La destructión de la unidad y de la integridad de la familia, el elemento natural y fundamental de la sociedad, de conformidad con el artículo 16 (3) de la Declaratión Universal de Derechos Humanos, de 1948, es una de la consecuencias más trágicas de los conflictos armados. Asimismo, en tiempo de paz, la amenaza a la unidad e integridad de la familia es una de las formas eficaces e inhumanas de presión sobre hombres y mujeres, que ejercen los gobiernos para obtener el dominio de los pueblos. Es conveniente recordar, al respecto, que uno de los objetivos del Derecho de las Naciones es poner en práctica, mediante limitaciones adecuadas y supervisión international de la soberanía interna de los Estados, el principio de que la protectión de la persona humana y de los derechos fundamentales es el propósito esencial del Derecho national e international.

Tras cierto número de consultas y de reuniones preparatorias, la Conferencia Diplomática sobre el derecho humanitario, convocada por el Consejo Federal suizo y presidida por el señor Pierre Graber, consejero federal, celebrará pronto en Ginebra su cuarto período de sesiones. Se tratará, para los participantes, en colaboración con expertos del CICR, de continuar y concluir el examen de los dos Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra de 1949, que se refieren el uno a los conflictos armados internacionales y el otro a los conflictos armados no internacionales; por último, una Comisión especial estudiará propuestas de reglas relativas al empleo de ciertas armas llamadas clásicas (o convencionales).

El 16 de diciembre de 1976, el Comité International de la Cruz Roja remitió a los Gobiernos de los Estados Partes en los Convenios de Ginebra, un memorándum sobre la aplicación y la difusión de los Convenios de Ginebra, que reproducimos a continuatión:

La XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja, celebrada en Viena el mes de octubre de 1965, expresó, en su XXI Resolutión, titulada « Aplicación y difusión de los Convenios de Ginebra », el deseo de que los Gobiernos y las Sociedades nacionales remitan al CICR periódicamente informes sobre las correspondientes medidas tomadas. Gracias a los datos recibidos tras esta Resolutión, el CICR pudo presentar, en las Conferencias Internationales de la Cruz Roja de Estambul y de Teherán, un informe sobre la aplicación y la difusión de los Convenios de Ginebra.

Ante la evolución de la situación en Rhodesia-Zimbabwe, el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, señor Alexandre Hay, dirigió, el 14 de enero de 1977, el llamamiento siguiente a los dirigentes de las diversas Partes en conflicto. Además, el presidente del CICR transmitió el mismo llamamiento, por un lado, a las autoridades británicas y, por otro lado, a los jefes de Estado de Angola, Botswana, Mozambique, Tanzania y Zambia.

En noviembre de 1976, durante la Conferencia de Ginebra sobre Rhodesia, me entrevisté, con los jefes de las delegaciones participantes en la Conferencia y departimos acerca de las cuestiones humanitarias relativas al conflicto armado entre los movimientos nacionalistas y las autoridades de Salisbury.

La señorita L. Simonius, delegada del CICR, efectuó una misión, en Atenas y Nicosia, del 24 al 29 de noviembre y del 6 al 15 de diciembre.

En Grecia, mantuvo conversaciones con los dirigentes de la Cruz Roja Helénica y examinó con ellos, entre otras cuestiones, la utilizatión de un legado dejado por un ciudadano griego en el extranjero, a favor de sus país de origen, y confiado al CICR.

En Chipre, la señorita Simonius se entrevistó con la señora Soulioti, presidenta de la Sociedad nacional de la Cruz Roja, acerca del problema de las personas dadas por desaparecidas, y de la organizatión de un servicio de búsquedas en colaboración con la Agencia Central de Informaciones del CICR.

La delegada del CICR mantuvo asimismo conversaciones con el Dr. Hakki, vicepresidente turco-chipriota de la Sociedad nacional.

La Sociedad Nacional de la Cruz Roja Colombiana organizó, el mes de noviembre pasado, en la capital y en provincias, una serie de conferencias sobre los Convenios de Ginebra y los principios del derecho humanitario. Asociándose a esas manifestaciones, el CICR envió a dos representantes, el señor C. Pilloud, director, y la señora Junod, jurista, del Departamento de Doctrina y Derecho.

Como ya se habrá leído, el CICR ha reconocido oficialmente a la Sociedad de la Cruz Roja de Bahamas, cuya sede radica en Nassau. Dos delegados del CICR se trasladaron recientemente a ese país y reproducimos algunas de las interesantes informaciones por ellos recogidas acerca de la tan útil obra que realiza hoy esa Sociedad nacional.

En el mes de mayo pasado, el Centro Nacional de Transfusión de Sangre de la Cruz Roja Nicaragüense inauguró su nuevo edificio y comenzó las actividades planeadas, como lo anuncia el boletín Transfusión (N° 7) editadopor la Liga.

A raíz del terremoto de 1972 que destruyó totalmente el Banco de Sangre de la Cruz Roja, que llevaba diez años de actividad, el Gobierno de Nicaragua pidió a la Sociedad nacional que se encargase de organizar el programa de sangre en todo el país.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, en el transcurso de su trigésimo primer período de sesiones, dos resoluciones, respectivamente los días 24 de noviembre y 10 de diciembre de 1976, acerca de cuestiones examinadas por la Conferencia Diplomática sobre la reafirmación y el desarrollo del derecho internacional humanitario aplicable en los conflictos armados cuya tercera reunión, convocada por el Gobierno suizo, y celebrada en Ginebra del 21 de abril al 11 de junio de 1976, así como por la segunda Conferencia de expertos gubernamentales sobre el empleo de ciertas armas convencionales, que, bajo los auspicios del CICR, se reunió en Lugano, del 28 de enero al 26 de febrero de 1976. He aquí el texto de dichas resoluciones:

En su número de octubre de 1954, la Revista International publicó el texto de la Conventión de La Haya para la protectión de los bienes culturales en caso de conflicto armado, y el Reglamento para su aplicación. Precedía al texto un estudio, en el que un colaborador del CICR, el señor René-Jean Wilhelm, destacaba la importancia de esa Conventión para el movimiento de la Cruz Roja y para el CICR en particular. Esa Conventión, llamada en varias oportunidades la « Cruz Roja de los monumentos » o la « Cruz Roja de los bienes culturales », fue firmada el 14 de mayo de 1954. Con motivo del XX aniversario de ese acontecimiento, el señor Jean De Breucker hizo, en la Revue beige de droit international (Bruselas, vol. XI) un estudio comparativo entre esa Conventión y el Derecho de Ginebra.

En un artículo titulado » Conventional wapons: a revived issue », publicado en la tevista. Instant Research on Peace and Violence, editada por el « Tampere Peace Research Institute » (Helsinki, núm. 1–2/1976, págs. 29–38), el señor Pertti Joenniemi estudia las principales categorías de armas que fueron objeto de examen en las Conferencias de expertos gubernamentales de Lucerna (1974) y de Lugano (1976).