La extensión de la definición de dependencia conduce a la consideración de algunos trastornos impulsivos como una forma de trastorno de dependencia. Esta condición patológica se caracteriza por la presencia repetitiva de comportamientos impulsivos y no controlados. Otras características clínicas son la dificultad para resistir un impulso, una motivación o una tentación de llevar a cabo un acto perjudicial para sí mismo, para los demás, o para uno y otros, una sensación creciente de tensión o excitación antes de la actuación (acting out) y una sensación de placer, gratificación o liberación en el momento de efectuarla o poco después. Las dependencias conductuales descritas más a menudo son el juego patológico, la cleptomanía, la tricotilomanía y las compras compulsivas. Estudios que utilizaban una escala de evaluación específica, la Pantalla del Juego de South Oaks, han distinguido el juego problema del juego patológico. Los jugadores sociales gastan el 5% de su dinero y los jugadores patológicos, del 14% al 45%. La prevalencia del “juego problema” es 4% y la del juego patológico, 2%. Varios estudios han indicado que la incidencia del juego patológico es de ocho a diez veces mayor en los pacientes dependientes de alcohol que en la población general. Ningú estudio sistemático ha evaluado la prevalencia de la cleptomanía. Los datos proceden de informes clínicos. Entre los sujetos detenidos después de un robo, la prevalencia de cleptomanía varía entre 0 y 25%. La tasa de prevalencia de la tricotilomanía es 0,6% entre estudiantes. Los estudios que utilizan criterios diagnósticos menos restrictivos han encontrado una tasa de prevalencia de 3,4% en mujeres y 1,5% en hombres. El trastorno a menudo se pasa por alto: 40% de los casos no se diagnostica y 58% de los pacientes nunca han sido tratados. Los estudios de prevalencia de las compras compulsivas encontraron una tasa entre 1% y 6% en la población general. Las compras compulsivas son significativamente más frecuentes entre las mujeres (90% de los casos). El estudio de la historia familiar de los compradores compulsivos mostró una elevada frecuencia de trastorno de dependencia de alcohol (20%) y depresión (18%). En todos los casos de trastornos de dependencia conductual, un nivel elevado de impulsividad y búsqueda de sensaciones podría determinar un riesgo mayor.