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Política de clases y confianza en los sindicatos en América Latina

Published online by Cambridge University Press:  18 December 2024

Pablo Pérez-Ahumada*
Affiliation:
Universidad de Chile, Santiago, Chile Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), Santiago, Chile
Kevin Carrasco
Affiliation:
Universidad de Chile, Santiago, Chile Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), Santiago, Chile
*
Corresponding author: Pablo Pérez-Ahumada; Email: pabloperez@uchile.cl
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Resumen

En este artículo, estudiamos qué factores individuales y contextuales explican la confianza en los sindicatos latinoamericanos. Utilizando datos de Latinobarómetro (2018–2020), mostramos que la confianza en los sindicatos es mayor entre personas de clase trabajadora y clase media asalariada, así como entre quienes se identifican con la izquierda y confían más en las instituciones políticas. A nivel contextual, la confianza es mayor en países neo-desarrollistas (por ejemplo, Brasil y Uruguay) y menor en países capitalistas tercerizados (por ejemplo, México y países centroamericanos). Contrario a nuestra hipótesis, también encontramos que la confianza en los sindicatos es alta en Chile (un país liberal-rentista con sindicatos débiles) y baja en algunos países redistributivo-rentistas (Venezuela) y neo-desarrollistas (Argentina). Para explicar estos resultados, analizamos cómo la confianza en los sindicatos depende de aspectos contextuales como la informalidad laboral, el desempleo, la inflación, el poder de los partidos de izquierda y el nivel de movilización social.

Abstract

Abstract

In this article, we investigate the individual and contextual factors that explain trust in Latin American labor unions. Utilizing data from Latinobarómetro (2018–2020), we show that trust in unions is higher among working-class and salaried middle-class individuals, and among those who identify with the left and exhibit greater confidence in political institutions. On a contextual level, trust in unions is higher in neo-developmentalist countries (e.g., Brazil, Uruguay) and lower in outsourced capitalist nations (e.g., Mexico, Central American countries). Contrary to our initial hypothesis, we also find that trust in unions is high in Chile—a liberal-rentier country with weak unions—and low in some redistributive-rentier (e.g., Venezuela) and neo-developmentalist countries (e.g., Argentina). To explain these findings, we examine how trust in unions is influenced by contextual factors such as labor informality, unemployment, inflation, the strength of left-wing parties, and the country’s level of social mobilization.

Type
Article
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This is an Open Access article, distributed under the terms of the Creative Commons Attribution licence (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/), which permits unrestricted re-use, distribution and reproduction, provided the original article is properly cited.
Copyright
© The Author(s), 2024. Published by Cambridge University Press on behalf of Latin American Studies Association

En las últimas décadas, los sindicatos latinoamericanos han enfrentado un escenario desfavorable (Bensusán Reference Bensusán2019). Las políticas neoliberales desmantelaron las bases económicas e institucionales, articuladas en el modelo de industrialización sustitutiva de importaciones (ISI), sobre las que se erigió el sindicalismo del siglo XX (Bensusán Reference Bensusán2016; Roberts Reference Roberts2002). Paralelamente, gran parte de los partidos de centro-izquierda se distanciaron de los movimientos sindicales (Collier Reference Collier2018; Carneiro, Fuentes y Midaglia Reference Carneiro, Fuentes and Midaglia2020). Incluso luego de la revitalización de la izquierda a inicios de los años 2000, muchos de estos partidos promovieron programas políticos en los que los sindicatos jugaron, en el mejor de los casos, un rol secundario (Collier Reference Collier2018).

Actualmente, existe consenso de que en contextos desfavorables la legitimidad social, expresada en la confianza y el apoyo de la opinión pública, puede convertirse en una fuente importante de poder para los sindicatos (Schmalz, Ludwig y Webster Reference Schmalz, Ludwig and Webster2018; Marshall Reference Marshall2021). A pesar de esto, los estudios sobre confianza social en los sindicatos son escasos, especialmente si se los compara con la amplia literatura sobre confianza en instituciones políticas (Mingo y Faggiano Reference Mingo and Paola Faggiano2020; Parra Saiani et al. Reference Parra Saiani, Ivaldi, Ciacci and Di Stefano2021; Kim et al. Reference Kim, Sommet, Na and Spini2022). Las pocas investigaciones existentes sugieren que los sindicatos son mayormente apoyados por trabajadores/as menos calificados/as, por quienes tienen orientaciones políticas de izquierda o quienes confían más en las instituciones políticas (Frangi y Memoli Reference Frangi and Memoli2014; Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017; Marshall Reference Marshall2021; Oliver y Morelock Reference Oliver and Morelock2021).

En este artículo contribuimos a este tipo de investigaciones estudiando cómo, en América Latina, atributos individuales tales como la clase social y la identificación política afectan la probabilidad de confiar en los sindicatos. Nuestro análisis de dieciocho países de la región (2018–2020) sugiere que, en comparación a los empleadores, la confianza en los sindicatos es significativamente mayor entre personas de clase trabajadora o de clase media asalariada. En línea con parte de la literatura sobre outsiders del mercado laboral (Rueda Reference Rueda2005), nuestros hallazgos sugieren que los sectores populares ligados al autoempleo informal no tienen una disposición particularmente alta a confiar en los sindicatos. También encontramos que las diferencias entre clases en cuanto a la confianza en los sindicatos se incrementaron en 2020 respecto a 2018. Por último, nuestro análisis indica que la confianza en los sindicatos es más alta entre quienes tienen más confianza en las instituciones y quienes se identifican con la izquierda—en este último caso, además, las diferencias entre ellos/as y quienes se identifican con la derecha parecen haberse incrementado en 2020—.

A nivel contextual, nuestros hallazgos sugieren la existencia de variaciones nacionales significativas con respecto a la confianza en los sindicatos. Coherente con la literatura sobre variedades de capitalismo en América Latina (Bizberg Reference Bizberg2019), mostramos que la confianza en los sindicatos es mayor en países neo-desarrollistas (por ejemplo, Brasil y Uruguay) y menor en países capitalistas tercerizados (por ejemplo, México y países centroamericanos). Sin embargo, contrario a nuestra hipótesis, también mostramos que la confianza en los sindicatos es alta en Chile (un país liberal-rentista con sindicatos débiles) y baja en algunos países redistributivo-rentistas (Venezuela) y neo-desarrollistas (Argentina). Para explicar estos resultados, estudiamos cómo la confianza en los sindicatos es moldeada por factores político-económicos, como el grado de informalidad laboral, el nivel de desempleo, el poder de los partidos de izquierda y el nivel de movilización social.

Determinantes de la confianza en los sindicatos

La confianza en los sindicatos es parte de un fenómeno mayor asociado a la confianza institucional (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017). La confianza es el resultado de evaluaciones que las personas hacen de las instituciones o actores (por ejemplo, el parlamento o los partidos políticos), sostenidas en la expectativa de que ellas pueden producir resultados beneficiosos para su bienestar (Mingo y Faggiano Reference Mingo and Paola Faggiano2020; Parra Saiani et al. Reference Parra Saiani, Ivaldi, Ciacci and Di Stefano2021). A su vez, estas evaluaciones son la base de actitudes—es decir, predisposiciones más o menos duraderas—que definen la opinión que las personas tienen sobre los sindicatos y el grado de legitimidad que les asignan a ellos (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017; Mingo y Faggiano Reference Mingo and Paola Faggiano2020).

Determinantes individuales

A partir de esta conceptualización, se ha demostrado que la confianza en los sindicatos se basa en un mecanismo racional asociado a los intereses materiales (de clase) de las personas, a través del cual ellas evalúan en qué medida los sindicatos ayudan a mejorar sus condiciones materiales de vida (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017). Desde una perspectiva marxista, esto se explica porque los sindicatos son una respuesta colectiva de los y las trabajadoras a su situación de subordinación en las relaciones de producción (Hyman Reference Hyman1989). Así, el apoyo a la acción de los sindicatos tiende a ser significativamente mayor entre quienes son parte de la clase trabajadora (Hyman Reference Hyman1989; Wright Reference Wright1997) o entre quienes tienen una posición subordinada en el mercado del trabajo y las relaciones de producción—por ejemplo, mujeres, personas menos calificadas o de menores ingresos—(D’Art y Turner Reference D’Art and Turner2008; Givan y Hipp Reference Givan and Hipp2012; Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017).

Dicho esto, en las economías neoliberales una parte importante de los y las trabajadoras se encuentra empleadas en modalidades de trabajo flexible, independiente o de baja calidad, por lo que sus probabilidades de sindicalizarse son muy bajas (Jensen Reference Jensen2020). Rueda (Reference Rueda2005) sostiene que la clase trabajadora está divida entre un segmento de insiders (trabajadores/as con empleos altamente protegidos) y outsiders (trabajadores/as precarizados o con empleos no protegidos), y que dicha división ha afectado al desarrollo de los movimientos sindicales. Mientras los insiders demandan la mantención de sus protecciones laborales y están menos interesados en resolver otros problemas como el desempleo, los outsiders centran sus demandas en temas como el desempleo y la extensión de leyes laborales protectoras (de las cuales no pueden gozar). Esto produce un dilema para los sindicatos, ya que la mayor parte de sus miembros son insiders que los empujan a favorecer sus intereses en desmedro de los de los outsiders (Culpepper y Regan Reference Culpepper and Regan2014, 724).

En América Latina, la distinción entre insiders y outsiders es un fenómeno asociado a la existencia de trabajos de baja calidad y a los altos niveles de informalidad laboral, observados especialmente en el autoempleo (Bensusán Reference Bensusán2019). En 2022, cerca del 50 por ciento de los y las trabajadoras latinoamericanas estuvieron empleadas en ocupaciones informales, con porcentajes para cada país que variaron entre el 26 (Chile) y el 82 por ciento (Bolivia) (OIT 2022, 57–58). En contextos desfavorables como este, los sindicatos se han concentrado en los sectores más organizables del trabajo asalariado, es decir, en los empleos más protegidos y comparativamente privilegiados. Esto ha socavado su capacidad para representar a los/as trabajadores/as precarios/as y autoempleados/as del sector informal (Bensusán Reference Bensusán2019).

A partir de este tipo de evidencia, nuestro primer grupo de hipótesis es que:

H1a: Quienes se ubican en una posición de clase asalariada subordinada (por ejemplo, en la clase trabajadora) tienen más probabilidades de confiar en los sindicatos que quienes se encuentran en una posición privilegiada (por ejemplo, empresarios).

H1b: Sin embargo, quienes se ubican en una posición de clase subordinada pero ligada a la economía informal (por ejemplo, autoempleados/as informales) tienen menos probabilidades de confiar en los sindicatos que sus pares de la clase trabajadora asalariada.

Las actitudes hacia los sindicatos están definidas no solo por los intereses materiales (económicos) de las personas, sino también por mecanismos ideacionales, asociados a sus creencias, orientaciones o actitudes políticas (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017). Estos mecanismos ideacionales se expresan en orientaciones normativas, ideológicas o políticas a través de las cuales las personas evalúan a los sindicatos y su función en la sociedad. Así, por ejemplo, coherente con el vínculo histórico entre sindicatos y partidos de izquierda, quienes tienen ideas progresistas, pro-distributivas, o de izquierda, tienen significativamente más probabilidades de apoyar a los sindicatos que quienes tienen orientaciones conservadoras o de derecha (D’Art y Turner Reference D’Art and Turner2008; Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017; Marshall Reference Marshall2021).

La confianza en sindicatos también se ve afectada, a nivel individual, por la manera en que las personas evalúan a instituciones políticas como el gobierno y los partidos políticos. Quienes confían menos en los partidos políticos o los gobiernos tienen una menor probabilidad de confiar en los sindicatos (Frangi y Memoli Reference Frangi and Memoli2014; Marshall Reference Marshall2021). Esto sugiere que los bajos niveles de confianza institucional en América Latina (Parra Saiani et al. Reference Parra Saiani, Ivaldi, Ciacci and Di Stefano2021) pueden impactar negativamente en las percepciones que los y las latinoamericanas tienen de los sindicatos (Bensusán Reference Bensusán2019; Marshall Reference Marshall2021).

En base a este tipo de hallazgos, nuestro segundo grupo de hipótesis es que en América Latina la confianza en sindicatos es mayor entre quienes:

H2a: Se identifican con la izquierda política.

H2b: Confían más en las instituciones políticas.

Tipos de capitalismo latinoamericano y legitimidad social de los sindicatos

El poder de los sindicatos varía sustancialmente según el contexto político, económico e institucional en el cual ellos operan (Kerrissey Reference Kerrissey2015; Thelen Reference Thelen2014; Pérez Ahumada Reference Pérez Ahumada2023b). Esto afecta, a su vez, la legitimidad de los sindicatos (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017; Givan y Hipp Reference Givan and Hipp2012). En uno de los pocos estudios comparativos existentes, Frangi y sus colaboradores (Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017) muestran que la confianza en los sindicatos es significativamente mayor en los países de capitalismo coordinado o de tradición corporativista democrática (países nórdicos o de Europa continental), en donde los sindicatos tienen más poder para incidir en el lugar de trabajo y en el sistema político.

Tal como en las naciones industrializadas, en América Latina es posible identificar diferentes tipos de capitalismo, esto es, diferentes configuraciones institucionales y político-económicas, sostenidas por distintas coaliciones de actores como sindicatos, empresarios y gobiernos, a través de las cuales los países definen su estrategia de desarrollo económico (por ejemplo, de integración a los mercados internacionales) y de desarrollo social (es decir, de extensión de la política social) (Haggard y Kaufman Reference Haggard and Kaufman2008; Huber y Stephens Reference Huber and Stephens2012; Bizberg Reference Bizberg2019). Durante el periodo ISI, existieron al menos dos grandes tipos de capitalismo latinoamericano. Países como Argentina, Brasil, México y Venezuela fundaron sus modelos desarrollo a partir de una vía de cooptación dirigida por las elites (Huber y Stephens Reference Huber and Stephens2012). En este modelo, predominaron regulaciones corporativistas de Estado, en donde los sindicatos estuvieron subordinados al Estado y a los partidos populistas que lo controlaban (De la Garza Reference De la Garza2001). Asimismo, la competencia electoral estuvo limitada, los partidos de izquierda tuvieron menos margen de acción y, como consecuencia de ello, la expansión de políticas sociales fue más restringida (Haggard y Kaufman Reference Haggard and Kaufman2008). Esto, a pesar de que en algunos países los sindicatos contaron (y, en el caso argentino, aún cuentan) con importantes recursos de poder institucional—por ejemplo, legislaciones que limitan la competencia entre sindicatos y que centralizan la negociación a nivel de rama de actividad económica (Cook Reference Cook2007; Pérez Ahumada Reference Pérez Ahumada2023a).

Esta configuración se diferenció de la existente en países como Chile, Costa Rica y Uruguay, en donde la estrategia de desarrollo se construyó sobre en un camino democrático (Huber y Stephens Reference Huber and Stephens2012). En este, el sistema político fue más abierto a la competencia electoral y a la participación de partidos de izquierda aliados a los movimientos sindicales. Como consecuencia de ello, la presión por expandir la política social a nuevos beneficiarios fue comparativamente más fuerte (Haggard y Kaufman Reference Haggard and Kaufman2008). Al mismo tiempo, en este tipo de configuraciones tendió a existir un modelo de sindicalismo clasista que, a diferencia del sindicalismo corporativista, se sustentó en una alianza entre movimientos sindicales (que contaban con pocos recursos de poder institucional) y partidos ideológicos de izquierda, usualmente marxistas, que ocupaban roles de oposición a los gobiernos (Drake Reference Drake1996; Pérez Ahumada Reference Pérez Ahumada2024). Este sindicalismo clasista también se observó, en periodos relativamente más cortos, en países como Bolivia, Colombia y Ecuador (De la Garza Reference De la Garza2001).

La transformación neoliberal de las décadas de 1980–1990 y las reformas posteriores al modelo neoliberal llevadas a cabo desde inicios de la década de los 2000 condujeron a nuevas configuraciones político-económicas y sociales que reemplazaron a aquéllas observadas durante el periodo ISI (Haggard y Kaufman Reference Haggard and Kaufman2008; Huber y Stephens Reference Huber and Stephens2012). Según Bizberg (Reference Bizberg2019) estas nuevas configuraciones dieron origen a cuatro tipos ideales de capitalismo en la región: capitalismo internacional tercerizado (observado en Centroamérica, México y República Dominicana), capitalismo neo-desarrollista (Argentina, Brasil y Uruguay), capitalismo liberal rentista (Chile, Colombia y Perú) y capitalismo redistributivo-rentista (Bolivia y Ecuador). Estos cuatro tipos de capitalismo se diferencian entre sí por la manera en cómo se sostiene el crecimiento económico y el consumo interno, por cómo los países se integran a los mercados internacionales, por el rol que cumple el Estado en la economía, por el tipo de actores sociales (de clase) que son parte de la coalición dominante, por el grado de apertura del sistema político a las demandas sociales y por la forma de “relación salarial” (entendida como el resultado del tipo de legislación laboral y de política social predominante en cada país) (Bizberg Reference Bizberg2019).

Esta tipología de capitalismos es útil para explicar las condiciones político-económicas en las que han operado los movimientos sindicales en cada país, especialmente tras la revitalización de la izquierda en la región y de la reincorporación política de los sectores populares que ha sido consecuencia de ello (Silva y Rossi Reference Silva and Rossi2018; Huber y Stephens Reference Huber and Stephens2012). En los países que adoptaron un modelo neo-desarrollista (Argentina, Brasil y Uruguay), el giro a la izquierda coincidió con una revitalización de la alianza entre sindicatos y partidos de gobierno. Como resultado de ello, en todos estos países la relación laboral se ha caracterizado por la existencia de incentivos a la negociación sectorial, a la sindicalización y, especialmente en Uruguay, a la formalización del empleo (Bizberg Reference Bizberg2019). Por ello, en estos países los sindicatos se fortalecieron y jugaron un rol central como base de apoyo para la implementación de políticas redistributivas (Collier Reference Collier2018). En países como Brasil, esto contribuyó también a aumentar la legitimidad de los sindicatos ante la ciudadanía (Frangi y Memoli Reference Frangi and Memoli2014).

De manera similar a los países neo-desarrollistas, los países redistributivo-rentistas (Bolivia, Ecuador y Venezuela) experimentaron una revitalización sustancial de la izquierda antineoliberal (Bizberg Reference Bizberg2019; Silva y Rossi Reference Silva and Rossi2018), la cual llegó al poder en un escenario de colapso del sistema tradicional de partidos (Roberts Reference Roberts2014). En un contexto de expansión de la participación popular, estos partidos de izquierda implementaron fuertes políticas para redistribuir las riquezas, estimular el consumo y fortalecer el rol económico del Estado (Bizberg Reference Bizberg2019). Sin embargo, a diferencia de los países neo-desarrollistas, en los países redistributivo-rentistas los partidos gobernantes carecieron de vínculos sólidos con el movimiento sindical tradicional (Collier Reference Collier2018). Esto sugiere que en estos países puede haber existido una revitalización de los sindicatos, aunque menos clara que la observada en Argentina, Brasil o Uruguay.

En contraposición a lo observado en los modelos neo-desarrollista o redistributivo-rentistas, los países liberales rentistas—Chile, Perú y Colombia—se caracterizan por tener movimientos sindicales con poca o nula capacidad de influencia política y, salvo Chile, por tener partidos de izquierda débiles electoralmente (Bizberg Reference Bizberg2019; Pérez Ahumada Reference Pérez Ahumada2024). Incluso en Chile, donde la izquierda es comparativamente más fuerte, las alianzas entre sindicatos y partidos no se han revitalizado y los sindicatos siguen careciendo de poder político (Pérez Ahumada Reference Pérez Ahumada2023a). Esto puede haber afectado la relevancia social de los sindicatos y su legitimidad a niveles mayores que en los países redistributivo-rentistas y, por supuesto, neo-desarrollistas.

Por último, la posición más débil de los sindicatos se encuentra en los países con un modelo de capitalismo internacional tercerizado (países de Centroamérica, México y República Dominicana) (Bizberg Reference Bizberg2019). En estos países, la inserción tercerizada a los mercados internacionales depende en gran medida de la reducción de costos laborales, garantizada a través de altos niveles de flexibilidad e informalidad laboral (Bensusán Reference Bensusán2019; Bizberg Reference Bizberg2019). Así, a pesar de victorias electorales de partidos de izquierda o centroizquierda recientes (México) o pasadas (Costa Rica, Nicaragua), es probable que los sindicatos en estos países tengan poca relevancia sociopolítica y, por lo tanto, menores niveles de confianza que en el resto de los países de la región.

Confianza en sindicatos en tiempos de recesión económica y movilización social

En los últimos años, la región se ha visto afectada por recesiones económicas asociadas a crisis políticas o al agotamiento de las estrategias de desarrollo posneoliberal. Sumado a esto, toda la región se vio fuertemente impactada por el aumento de la desocupación y la informalidad luego de la pandemia de la COVID-19 (OIT 2022).

El incremento de la informalidad laboral es un fenómeno particularmente relevante para la confianza en los sindicatos: estas organizaciones tienden a cumplir un rol más protagónico en mercados del trabajo donde tienen mejores condiciones para organizarse, particularmente, donde el trabajo formal y legalmente protegido es más alto (Marshall Reference Marshall2021, 371). Algo similar ocurre con fenómenos como el desempleo y la inflación. Cuando ellos son altos, la confianza en las instituciones (especialmente las gubernamentales) se deteriora porque las personas castigan a dichas instituciones por su incapacidad para resolverlos (González Begega, Rodríguez y Cueto Reference González Begega, Rodríguez and Cueto2018; Marshall Reference Marshall2021, 367–368; Mingo y Faggiano Reference Mingo and Paola Faggiano2020, 835). La evidencia sobre si tal tipo de castigos afecta de igual manera a los sindicatos es mixta (González Begega, Rodríguez y Cueto Reference González Begega, Rodríguez and Cueto2018; Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017). Sin embargo, es probable que tal castigo pueda ser más notorio cuando los sindicatos son excepcionalmente influyentes, como en Argentina. En esos casos, la confianza en los sindicatos puede deteriorarse porque la opinión pública les atribuye responsabilidad por la marcha de la economía y por la falta de protección al empleo o los salarios (Marshall Reference Marshall2021, 381).

Por último, es probable que, en contextos de crisis social o política, la confianza en los sindicatos se vea afectada por el nivel de movilización social. En los últimos años, países como Chile, Colombia, Ecuador, Panamá y Perú han experimentado movilizaciones intensas o estallidos sociales, en los que la ciudadanía ha cuestionado no solo la legitimidad de las instituciones políticas tradicionales, sino también su capacidad para resolver los persistentes problemas de desigualdad socioeconómica y política (Bringel Reference Bringel2021; Parra Saiani et al. Reference Parra Saiani, Ivaldi, Ciacci and Di Stefano2021). Algunos analistas sugieren que estas movilizaciones han producido una crisis de legitimidad institucional que también puede haber afectado a los sindicatos. Sin embargo, análisis recientes indican que en muchos países los sindicatos han sido parte activa de estas movilizaciones junto a otros movimientos sociales (Bringel Reference Bringel2021; OHL 2020; Ramírez Gallegos y Stoessel Reference Ramírez Gallegos and Stoessel2023). Esto puede haber impactado positivamente en la confianza ciudadana en las organizaciones sindicales.

A partir de todos los argumentos desarrollados hasta acá, nuestra primera hipótesis de nivel contextual es la siguiente:

H3a: La confianza en los sindicatos es mayor en los países neo-desarrollistas (especialmente Brasil y Uruguay) y, en segundo lugar, en los países redistributivo-rentistas (Bolivia, Ecuador y Venezuela). En tercer lugar, se ubican los países liberal-rentistas (Chile, Colombia y Perú), mientras que en cuarto lugar los países capitalistas tercerizados (México, Centroamérica y República Dominicana), en donde la confianza en los sindicatos es la menor de toda la región.

Junto a esta hipótesis general, proponemos que la confianza en los sindicatos depende de una serie de factores político-económicos más específicos. A partir de la evidencia presentada, planteamos que la confianza en los sindicatos es mayor en los países donde se cumple lo siguiente:

H4a: La informalidad laboral es menor.

H4b: El nivel de desempleo es menor.

H4c: La inflación es menor.

H4d: Los partidos de izquierda son más poderosos.

H4e: Ha aumentado el nivel de movilización social.

Datos y métodos

En este artículo usamos datos de la Encuesta Latinobarómetro 2018 y 2020. La encuesta contiene información representativa de nivel nacional para dieciocho países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. La Encuesta Latinobarómetro ha sido aplicada en varios años. Sin embargo, decidimos utilizar solo las rondas de 2018 y 2020, ya que en ambos años la medición de la confianza en los sindicatos varió respecto a las mediciones tradicionales, presentes en versiones anteriores (ver abajo).

Debido a los objetivos de este trabajo, la muestra analizada incluyó solo a personas que se encontraban empleadas o que reportaron información sobre su último empleo. Luego de eliminar los casos perdidos, nuestra muestra final fue de 25.286 casos.

Variable dependiente

La variable dependiente es “nivel de confianza en los sindicatos”. En versiones anteriores de Latinobarómetro, esta variable fue medida a través de la pregunta general que dice “¿Cuánta confianza tiene Ud. en… los sindicatos?”. A diferencia de esta pregunta, en los cuestionarios 2018 y 2020 se usó la pregunta: “Para cada uno de los grupos, instituciones o personas de la lista ¿Cuánta confianza tiene usted en que ellas operan para mejorar nuestra calidad de vida”? (énfasis nuestro). Las opciones de respuesta variaron de 1 (mucha confianza) a 4 (ninguna confianza). Siguiendo estudios previos (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017), construimos una variable dicotómica en donde 1 es igual a mucha o algo de confianza, y 0 a poca o nada de confianza.

Variables independientes y controles

En este artículo analizamos tres variables independientes de nivel individual.

La variable clase social es medida a través de un esquema inspirado en el modelo propuesto por Erik O. Wright (Reference Wright1997) y aplicado en estudios recientes para la región (Elbert y Pérez Reference Elbert and Pérez2018). A partir de diversas preguntas del cuestionario (por ejemplo, preguntas sobre la situación ocupacional y el tipo de trabajo) creamos un esquema de seis categorías de clases: grandes empleadores, pequeños empleadores, pequeña burguesía (autoempleados profesionales), clase media (asalariados profesionales, gerentes y ejecutivos de nivel medio); clase trabajadora (asalariados de baja calificación) y autoempleados informales (sin calificación). La categoría de referencia es grandes empleadores.

La variable posición política es medida a través una variable nominal de cuatro categorías: izquierda (categoría de referencia), centro, derecha y sin identificación.

La variable confianza en instituciones políticas es medida a través de una escala aditiva de 0 a 9 (mayor puntaje indica mayor confianza), que considera cuánta confianza tiene el/la encuestado/a en Congreso, gobierno y partidos políticos.

Nuestros modelos estadísticos controlaron por edad (medida en años) y género (1 = mujer).

Las variables contextuales analizadas fueron las siguientes:<L>

  • Nivel de informalidad laboral, medido a través de la tasa de informalidad laboral para 2018, según estimaciones de la OIT.

  • Poder de los partidos de izquierda o centroizquierda, medido a través de una variable que contabilizó la cantidad de años gobernados por partidos o coaliciones de izquierda o centroizquierda entre 2000 y 2018.

  • Nivel de desempleo, medido a través de la tasa de desocupación para el año 2018.

  • Inflación, calculada a partir de la variación porcentual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general para el año 2018.

  • Cambio en la disposición a la acción colectiva y la movilización social, medido a través de una variable que indica en qué medida la disposición a participar en marchas o protestas cambió en 2015, respecto a 2008. Valores positivos indican que la disposición a la acción colectiva y la movilización aumentó, mientras que valores negativos indican lo contrario.

Detalles sobre la definición operacional, las fuentes y los estadísticos descriptivos de estas variables pueden ser encontrados en la Tabla 1.

Tabla 1. Nivel de medición de las variables y estadísticos descriptivos

Estrategia de análisis

Las hipótesis de nivel individual fueron testeadas a través de modelos de regresión logística binaria. Además de las variables independientes de interés y los controles, los modelos incluyeron efectos fijos para país (categoría de referencia: Argentina) y año (categoría de referencia: 2018). Como 2020 fue un año de cambios político-económicos particularmente significativos, nuestros análisis también incluyeron efectos de interacción entre el año y cada variable independiente de interés (incluyendo las variables dummy para cada país). Aunque no es un objetivo central de nuestro trabajo, con estas interacciones quisimos analizar si el efecto de estas variables varió en 2020 respecto a 2018.Footnote 1

Idealmente, las hipótesis de nivel contextual deberían haber sido testeadas a través de estrategias de modelamiento multinivel. Sin embargo, desestimamos esa opción. Estimar modelos logísticos multinivel con pocos casos de nivel 2 (menos de 35 o 40 países) atenta contra la precisión de los coeficientes estadísticos (Bryan y Jenkins Reference Bryan and Jenkins2016, 18–19). Para resolver este problema, lo ideal hubiera sido aprovechar el carácter longitudinal de Latinobarómetro y usar otras rondas de la encuesta para aumentar el número de años-países. Sin embargo, debido a los cambios en la medición de la variable dependiente señalados arriba, descartamos esta opción.

Por esta razón, utilizamos una estrategia alternativa (Bryan y Jenkins Reference Bryan and Jenkins2016, 20). Primero, tomamos los datos de 2018 (N = 12.801) y construimos un modelo de regresión logística con todas las variables independientes y de control antes mencionadas. Luego, utilizando la función ggpredict del paquete estadístico ggeffects de R (Lüdecke Reference Lüdecke2021), estimamos las probabilidades marginales de confiar en los sindicatos en cada país—es decir, las probabilidades para cada país, manteniendo controladas todas las otras variables incluidas en el modelo—. Finalmente, analizamos correlaciones bivariadas entre tales probabilidades y cada variable independiente de nivel contextual.Footnote 2

Esta estrategia nos permitió visualizar de manera simple patrones generales que no podrían ser identificados en modelos de regresión logística de un solo nivel. Sin embargo, debido a la poca cantidad de países con los que trabajamos, creemos que estos resultados deberían ser interpretados solamente como provisorios. Por ello, creemos que estos hallazgos deberían ser complementados con estrategias de análisis formal cualitativo comparado, como el Análisis Cualitativo Comparado (Qualitative Comparative Analysis). Estas son ideales para testear la combinación de distintas causas en la producción de un resultado, especialmente cuando se trabaja con un reducido número de casos (países).

Todos los datos y códigos utilizados en estos análisis están disponibles en el repositorio OSF.Footnote 3

Resultados

La Tabla 2 muestra el resultado de cinco modelos de regresión logística. El Modelo 1 indica que existe una relación estadísticamente significativa entre la clase social y la confianza en los sindicatos. Quienes se ubican en la clase media o la clase trabajadora asalariada confían más en los sindicatos que los grandes empleadores (p < 0,05). A partir de los coeficientes del Modelo 1 calculamos las probabilidades predichas (marginales) de confiar en sindicatos para cada clase social. Nuestro cálculo indica que la probabilidad de que un empleador confíe en los sindicatos es de 27 por ciento, mientras que la probabilidad de que alguien de la clase trabajadora o media lo haga es de 35 por ciento y 36 por ciento, respectivamente. Esto significa que, aunque estadísticamente significativas, las diferencias entre clases no son particularmente altas. Asimismo, esto sugiere que los niveles de confianza en sindicatos son altos no solo entre personas de clase trabajadora, sino también de clase media. En consecuencia, la H1a tiene que ser aceptada solo parcialmente.

Tabla 2. Determinantes de la confianza en los sindicatos en América Latina (2018–2020)

***p < 0,001. **p < 0,01. *p < 0,05. p < 0,1.

Nota: AIC = Akaike information criterion; BIC = Bayesian information criterion. Coeficientes derivados de modelos de regresión logística (logaritmos de la razón de probabilidades o log odds). Errores estándar entre paréntesis.

Nuestros cálculos también muestran que la probabilidad de que los/las autoempleadas informales confíen en los sindicatos es de 33 por ciento. Esta probabilidad es más baja que la de las personas de clase media, y no es estadísticamente distinta a la de los empleadores, lo cual es consistente con la H1b.

Para analizar si el efecto de la clase social varió entre 2018 y 2020, el Modelo 2 presenta interacciones entre ambas variables. Las probabilidades predichas de tales interacciones se presentan en el panel a de la Figura 1. Dicha figura muestra que, en 2020, la confianza en los sindicatos fue ligeramente menor que en 2018, tal como también se puede observar en el coeficiente para el año (Modelo 1). Sin embargo, la reducción en la confianza en los sindicatos no fue igual para todas las clases; ella fue particularmente notoria para los empleadores y prácticamente inexistente para la clase trabajadora y la clase media. En otras palabras, en 2020 las diferencias entre clases en cuanto a la confianza en los sindicatos se amplificaron respecto a 2018: si en 2018 la diferencia entre empleadores y la clase media fue de solo 3 por ciento, en 2020 fue de 13 por ciento.

Figura 1. Probabilidad de confiar en los sindicatos (efectos de interacción)

El Modelo 1 de la Tabla 2 también indica que los logaritmos de la razón de probabilidades (log odds) de confiar en los sindicatos son significantemente mayores para quienes se identifican con la izquierda o para quienes confían más en instituciones políticas. Nuestras estimaciones de las probabilidades predichas para ambas variables indican, por ejemplo, que quienes se identifican con la izquierda tienen un 29 por ciento de probabilidades de confiar en los sindicatos, mientras que la probabilidad para quienes se identifican con la derecha o no se identifican con el continuo izquierda-derecha es de 24 y 22 por ciento, respectivamente. Estas diferencias son estadísticamente significativas (p <0,001), lo cual nos permite aceptar la H2a.

Nuestro análisis de la relación entre confianza institucional y confianza en sindicatos también es consistente con lo planteado hipotéticamente (H2b). Las probabilidades predichas, calculadas a partir del coeficiente del Modelo 1, indican que quienes tienen un valor mínimo en la escala de confianza en instituciones políticas (puntaje 0) solo tienen un 17 por ciento de probabilidad de confiar en sindicatos, mientras que la probabilidad para quienes tienen el valor máximo en la escala (9 puntos) es del 75 por ciento (p <0,001).

Los Modelos 3 y 4 muestran los efectos de interacción entre posición política y año (Modelo 3); y, confianza en instituciones y año (Modelo 4). Dos resultados merecen ser destacados. Primero, existe efecto de interacción significativo entre posición política y año (Modelo 3). Tal como se muestra en el panel b) de la Figura 1, en 2020 se magnificó la diferencia en la probabilidad de confiar en sindicatos entre personas de izquierda y derecha, relativo a 2018. Si en 2018 dicha diferencia fue de 3 por ciento, en 2020 fue de 8 por ciento. Este efecto de interacción es menor en magnitud a la observada para el caso de la clase (por eso los intervalos de confianza se solapan a pesar de que hay efectos de interacción estadísticamente significativos). En segundo lugar, el Modelo 4 indica que la relación entre confianza en instituciones políticas y confianza en sindicatos no varió significativamente entre 2018 y 2020.

En relación con las variaciones nacionales en la confianza en los sindicatos, el Modelo 1 indica que tales variaciones sí existen (gran parte de los coeficientes son estadísticamente significativos). Asimismo, las interacciones entre país y año presentadas en el Modelo 5 indican que, en algunos países, la confianza en los sindicatos varió significativamente entre 2018 y 2020. La Figura 2 presenta las probabilidades predichas calculadas a partir de dichos coeficientes de interacción. Los resultados de esta figura coinciden parcialmente con lo planteado en la H3a. Consistente con la hipótesis, la figura muestra que la probabilidad de confiar en los sindicatos es mayor en los países neo-desarrollistas, particularmente en Brasil y Uruguay, y menor en países capitalistas tercerizados como Guatemala, El Salvador, Panamá, República Dominicana o México (en este último caso, además, la confianza disminuyó significativamente en 2020).

Figura 2. Probabilidad de confiar en los sindicatos en dieciocho países de América Latina (2018 y 2020)

Sin embargo, dos aspectos de la Figura 2 no coinciden con lo planteado hipotéticamente. En primer lugar, en los tres países redistributivo-rentistas (Bolivia, Ecuador y Venezuela) la probabilidad de confiar en los sindicatos es menor a la probabilidad observada en los países liberales rentistas (Perú, Colombia y Chile). En segundo lugar, hay países que se alejan notoriamente de lo planteado en la hipótesis. Venezuela y Argentina destacan por los bajos niveles de confianza en los sindicatos (niveles que, en el caso argentino, disminuyeron aún más en 2020), mientras que Chile destaca por sus altos niveles de confianza en los sindicatos.

Determinantes contextuales de la confianza en los sindicatos

Para explicar los hallazgos de la Figura 2, estimamos la probabilidad predicha de confiar en los sindicatos en cada país, a partir de un modelo de regresión igual que el Modelo 1 de la Tabla 2, pero solo con los datos de 2018. Luego, calculamos correlaciones bivariadas entre cada variable independiente de nivel contextual y esas probabilidades predichas. Los resultados de este análisis se presentan en la Figura 3.

Figura 3. Correlaciones bivariadas

Tal como se planteó en la H4a, el panel a de la Figura 3 muestra que existe una correlación negativa entre informalidad laboral y la probabilidad de confiar en sindicatos (r = –0,34). Sin embargo, contrario a la H4b, el panel b indica que la confianza en los sindicatos es mayor en los países donde la tasa de desocupación es más alta (r = 0,32). En relación con la inflación, el panel c muestra que ella se correlaciona negativamente con la confianza en sindicatos (r = –0,40). Esto es coherente con la H4c. Sin embargo, el panel d sugiere que dicha correlación se explica en gran medida por la existencia de dos casos extremos, Argentina y Venezuela. Una vez que ambos países no son considerados en el análisis, la correlación baja notoriamente (r = –0,10). Por su parte, coherente con la H4d, el panel e muestra una correlación positiva entre la cantidad de años gobernados por la centroizquierda o izquierda y la confianza en los sindicatos (r = 0,29). Por último, en línea con la H4e, el panel f sugiere que la confianza en los sindicatos es mayor en los países donde ha aumentado la movilización social (r = 0,69). Este coeficiente de correlación es el más alto entre todos los presentados en la Figura 3.

Discusión

Nuestros resultados demuestran que en América Latina la probabilidad de confiar en los sindicatos es significativamente más alta entre quienes pertenecen a las clases media y trabajadora asalariada. Esto es así porque los sindicatos son organizaciones formadas para representar los intereses colectivos de los/as asalariados/as, cuyo objetivo central es mejorar sus condiciones de trabajo y de vida (Kerrissey Reference Kerrissey2015). Por ello, las actitudes hacia los sindicatos se explican, al menos en parte, por mecanismos asociados a los intereses materiales y de clase (Wright Reference Wright1997; Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017). Nuestra evidencia indica que esto ocurre en América Latina, a pesar de que en la mayoría de los países los sindicatos son débiles. Nuestra evidencia también indica que las diferencias en la confianza en los sindicatos entre las clases asalariadas y los empleadores se amplificaron en 2020 respecto a 2018. Esto sugiere que el debate en torno a las políticas laborales orientadas a resolver los desafíos de la pandemia (por ejemplo, políticas sanitarias o de suspensión de contratos) puede haber polarizado las actitudes de clase en torno al rol de los sindicatos.

Dicho lo anterior, nuestros resultados muestran que en América Latina existe una clase de autoempleados/as informales que, a pesar de estar expuesta a vulnerabilidades económicas, tiene una confianza en los sindicatos que es comparativamente baja. La literatura ha discutido en qué medida la existencia de estos segmentos de outsiders ha generado una brecha en la representatividad de los sindicatos (Jensen Reference Jensen2020; Rueda Reference Rueda2005; Oliver y Morelock Reference Oliver and Morelock2021). Nuestros datos indican que dicha brecha puede afectar la legitimidad de los sindicatos latinoamericanos, al hacer que parte importante de los sectores populares ligados al autoempleo informal no tenga una disposición particularmente alta a confiar en ellos.

En términos más generales, nuestros hallazgos indican que, aunque importantes, los mecanismos asociados a los intereses de clases no debiesen ser sobredimensionados. Las diferencias entre clases son estadísticamente significativas, pero no sustancialmente altas.

Ahora bien, la confianza en los sindicatos también se explica por mecanismos asociados a las ideas y actitudes sociopolíticas de las personas. Según mostramos, la confianza en los sindicatos es significativamente mayor entre quienes tienen orientaciones de izquierda. Más aún, las diferencias entre estos últimos y quienes se identifican con la derecha se amplificaron en 2020, con respecto a 2018. Esto sugiere, nuevamente, que la pandemia polarizó políticamente las actitudes hacia los sindicatos.

La relación entre la orientación política y las actitudes hacia los sindicatos se explica porque quienes son de izquierda tienen orientaciones redistributivas más fuertes que les hacen confiar más en el rol político de los sindicatos (D’Art y Turner Reference D’Art and Turner2008; Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017). Al mostrar que dicha relación existe en América Latina, nuestros resultados sugieren que los clivajes históricos que definieron la política de clases durante gran parte del siglo XX siguen siendo relevantes. La transformación neoliberal y el abandono de la política de clases por parte de los partidos obreros tradicionales debilitó ciertamente las alianzas entre partidos y sindicatos, y con ello, el poder político de estos últimos (De la Garza Reference De la Garza2011; Carneiro, Fuentes y Midaglia Reference Carneiro, Fuentes and Midaglia2020; Pérez Ahumada Reference Pérez Ahumada2024). A pesar de eso, nuestros hallazgos indican que el clivaje izquierda-derecha sigue siendo fundamental para entender por qué algunas personas confían más en los sindicatos que otras.

Algo similar ocurre con la relación entre confianza en instituciones políticas y confianza en sindicatos. Nuestros resultados son muy consistentes con la evidencia que sostiene que la confianza en los sindicatos depende de la confianza individual en las instituciones (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017; Marshall Reference Marshall2021). Un contexto de baja confianza institucional es clave para explicar por qué en América Latina la confianza en los sindicatos tiende a ser baja (Bensusán Reference Bensusán2019; Marshall Reference Marshall2021).

A nivel comparativo, nuestros hallazgos sugieren la existencia de variaciones nacionales significativas en la confianza en los sindicatos. Nuestro hallazgo de que la confianza en los sindicatos es mayor en países neo-desarrollistas (particularmente, en Brasil y Uruguay) y menor en países capitalistas tercerizados (por ejemplo, Guatemala, El Salvador o México), es consistente con quienes plantean la existencia de diversos tipos de capitalismo en América Latina (Bizberg Reference Bizberg2019). Estos tipos de capitalismo representan diferentes configuraciones político-económicas e institucionales, sostenidas sobre coaliciones sociales específicas y expresadas en estrategias disímiles de desarrollo económico y de desarrollo social (por ejemplo, de extensión de derechos laborales y sociales) (Haggard y Kaufman Reference Haggard and Kaufman2008; Huber y Stephens Reference Huber and Stephens2012). Tal como ha sido demostrado para el caso europeo (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017), nuestros hallazgos indican que estas diferencias político-económicas e institucionales son fundamentales para explicar por qué la confianza en los sindicatos tiende a ser mayor en países donde los sindicatos tienen un rol económico y social más protagónico (países neo-desarrollistas como Brasil y Uruguay), y menor donde su rol político y su posición institucional es más limitada (particularmente en México y en países capitalistas tercerizados centroamericanos).

Dicho lo anterior, en contra de lo planteado hipotéticamente, nuestros hallazgos también indican que la confianza en los sindicatos es comparativamente más alta en países liberales rentistas (Perú, Colombia y especialmente en Chile), donde los vínculos entre partidos y sindicatos tienden a ser débiles, a diferencia de países redistributivo-rentistas (Bolivia, Ecuador y Venezuela) donde dichos vínculos se reforzaron, relativamente, como resultado de la revitalización de los partidos de izquierda (Collier Reference Collier2018). Asimismo, contrario a nuestra hipótesis, nuestro análisis indica que la confianza en los sindicatos es baja en países neo-desarrollistas y con sindicatos poderosos como Argentina.

Las correlaciones bivariadas nos permiten ofrecer explicaciones tentativas a estos hallazgos. Dichas correlaciones indican que la confianza en los sindicatos es mayor en los países donde la informalidad laboral y la inflación son menores y, contrario a nuestra hipótesis, donde la desocupación es mayor. La correlación negativa entre informalidad laboral y confianza implica que las personas confían más en los sindicatos cuando las condiciones del mercado laboral facilitan su acción (Marshall Reference Marshall2021). Esto explica por qué la confianza en los sindicatos es alta en países neo-desarrollistas como Uruguay y, en menor medida, Brasil, así como en países liberales rentistas como Chile. Todos estos países tienen niveles comparativamente bajos de informalidad laboral.

La correlación positiva entre desocupación y confianza en los sindicatos permite explicar, al mismo tiempo, por qué dicha confianza es alta en países liberales rentistas con desempleo comparativamente alto, como Colombia, y en países neo-desarrollistas también con altas tasas de desempleo como Brasil; y por qué es baja en países capitalistas tercerizados, y con bajo desempleo, como Guatemala, México y El Salvador. Este hallazgo pone en duda, además, el argumento de que problemas económicos como el desempleo afectan la legitimidad de todas las instituciones por igual, incluidos los sindicatos (González Begega, Rodríguez y Cueto Reference González Begega, Rodríguez and Cueto2018). Por el contrario, la correlación positiva entre desempleo y confianza en los sindicatos indica que las organizaciones sindicales pueden ser vistas no como la causa de dicho problema, sino más bien como una herramienta de protección ante él (Frangi, Koos y Hadziabdic Reference Frangi, Koos and Hadziabdic2017, 847). Algo similar ocurre, en cierta medida, con el hallazgo relativo a la inflación. Cuando se excluyen los casos extremos de Argentina y Venezuela, la correlación negativa entre inflación y confianza en los sindicatos disminuye de manera ostensible y se vuelve cercana a cero. Esto implica matizar el argumento de que problemas económicos como la inflación deterioran necesariamente la confianza en sindicatos, tal como ocurre con la confianza en instituciones políticas (González Begega, Rodríguez y Cueto Reference González Begega, Rodríguez and Cueto2018).Footnote 4

Las correlaciones bivariadas también permiten sostener la hipótesis de que la confianza en los sindicatos es mayor cuando los partidos de izquierda o centroizquierda son más fuertes. Este resultado permite explicar la alta confianza en los sindicatos en Brasil y Uruguay, donde el establecimiento de modelos neo-desarrollistas coincidió con una revitalización de los partidos izquierda y de sus vínculos con los sindicatos (Carneiro, Fuentes y Midaglia Reference Carneiro, Fuentes and Midaglia2020), así como la baja confianza en los sindicatos en México, Honduras, República Dominicana o Guatemala, en donde la consolidación de modelos capitalistas tercerizados ocurrió en un contexto de debilidad de la izquierda.

Sin embargo, la relación entre sindicatos y partidos de izquierda en América Latina está lejos de ser algo simple. El giro a la izquierda en los años 2000 se caracterizó por su diversidad programática y por el rol heterogéneo que ocuparon los movimientos sindicales (Collier Reference Collier2018; Silva y Rossi Reference Silva and Rossi2018). Creemos que esta diversidad permite explicar los casos de Argentina y Venezuela, en donde la confianza en los sindicatos es baja a pesar de existir partidos de izquierda electoralmente victoriosos. En Venezuela, la relación entre el partido gobernante PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) y el movimiento sindical tradicional—organizado en la CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela)—ha sido tensa, especialmente debido a los vínculos entre la CTV y el partido de oposición Acción Democrática (Collier Reference Collier2018). En un contexto de polarización política y de ascenso de organizaciones populares no sindicales, esto puede haber afectado la legitimidad social del sindicalismo tradicional venezolano. En Argentina, por otro lado, la alianza partidos-sindicatos se revitalizó en torno a la construcción de un modelo neo-desarrollista, tal como en Brasil y Uruguay (Bizberg Reference Bizberg2019; Carneiro, Fuentes y Midaglia Reference Carneiro, Fuentes and Midaglia2020). Sin embargo, en Argentina dicha alianza fue más inestable y conflictiva, y menos duradera (Natalucci y Morris Reference Natalucci and Belén Morris2016). Esto puede haber reforzado la deslegitimación social del sindicalismo argentino. Es probable que la poca legitimidad del sindicalismo argentino (al menos del sindicalismo corporativista tradicional) también se explique por su carácter excepcionalmente influyente y burocratizado. Cuando los sindicatos son poderosos, las personas les atribuyen mayor responsabilidad por el estado de la economía y por la falta de protección al empleo (Marshall Reference Marshall2021, 381). Asimismo, cuando los sindicatos son altamente burocratizados, ellos pueden ser percibidos como organizaciones alejadas de sus bases (Bensusán Reference Bensusán2019). Esto último también puede explicar, creemos, los bajos niveles de confianza de los sindicatos en otros países con sindicatos de tradición corporativistas como México.Footnote 5

Esto es precisamente lo que no ocurre en países liberales rentistas como Perú, Colombia y Chile, los cuales tienen movimientos sindicales débiles y fragmentados. Paradójicamente, esto puede impactar positivamente en la confianza hacia ellos, ya que en estos contextos los y las trabajadoras adquieren más conciencia de la importancia de contar con sindicatos poderosos (Oliver y Morelock Reference Oliver and Morelock2021, 179). Además, al ser organizaciones descentralizadas y menos burocratizadas, los sindicatos probablemente tienen más disposición a construir poder colectivo a través del contacto directo con sus bases. Nuestro análisis bivariado entre el cambio en la disposición a marchar/protestar y la confianza en los sindicatos refuerza esta idea, al menos para casos como el de Chile. En este país, el nivel de protesta social aumentó sustancialmente en la década de 2010, tal como el nivel de participación de los sindicatos en movilizaciones sociales intersectoriales (OHL 2020). Según nuestros datos, esto puede haber impactado positivamente en la confianza ciudadana en los sindicatos chilenos. Esto sugiere que, cuando son parte de movilizaciones masivas, los sindicatos pueden ser resistentes a las crisis de legitimidad institucional comúnmente asociadas a las movilizaciones populares (Bringel Reference Bringel2021; Parra Saiani et al. Reference Parra Saiani, Ivaldi, Ciacci and Di Stefano2021). Asimismo, esto indica que, incluso en contextos de debilidad, las organizaciones sindicales pueden construir poder societal cuando participan de movilizaciones junto a otros movimientos sociales (Schmalz, Ludwig y Webster Reference Schmalz, Ludwig and Webster2018; Bensusán Reference Bensusán2019). Aunque el periodo de tiempo analizado en la Figura 3 no permite identificar un incremento sustancial de las movilizaciones en Colombia y Perú, el aumento reciente de las protestas en Colombia (2019) y Perú (2023) sugieren que algo similar a Chile podría estar ocurriendo en ambos países (Bringel Reference Bringel2021; Ramírez Gallegos y Stoessel Reference Ramírez Gallegos and Stoessel2023; Durand Reference Durand2023).

En suma, nuestros datos sugieren dos grandes configuraciones que explican altos niveles de confianza en los sindicatos en la región. Por un lado, la configuración observada en Brasil y Uruguay, donde los sindicatos son políticamente influyentes, los partidos de izquierda son fuertes y la informalidad es baja (Uruguay). Estos altos niveles de confianza coinciden en gran medida con lo esperado bajo la idea de capitalismo neo-desarrollista (salvo, por cierto, lo señalado para Argentina). Por otro lado, se encuentra la configuración liberal-rentista de Colombia, Perú y especialmente en Chile, en donde los sindicatos son débiles pero la movilización social y la participación sindical en dichas movilizaciones es alta. Esto contribuye a reforzar la legitimidad de los sindicatos a pesar de que existan otros factores que afectan la influencia sindical (por ejemplo, debilidad de la izquierda y alta informalidad laboral en Perú y Colombia). Esto sugiere que la debilidad de los sindicatos en los modelos liberales-rentistas no significa, necesariamente, su deslegitimación ante la ciudadanía.

Conclusión

Nuestro análisis de los determinantes individuales de la confianza en los sindicatos sugirió que, a pesar de su debilidad, los sindicatos latinoamericanos continúan siendo apoyados por una parte importante de la clase trabajadora y de la clase media asalariada. Dicho esto, nuestros resultados mostraron que la confianza en los sindicatos es comparativamente baja entre los/as autoempleados/as informales. Mejorar la capacidad para representar a estos outsiders es, tal vez, el desafío central de los sindicatos latinoamericanos (Bensusán Reference Bensusán2019). Esto no es menor, si se considera que los mercados del trabajo latinoamericanos tienden a crear empleos precarios en los que las opciones para sindicalizarse son bajas (OIT 2022).

Un desafío similar se desprende de nuestro análisis de los determinantes sociopolíticos de la confianza en los sindicatos. A nivel individual, confiar en las instituciones políticas impacta positivamente en la confianza en los sindicatos. Más allá de que los sindicatos de algunos países resistan mejor a las crisis de legitimidad institucional (ver, por ejemplo, nuestra discusión sobre Chile), esto sugiere que el deterioro de la confianza institucional puede afectar negativamente la legitimidad de los propios sindicatos. Estudios recientes indican que la confianza institucional es menor entre las personas de clase baja o trabajadora (Kim et al. Reference Kim, Sommet, Na and Spini2022). La implicancia es que, debido a su baja confianza institucional, estas personas podrían tener menos predisposición a confiar en los sindicatos a pesar de ser, desde la perspectiva de sus intereses materiales, las principales beneficiadas con la existencia de sindicatos fuertes. Esto representa, nuevamente, un desafío que los movimientos sindicales latinoamericanos deberían atender.

Como complemento a lo anterior, nuestro análisis contextual nos permitió explicar, de modo provisional, por qué la confianza en los sindicatos es alta en países neo-desarrollistas como Brasil y Uruguay, y por qué es baja en países capitalistas tercerizados, como Guatemala, El Salvador o México. Asimismo, pudimos explicar por qué, contrario a nuestra hipótesis, la confianza en los sindicatos es alta en países liberales rentistas (y con movimientos sindicales débiles), como Chile y Colombia, y por qué dicha confianza es baja en países con regímenes neo-desarrollistas (y con sindicatos poderosos) como Argentina.

En términos generales, nuestra evidencia nos llama a cuestionar las explicaciones más deterministas de la confianza en los sindicatos (particularmente, explicaciones que sostienen que dicha confianza es inevitablemente baja cuando los sindicatos operan en condiciones político-económicas desfavorables). Es cierto que las condiciones estructurales del mercado del trabajo—por ejemplo, el nivel de formalización del empleo—sí importan. Sin embargo, nuestros hallazgos indicaron que en América Latina la confianza en los sindicatos es mayor en contextos de alto desempleo, los cuales son comúnmente asociados a un debilitamiento del poder sindical. Más aún, casos como el chileno sugieren que cuando los sindicatos forman parte de movilizaciones sociales que van al alza, su legitimidad social puede aumentar a pesar de que sean organizacionalmente débiles. Por el contrario, casos como el argentino indican que la legitimidad de los sindicatos puede ser baja incluso cuando dichas organizaciones son poderosas. En contextos políticos desfavorables, el desafío principal de movimientos sindicales como el argentino es, creemos, defender la continuidad de sus recursos de poder institucional y, al mismo tiempo, no presentarse como organizaciones alejadas de los intereses de sus bases.

Como lo esbozamos en la sección metodológica, investigaciones futuras podrían usar estrategias como el análisis cualitativo comparado con el fin de estudiar, a través de lógica booleana, qué combinaciones causales son las que explican altos niveles de confianza en los sindicatos. Futuras investigaciones también podrían explotar el carácter longitudinal de Latinobarómetro para estudiar, usando estrategias de modelamiento multinivel, un periodo de tiempo más largo al analizado acá (asegurándose, por supuesto, de que las mediciones sean comparables). Creemos que ello ayudaría a robustecer los hallazgos de este estudio. Por último, futuros estudios podrían enfocarse en experiencias nacionales para indagar cómo los sindicatos pueden recuperar o reforzar su legitimidad en contextos político-económicos específicos—por ejemplo, en contextos de ascenso de gobiernos de ultraderecha. En dichos escenarios, la revitalización sindical es una tarea pendiente cuya resolución se presenta como más urgente que nunca.

Supplementary material

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Financiamiento

Este proyecto fue financiado por ANID/FONDECYT REGULAR 1230056 (“Clases sociales, movimientos obreros y conflicto en tiempos de crisis: Un estudio comparativo de Argentina y Chile”, IP: Pablo Pérez Ahumada) y por COES ANID/FONDAP 1523A0005

Footnotes

1 En análisis suplementarios también probamos interacciones entre clase social y posición política, y entre clase y confianza en instituciones. Ninguna de estas interacciones fue estadísticamente significativa.

2 Analizamos el año 2018 porque 2020 fue un año con niveles excepcionalmente altos de desempleo e inflación. De todos modos, para probar la robustez de nuestros resultados, hicimos estimaciones para 2020. Los resultados de esas estimaciones, disponibles en los materiales suplementarios, fueron esencialmente los mismos a los presentados acá.

3 Ver Pablo Pérez Ahumada y Kevin Carrasco Quintanilla, “Política de clases y confianza en sindicatos en América Latina,” https://osf.io/tdh89/?view_only=be70c0c83be948b6bbcc8e8b5a899d91.

4 Más aún, en análisis realizados con datos de 2020 encontramos que en dicho año, cuando se excluye a Argentina y Venezuela, la correlación entre inflación y confianza en los sindicatos fue débil, pero positiva (r = 0,15) (ver materiales suplementarios).

5 Para probar esta explicación, usamos datos de 2020 y calculamos la correlación entre el grado de poder que las personas le atribuyen a los sindicatos y la probabilidad de confiar en los sindicatos. Consistente con esta explicación, la correlación fue negativa (r = –0,34) cuando se analizan los dieciocho países de la región (ver materiales suplementarios).

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Figure 0

Tabla 1. Nivel de medición de las variables y estadísticos descriptivos

Figure 1

Tabla 2. Determinantes de la confianza en los sindicatos en América Latina (2018–2020)

Figure 2

Figura 1. Probabilidad de confiar en los sindicatos (efectos de interacción)

Figure 3

Figura 2. Probabilidad de confiar en los sindicatos en dieciocho países de América Latina (2018 y 2020)

Figure 4

Figura 3. Correlaciones bivariadas

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