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Published online by Cambridge University Press: 29 January 2010
La Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción, del 13 de enero de 1993 (Convención sobre Armas Químicas) surtirá efectos el 29 de abril de 1997, tras el depósito por Hungría, el 31 de octubre de 1996 del sexagésimo quinto instrumento de ratificación. Esta decisiva Convención complementa y potencia el Protocolo de Ginebra de 1925, por el que se prohíbe el empleo de armas químicas y biológicas, ya que en ella también se prohíben el desarrollo, la producción y el almacenamiento de las armas químicas —así como el empleo de éstas— y se exige la destrucción de las reservas existentes. El Protocolo de Ginebra de 1925 fue aprobado, a finales de la Primera Guerra Mundial, tras un acuciante llamamiento del CICR contra la guerra química. En virtud de la Convención sobre las Armas Biológicas, que surte efectos desde 1975, se prohíben el desarrollo, la producción y el almacenamiento de esas armas.
1 Protocolo del 17 de junio de 1925 sobre la prohibición del uso, en la guerra, de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos.
2 Véase reimpresión en Mirimanoff, J., «The Red Cross and biological and chemical weapons», IRRC, nº 111, junio de 1970, pp. 301–302CrossRefGoogle Scholar.