, posiblemente tsunamis. Sobre las arenas y gravas, la estabilización de la terraza fluvial a fines del Holoceno medio (ca. 4200 cal aP) generó un suelo cumúlico limoarenoso, que contiene un palimpsesto de ocupaciones prehispánicas a subactuales.

Esta secuencia corresponde al sector occidental del sitio, y cronológicamente se ajusta a lo observado en excavaciones anteriores (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Llop, Moreno, Harb and Quiroz1996; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga2003). No obstante, no presenta estratos de conchal ni sedimentos glaciares, atributos anteriormente destacados del sector oriental del sitio, lo que junto con el registro novedoso del suelo subacuático indica variabilidad en la estratigrafía natural y cultural del sitio, orientada a rasgos generales en un sentido este–oeste. (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Ocampo, Olivares, Arensburg and Meyer1995; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999).

En el mismo sentido, gran densidad de artefactos líticos y escasa evidencia orgánica contrastan con el conchal con buena conservación ósea en el este del sitio (Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga2003). Esto puede deberse a la diferenciación funcional del espacio, a agentes tafonómicos, o una combinación entre ambas (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004). Indicadores en restos líticos, malacológicos y arqueobotánicos, moteados en los sedimentos inferiores, y niveles freáticos elevados descritos en la literatura, evidencian saturaciones estacionales que afectan la preservación orgánica, y un ambiente dinámico con acción de agentes erosivos. Esto es coherente con la interpretación de un depósito fluvial-estuarino en que la dinámica mareal afectó al material cultural.

En términos cronológicos, Puente Quilo-1 contaba previamente con cuatro dataciones directas sobre rasgos de origen antrópico: un fogón fechado en 5456-5048 cal aP, y tres muestras de restos humanos fechadas entre 4391 y 2860 cal aP (Aspillaga et al. Reference Aspillaga, Ocampo, Olivares, Arensburg and Meyer1995; Reyes et al. Reference Reyes, Tessone, Belmar, Román, Morello, Moraga and Urbina2022). Otras fechas fueron publicadas sin clara referencia al contexto de obtención (Muñoz y Pino Reference Muñoz and Pino2002; Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004). Los fechados radiocarbónicos aquí presentados, si bien no asociados directamente a rasgos de ocupación humana, sugieren una cronología máxima de 5900 cal aP para el inicio de la sedimentación de los estratos con evidencia cultural. Esto es consistente con el conjunto de fechados anteriores, salvo la datación no referenciada de 6742-6455 cal aP (Rivas y Ocampo Reference Rivas and Ocampo2010). Por otra parte, la datación de dos fragmentos cerámicos entre los siglos quince y dieciséis dC indica ocupaciones coincidentes con el período de instalación hispana en Chiloé, luego de un largo período de desocupación.

En síntesis, una interpretación cauta indica que el sitio fue ocupado por cazadores-recolectores marinos durante la segunda mitad del Holoceno medio y la primera del Holoceno tardío, muy probablemente entre 5400 y 2900 cal aP, que mantuvieron un comportamiento tecnológico estable en términos de la producción lítica. Ocupaciones anteriores son posibles, pero por ahora no se cuenta con evidencia robusta, y en todo caso no debieran ser previas a 5900 cal aP, debido a la evidencia local de niveles marinos más altos (Bartsch-Winckler y Schmoll Reference Bartsch-Winkler and Schmoll1993). Por ello, descartamos por el momento la datación muy temprana de 6742-6455 cal aP (Rivas y Ocampo Reference Rivas and Ocampo2010).

En un primer momento (5400-4200 cal aP), las ocupaciones se establecieron en un margen de playa, con sectores más y menos expuestos a las mareas, generando diferentes áreas de descarte y/o preservación diferencial en una escala espacial reducida. Esto explica bien la mayor densidad de material lítico muy alterado en el área oeste, y la concentración de evidencias faunísticas y estratos de conchal en el este (Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga2003). Dicha distribución coincide con los estratos subyacentes a las ocupaciones: suelo subacuático en el oeste, y estratos glaciares consolidados más altos en el este, planteando una relación entre la estratigrafía natural anterior al asentamiento humano y la estructura de las ocupaciones.

La estabilización de la terraza hacia 4200 cal aP coincide con niveles marinos más cercanos a los actuales (Garrett et al. Reference Garrett, Melnick, Dura, Cisternas, Ely, Wesson, Jara-Muñoz and Whitehouse2020). Los individuos datados por Reyes y colaboradores (Reference Reyes, Tessone, Belmar, Román, Morello, Moraga and Urbina2022) para la primera mitad del Holoceno tardío indican que el sitio continuó siendo ocupado luego del cambio en la línea de costa, algo recurrente en sitios tempranos de la región (Gaete et al. Reference Gaete, Navarro, Constantinescu, Mera, Selles, Solari, Vargas, Oliva and Durán2004; Munita et al. Reference Munita, Mera, Álvarez, Navarro, Valenzuela, González, Quiroz, Belmar and Power2021; Rebolledo et al. Reference Rebolledo, Delgado, Kelly, Sierralta, Bravo, Hernández and Cortés2021; Reyes et al. Reference Reyes, Belmar, Román, Morello and Urbina2020). Este período de ocupación entre 4200 y 2900 cal aP debe ser investigado en mayor profundidad, pues a la fecha los estudios de cultura material no han revelado transformaciones en el comportamiento tecnológico, y sólo se encuentra claramente evidenciado en los contextos funerarios.

El sitio parece haber sido abandonado hasta épocas tardías, posiblemente hasta el período colonial inicial, representado en el conjunto alfarero. La cronología de ~400 cal aP coincide con dataciones sobre cerámica del centro de la Isla Grande de Chiloé (Reyes et al. Reference Reyes, Belmar, Román, Morello and Urbina2020), aportando un nuevo dato sobre la antigüedad de la alfarería en Chiloé, muy reciente en comparación a los fechados de 1500 cal aP en el continente próximo (Flores y Correa Reference Flores and Correa2010). Las características de este asentamiento alfarero en Puente Quilo-1 queda como una pregunta abierta, dado que los estratos presentan un palimpsesto que incluye restos domésticos subactuales y material lítico temprano. Por el momento, no es posible establecer si la evidencia de trigo y animales domésticos europeos corresponde a las ocupaciones históricas tempranas, a actividad reciente o, muy posiblemente, a ambas.

Poblamiento de los archipiélagos septentrionales

Puente Quilo-1 fue clave en la propuesta de un núcleo ecotonal septentrional de desarrollo de la vida marítima en Patagonia Occidental (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004; Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999). Nuestros resultados obligan a volver sobre aspectos relevantes señalados en ese contexto, especialmente la ausencia de sitios transicionales entre modos de vida terrestres y marítimos, la antigüedad de las ocupaciones en costas insulares que requirieron navegación, y las relaciones entre los diversos sitios fechados entre 6500 y 5000 cal aP.

En ese sentido, aun aceptando un límite inferior de 5900 cal aP, las ocupaciones iniciales de Puente Quilo-1 son contemporáneas a los contextos más tempranos fechados en Chiloé y las islas Guaitecas (Rebolledo et al. Reference Rebolledo, Delgado, Kelly, Sierralta, Bravo, Hernández and Cortés2021; Reyes et al. Reference Reyes, Román, Morello, Bjerck, Breivik, Fretheim, Piana, Skar, Tivoli and Zangrando2016, Reference Reyes, Belmar, Román, Morello and Urbina2020). Esto robustece una antigüedad de poblamiento de las islas al menos medio siglo más tardía que las primeras ocupaciones costeras continentales, fechadas entre 6400 y 6200 cal aP (Gaete et al. Reference Gaete, Navarro, Constantinescu, Mera, Selles, Solari, Vargas, Oliva and Durán2004; Munita et al Reference Munita, Mera, Álvarez, Navarro, Valenzuela, González, Quiroz, Belmar and Power2021), lo que se ajustaría a las expectativas cronológicas de la hipótesis de un núcleo septentrional de maritización en el bordemar boscoso del Seno de Reloncaví, desde donde pudo desarrollarse la tecnología de navegación para la exploración de los archipiélagos (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004; Reyes et al. Reference Reyes, Méndez and Román2019). Para esta zona se ha estimado un descenso progresivo del nivel medio del mar desde un máximo holocénico hacia 7500 cal aP, lo que está bien expresado en la estratigrafía y los fechados presentados en este trabajo (Garrett et al. Reference Garrett, Melnick, Dura, Cisternas, Ely, Wesson, Jara-Muñoz and Whitehouse2020). Ello posee dos implicancias relevantes. La primera es que ocupaciones más antiguas, de sociedades de orientación terrestre o transicionales a la vida marítima, debieran encontrarse en cotas más altas correspondientes a niveles marinos transgresivos (Rivas et al. Reference Rivas, Ocampo and Aspillaga1999). La reconstrucción de paleocostas en la zona ha sido considerada una tarea problemática debido a la dinámica tectónica y la recurrencia sísmica, en contraste con lo que ocurre en el sector meridional de los archipiélagos (Ocampo y Rivas Reference Ocampo and Rivas2004; San Román et al. Reference San Román, Reyes, Torres, Morello, Bjerck, Breivik, Fretheim, Piana, Skar, Tivoli and Zangrando2016; Zangrando et al. Reference Zangrando, Tivoli, Ponce, Alunni, Fernández and Martinoli2022). Esta nueva mirada a Puente Quilo-1 sugiere que a escala local sería posible combinar estudios geológicos y arqueológicos para evaluar el impacto de la transgresión holocénica en la ocupación humana, como se ha visto también en las islas Guaitecas (Bartsch-Winkler y Schmoll Reference Bartsch-Winkler and Schmoll1993; Reyes et al. Reference Reyes, Román, Morello, Bjerck, Breivik, Fretheim, Piana, Skar, Tivoli and Zangrando2016).

La segunda implicancia es que Puente Quilo-1 se incluye dentro un patrón de asentamiento común para la instalación de campamentos de grupos costeros tempranos, en un contexto de transformación del paisaje litoral. Las primeras ocupaciones de los sitios contemporáneos mejor estudiados, como Bahía Ilque 1, Piedra Azul, Chepu 005 y San Juan 1, también se ubicaron en márgenes de antiguos estuarios, pantanos salobres y humedales costeros, especialmente asociados a la desembocadura de cursos de agua dulce (Gaete et al. Reference Gaete, Navarro, Constantinescu, Mera, Selles, Solari, Vargas, Oliva and Durán2004; Munita et al. Reference Munita, Mera, Álvarez, Navarro, Valenzuela, González, Quiroz, Belmar and Power2021; Rebolledo et al. Reference Rebolledo, Delgado, Kelly, Sierralta, Bravo, Hernández and Cortés2021; Reyes et al. Reference Reyes, Belmar, Román, Morello and Urbina2020). Dichos espacios seguramente fueron atractivos por la combinación de recursos marítimos, ribereños y de bosque, como los estuarios chilotes actuales (Smith y Pliscoff Reference Smith and Pliscoff2008).

Estos enclaves fueron revisitados por un largo período, aún luego del retroceso de las aguas, para la instalación de campamentos con diferenciación espacial y diversidad funcional. La reiteración ocupacional sugiere una estructuración del uso del espacio ya bien definida para inicios de la vida litoral, lo que contrasta con los sitios de ocupación efímera y discontinua interpretados como exploratorios en el archipiélago de los Chonos, poblado más tardíamente (Reyes et al. Reference Reyes, Méndez and Román2019). Por el contrario, es más consistente con lo observado en sitios tempranos de los núcleos meridionales de maritización en Patagonia (Orquera y Piana Reference Orquera and Piana2005; San Román et al. Reference San Román, Reyes, Torres, Morello, Bjerck, Breivik, Fretheim, Piana, Skar, Tivoli and Zangrando2016).

El predominio de este tipo de registros y la ausencia de contextos de exploración es, en ese sentido, otro argumento en favor de una maritización local, en desmedro de las propuestas de colonización por grupos navegantes desde el sur o el norte (Orquera y Piana Reference Orquera and Piana2005). No obstante, esto plantea el problema diferente de encontrar tipos de asentamiento distintos a estos campamentos base, que manifiesten la diversidad funcional intersitio esperable en ocupaciones de cazadores-recolectores, y que sí se han registrado a escala regional para ocupaciones del Holoceno tardío (Rivas y Ocampo Reference Reyes, Tessone, Belmar, Román, Morello, Moraga and Urbina2010).

Conclusiones

La secuencia estratigráfica y cultural de Puente Quilo-1 señala tres paisajes distintos durante los últimos seis milenios. Con anterioridad a 5900 cal aP, el lugar se encontraba total o parcialmente inundado por el mar, configurando un ambiente de pantano salobre previo a la ocupación humana (Bartsch-Winkler y Schmoll Reference Bartsch-Winkler and Schmoll1993). El retroceso de las aguas generó una playa estuarina, que permitió el asentamiento reiterado de cazadores-recolectores de orientación económica marítima, al menos entre 5500 y 4200 cal aP, quienes establecieron campamentos con diversidad funcional y áreas diferenciadas de actividad, evidenciadas en sectores funerarios, áreas de descarte de valvas, y otras con mayor densidad de material lítico caracterizado por grandes bifaces lanceolados. Esta estructura espacial de la ocupación se relacionaría con la estratigrafía subyacente a la ocupación humana. Nuevos estudios deberán explorar la variabilidad en el comportamiento de los sedimentos glaciales y subacuáticos bajo los niveles fluviales-estuarinos, y especificar sus implicancias en términos del paisaje, la topografía y la organización de las ocupaciones del sitio.

A inicios del Holoceno tardío (4200-2900 cal aP), el retroceso del mar desplazó la boca del estuario hacia el norte, y se estabilizó la terraza fluvial que caracteriza actualmente al lugar. Sobre ella continuaron las reocupaciones de cazadores-recolectores, que generaron nuevos contextos funerarios cuya información isotópica revela dietas con un fuerte componente marítimo (Reyes et al. Reference Reyes, Tessone, Belmar, Román, Morello, Moraga and Urbina2022). Posteriormente, Puente Quilo-1 fue abandonado hasta el período colonial inicial (ca. 400 cal aP/1550 dC), en que se asentaron grupos indígenas portadores de alfarería.

Estos resultados indican una ocupación inicial contemporánea a otros sitios insulares, en un escenario de dispersión inicial del modo de vida litoral en una región extensa —desde la costa de Valdivia hasta las Islas Guaitecas— y un contexto de cambio ambiental caracterizado por el retroceso de los niveles marinos. También robustecen la caracterización de sitios con largos períodos de reocupación por cazadores-recolectores marítimos (5500-3000 cal aP), que señala el desarrollo inicial de un modo de ocupación del litoral particular para los archipiélagos septentrionales de Patagonia.

Chiloé es un territorio clave en la comprensión del poblamiento de los archipiélagos, por lo que disponer de datos cronológicos y estratigráficos confiables es de máxima importancia. A veinte años de la propuesta de un núcleo septentrional de maritización, sigue abierta la tarea de caracterizar sus ritmos espaciotemporales de desarrollo y dispersión, los modos de vida y sus transformaciones a lo largo del Holoceno. En ese sentido, nuestra revaluación de Puente Quilo-1 plantea que la propuesta de una maritización septentrional continúa vigente. Esto se expresa en (a) consistencia cultural entre los distintos asentamientos de Chiloé y Reloncaví; (b) diferenciación cronológica entre sitios insulares y continentales; y (c) identificación de un modo de asentamiento bien establecido y la ausencia de contextos de exploración esperables para una colonización exógena. También refuerza la necesidad de avanzar en aspectos claves, como estudios geoarqueológicos que permitan evaluar las dinámicas de modificación del paisaje a escala de sitio y localidad, tanto para la búsqueda de sitios más tempranos que caractericen la transición a la vida marítima como para la reconstrucción de los ambientes de asentamiento durante el proceso de maritización y ocupación de las costas australes.

Agradecimientos

Excavación autorizada por el Consejo de Monumentos Nacionales, ORD N° 2173-18. Salida de muestras al extranjero autorizada por el MINCAP, D.E. N° 21-19. El Archivo Nacional de la Administración y el Consejo de Monumentos Nacionales permitieron acceder a sus archivos. A la familia González (Nicol, Rosa, Ramiro, Sixto y Blanca) y al Museo Prehistórico Puente Quilo por permitirnos trabajar en su hogar. Al Museo Regional de Ancud por el apoyo logístico e institucional. A Guillermo Canales por las fotografías aéreas. A Simón Urbina y Renato Sepúlveda por su apoyo en la obtención de las fechas de termoluminiscencia. A Gustavo Politis, los revisores anónimos y los editores por sus comentarios. Todas las figuras son originales de los autores, excepto donde se indica.

Declaración de financiamiento

Trabajo financiado por National Geographic Society, proyecto EC–52996R–19.

Declaración de disponibilidad de datos

Todos los datos originales se encuentran disponibles en el Centro de Documentación del Consejo de Monumentos Nacionales, Santiago, Chile.

Conflicto de intereses

Los autores declaran que no hay ningún conflicto de intereses.

Material suplementario

Para acceder al material suplementario que acompaña este artículo, visitar https://doi.org/10.1017/laq.2022.93.

Tabla suplementaria 1. Atributos generales del conjunto lítico de acuerdo con su posición estratigráfica.

References

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Figure 0

Figura 1. Área de estudio y ubicación de sitios mencionados en el texto.

Figure 1

Figura 2. Ubicación de Puente Quilo-1 en el contexto de (A) el extremo norte de los archipiélagos septentrionales, (B) el Golfo de Quetalmahue y (C) la geología local del área (modificado de Antinao et al. 2000). (Color en la versión electrónica)

Figure 2

Figura 3. (a) Vista área y (b) ubicación de intervenciones arqueológicas en Puente Quilo-1. (Color en la versión electrónica)

Figure 3

Tabla 1. Fechados absolutos para Puente Quilo-1. Calibración a 2σ utilizando curva SHCal20 (Hogg et al. 2020), Software OxCal 4.3 (Bronk Ramsey 2009). Fechas corregidas para fraccionamiento isotópico.

Figure 4

Figura 4. Estratigrafía, cronología y frecuencia normalizada de materiales por unidad. (Color en la versión electrónica)

Figure 5

Figura 5. (a) Detalle UE3, Unidad 1; (b) hoja de mirtácea recuperada en capa O, Unidad 2C; (c) mitílido in situ en capa O, Unidad 2D; (d) rasgo 1, Unidad 1. (Color en la versión electrónica)

Figure 6

Tabla 2. Frecuencia de materiales por unidad y unidad estratigráfica.

Figure 7

Figura 6. Atributos generales del conjunto lítico. (a) Frecuencia de materias primas; (b) tipología; (c) clase de tamaño; (d) alteración tafonómica.

Figure 8

Tabla 3. Frecuencia de material lítico analizado.

Figure 9

Figura 7. Tipos de instrumentos registrados en 2019: (a) cabezal lanceolado base recta; (b) cabezal lanceolado base acuminada; (c) cabezal lanceolado base convexa; (d) instrumento bifacial lanceolado base recta; (e) instrumento bifacial asimétrico; (f) instrumento marginal formal; (g) instrumento marginal informal. (Color en la versión electrónica)

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