Se necesita información válida sobre el curso temprano de la esquizofrenia para fines clínicos y de investigación, por ejemplo, para determinar el comienzo del trastorno. Puesto que los informes proporcionados por los pacientes psicóticos son cuestionables, a menudo se pide a los familiares que comuniquen sus observaciones. Para comprobar la calidad de estos informes, se evaluaron sistemáticamente las informaciones sobre la aparición de síntomas de 30 pacientes esquizofrénicos postpsicóticos cuya enfermedad había comenzado hace poco y de 69 informantes (sobre todo, sus familiares próximos) por medio de la Entrevista para la Evaluación Retrospectiva del Comienzo de la Esquizofrenia (IRAOS). Se compararon las tasas de acuerdo paciente-informante, como el coeficiente kappa, entre los familiares de cada caso individual. Análisis de regresión múltiple demostraron que la personalidad y los factores atribucionales, en particular las atribuciones causales y la imagen que el o la informante tiene sobre sí mismo y sobre el paciente, determinan la calidad de sus informes. Los familiares que describieron al paciente como “dominante” y a sí mismos como “reservados”, y que atribuyeron la enfermedad al estres psicosocial actual, por ejemplo, alcanzaron los coeficientes kappas más altos en todos los síntomas. El contacto prolongado y estrecho con el paciente tiende a deteriorar la calidad de los informes.

Los niveles del receptor interleucina-6 soluble (sIL-6R) están íntimamente relacionados con los niveles de interleucina-6 (IL-6), y los sIL-6R aumentan las propiedades activadoras inmunes de la IL-6. Estimamos los niveles de sIL-6R en el suero en 25 pacientes esquizofrénicos y 25 controles sanos. En los pacientes, se midieron también los niveles de sIL-6R en el LCR. Las manifestaciones psicopatológicas se evaluaron según el sistema AMDP. Encontramos una correlación significativa entre los niveles del sIL-6R en el suero y en el LCR, lo que indica que los niveles en el suero pueden ser un marcador significativo para la acción central del sIL-6R. Además, se observaron correlaciones significativas entre el síndrome paranoide-alucinatorio y los niveles de sIL-6R tanto en el suero como en el LCR. Este resultado indica que la IL-6 desempeña un papel en los síntomas paranoides-alucinatorios en la esquizofrenia. Es posible entender esto en relación con la influencia de la IL-6 en la neurotransmisión catecolaminérgica. Los efectos reguladores por disminución del tratamiento neuroléptico sobre el sIL-6R demuestran que los niveles de sIL-6R disminuyen en el grupo entero de pacientes esquizofrénicos en comparación con los controles.

Este trabajo era un estudio metabólico de la bulimia nerviosa necesario para diseñar una terapia cognitivoconductual (TCC) a corto plazo que comenzaba con una admisión breve en una sala psiquiátrica. El tratamiento produjo mejorías significativas en la conducta alimentaria, y los resultados se comparan con los de estudios publicados antes. Las comparaciones no indican que una admisión breve al comienzo de la terapia pueda aumentar su efectividad. Por otro lado, se encontró que el aumento en la ingesta normal de alimentos correlacionaba significativamente con la disminución en los atracones. Esto apoya la noción de que la ingesta apropiada de alimentos a la hora de las comidas debería ser una cuestión importante en la TCC para la bulimia nerviosa.

En 1962, William Sargant y sus colaboradores describieron el valor terapéutico de la fenelzina, un inhibidor de la monoamino oxidasa (IMAO), en los trastornos de ansiedad crónicos y, en el mismo año, Klein y Fink comunicaron el tratamiento de condiciones similares con imipramina, un antidepresivo tricíclico. La investigación posterior ha confirmado estos resultados y ha demostrado la variedad de productos similares que son efectivos en los trastornos de ansiedad. En la época de estas observaciones originales sobre el tratamiento farmacológico de la ansiedad, no había tratamientos psicológicos de valor probado, pero en los años que han transcurrido se han hecho muchos progresos en el desarrollo de los procedimientos conductuales y cognitivos. Se revisan los progresos al determinar el modo de acción de estos tratamientos farmacológicos y psicológicos, y se consideran las implicaciones de los resultados en relación con la investigación sobre las causas de los trastornos de ansiedad y con el tratamiento de los pacientes.

Estudiamos los rasgos catatónicos del DSM-IV en 120 pacientes psiquiátricos internos con un diagnóstico principal de trastorno psicótico agudo, trastorno afectivo o trastorno cognitivo. Los rasgos catatónicos individuales tenían correlaciones muy altas entre sí, aunque no eran específicos diagnósticamente. Se extrajo un único factor, que explicaba el 85% de la varianza, y se interpretó que representaba los dos tipos de síndrome catatónico (excitado y retardado).