El insomnio afecta aproximadamente a un tercio de la población, y se asocia con un aumento de la morbilidad y la mortalidad, una reductión de la productión y tasas más altas de accidentes. Esto indica que el insomnio puede cargar a la sociedad con un coste significativo. Sin embargo, realizar un análisis económico preciso del insomnio es un reto. El insomnio es parte de una interacción muy compleja de enfermedad física y psicológica, y funciona como causa y como consecuencia a la vez. En este articulo, se debaten algunas de las cuestiones metodológicas relacionadas con un análisis econámico del insomnio. Los datos se presentan utilizando como organizador un análisis económico, ilustrando así qué conclusiones se pueden extraer y dónde se precisa investigación adicional.

Este estudio se dirige a las preguntas de si la emoción expresada (EE) tiene validez predictiva en un estudio de seguimiento de ocho años y para qué pacientes la tiene, y de si esto depende de la opción residencial, en especial de que los pacientes convivan con sus familiares. Ocho años después de un examen de línea de base (Camberwell Family Interviews [CFI], Escala de Evaluación Global [GAS], puntuación de síntomas), se examinó de nuevo a 69 de 99 pacientes. Se registró el número y la duración de las nuevas hospitalizaciones así como las puntuaciones de síntomas y de la GAS. No hubo diferencias entre la evolución de los pacientes con EE alta y baja con una duración de la enfermedad inferior a 4,5 años, y para los que vívian en pareja. Los pacientes procedentes de familias con EE alta con una duración mayor de la enfermedad (> 4,5 años) al principio del estudio tenían estancias significativamente más frecuentes y prolongadas en el hospital, y puntuaciones de síntomas y de la GAS significativamente más altas al principio del estudio y después de ocho años. El efecto de la EE fue igual en los cuatro primeros años del seguimiento y en los cuatro últimos, y era independiente de que los pacientes y sus padres vivieran juntos. Los resultados ponen de relieve la significatión del índice de EE como predictor a largo plazo para el curso de la enfermedad esquizofrénica. El que la predicción sea independiente de la situación de convivencia es un argumento contra una interpretación causal simple de la conexión entre EE y el curso de la esquizofrenia.

El Cuestionario de Quejas de Frankfurt (FCQ) es un método muy utilizado para investigar las experiencias subjetivas no psicóticas de los esquizofrénicos. Sobre su estructura dimensional, se conoce menos. Por tanto, se realizaron análisis de componentes principales (ACP) con los datos del FCQ de 505 esquizofrénicos y 187 alcohólicos. Además, se examinaron los resultados de un análisis anterior que utilizó comparaciones individuales de los elementos entre esquizofrénicos y alcohólicos. El ACP produjo dos factores llamados “concomitantes disfóricos de la enfermedad grave que dificultan particularmente la concentratión” y “experiencias subjetivas de incertidumbres perceptivas”. Ninguno de ellos era específico de la esquizofrenia. Las comparaciones de los elementos indican que sólo un grupo de ocho elementos de la FCQ (la subescala “FCQ-S”) es propio de la esquizofrenia, mientras que diez elementos (la “FCQ-A”) están más relacionados con el alcoholismo. Se confirmó la validez de la FCQ-S y la FCQ-A: los esquizofrénicos alcanzaron puntuaciones altas en la FCQ-S y bajas en la FCQ-A; los alcohólicos puntuaron alto en la FCQ-A y bajo en la FCQ-S; los esquizofrénicos con un trastorno alcohólico adicional puntuaron alto en ambas subescalas. Se concluye que las comparaciones directas de grupo parecen ser prometedoras para la identificación de los fenómenos subjetivos no psicóticos que son característicos de la esquizofrenia.

En el presente estudio, se identificó a todos los pacientes que cumplían los criterios diagnósticos para una psicosis funcional a largo plazo (PFL) dentro de un área de captatión definida en la parte norte del condado de Uppsala, Suecia. La PFL incluye a pacientes 1) con síntomas psicóticos productivos, no causados por enfermedad orgánica, durante una semana o más, al menos una vez durante el curso de la enfermedad; 2) que han sido afectados por una psicosis durante un período continuo de al menos 6 meses en la misma ocasión; 3) que han mostrado rasgos psicóticos o síntomas residuales durante el año índice; y 4) que son mayores de 18 años de edad. Todos los diagnósticos se hicieron en primer lugar según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) III- R. La prevalencia de la esquizofrenia fue 4,2 por 1.000 habitantes, la del trastorno esquizoafectivo, 0,7 por 1.000 y la del trastorno delirante, 0,1 por 1.000. Cuando se diagnosticó de nuevo a los pacientes segiin el DSM-III, el DSM-IV y la Clasificación Estadística Internacional de las Enfermedades (CIE) 10, se encontró que la prevalencia de la esquizofrenia, el trastorno esquizoafectivo y el trastorno delirante era algo más baja según los criterios del DSM-III, mientras que, según el DSM- IV, cumplía los criterios el mismo número de pacientes. Si se utilizaba la CIE-10, resultaba en un concepto más amplio de esquizofrenia y en uno algo más estrecho de trastorno esquizoafectivo. Así, la introducción de los nuevos sistemas diagnosticós paralelos, la CIE-10 y el DSM-IV, dará lugar a estimaciones de prevalencia diferentes pero comparables con respecto a la esquizofrenia, el trastorno esquizoafectivo y el trastorno delirante.

El presente estudio describe los resultados de las consultas neuropsiquiátricas en 70 pacientes con retraso mental institucionalizados. Sobre la base de su queja principal, se asignó a los pacientes a ocho categorías solapadas. Se establecieron diagnósticos de una cierta probabilidad durante reuniones de consenso multidisciplinares y se llevó a cabo la clasificación según los criterios de la CIE-10. En diez pacientes el retraso mental estaba relacionado con un síndrome específico; en 40 pacientes habia crisis o comorbilidad somática. Los diagnósticos psiquiátricos más frecuentes fueron: trastorno afectivo bipolar no especificado (n = 14), trastorno depresivo (n = 6), trastorno del control de los impulsos (n = 12), trastorno psicótico cicloide, transitorio o esquizoafectivo (n = 14), y autismo (atípico) (n = 7). La historia reciente reveló que la presencia de efectos secundarios graves de los psicotropos o de interacciones farmacocinéticas era elevada. La interventión farmacológica apropiada dio lugar a una mejora de la condición conductual aproximadamente en la mitad de los pacientes. Se subraya que los trastomos psiquiátricos se presentan con frecuencia con manifestaciones psicopatológicas atipicas y que es muy probable que los trastomos secundarios al estrés y la ansiedad no se diagnostiquen lo suficiente.

En un estudio abierto, se añadió famotidina al régimen neuroléptico regular de 11 pacientes esquizofrénicos durante 4 semanas. Se evaluó a cada paciente semanalmente con las escalas SAPS, SANS, CGI y HAM-D-17. Los resultados indican que la famotidina es verdaderamente efectiva como fármaco adjunto para los neurolépticos en el tratamiento de la esquizofrenia.