Portugal formuló, en el acto de firma, una reserva respecto de este artículo y del artículo 13 del Convenio, « heridos y enfermos », que no se mantuvo en el de ratificación. He aquí su texto:

El Gobierno portugués formula una reserva a la aplicación de estos artículos en todos aquellos casos en que el Gobierno legítimo haya solicitado y aceptado ya el armisticio o la suspensión de las operaciones militares de cualquier especie que sean, incluso si las fuerzas armadas en campaña no han capitulado todavía.

El artículo 4 determina cuáles son las personas que, cuando caen en poder del enemigo, deben ser consideradas como prisioneros de guerra, y el artículo 13 prescribe a qué personas se debe aplicar el Convenio « heridos y enfermos ».

La Revue internationale publicó, hace algún tiempo, un artículo en el que se evocaba el movimiento de solidaridad suscitado entre los jóvenes de la Cruz Roja Japonesa por la presencia en Tokyo, el año 1964, de cientos de parapléjicos congregados allí con objeto de asistir a los Juegos Internadonales para ellos organizados. Tales competiciones, que datan de hace más de veinte años, se han ido extendiendo a un número creciente de países; incluyen actualmente deportes muy diversos y, en principio, tienen por escenario los lugares mismos en que se celebran los Juegos Olímpicos Internadonales. ¡ Hermosa lección de vitalidad y de arrojo la que nos dan esas mujeres y esos hombres marcadosen su carne, pero que no por ello se declaran vencidos y encuentran, en la práctica del deporte, alegría de vivir!

La Cruz Roja Japonesa de la Juventud contribuyó al éxito de aquellos Juegos y nosotros publicamos el informe de la señora Sachiko Hashimoto, directora entonces de la mencionada sección juvenil; el informe se refería a la acción de la Cruz Roja durante aquellos Juegos y, en particular, al servicio de intérpretes por la misma organizado y que tan eficaz resultó en no pocas circunstancias.

En nuestro número anterior, mencionamos la segunda reunión de la Conferencia de expertos gubernamentales, que se celebró en Lugano bajo los auspicios del CICR, y terminó sus trabajos el 26 de febrero. En la sesión plenaria final, el señor J. Pictet, presidente de la Conferencia y vicepresidente del CICR, puso término a las deliberaciones con la siguiente declaración:

Nuestros trabajos han concluido. Aunque esta Conferencia ha realizado notables progresos tras la de Lucerna, bien a la vista está que, en Lugano, la última palabra no se ha dicho.

Se ha evidenciado más difícil de lo previsto —sinceramente lo reconozco— llegar a un consenso sobre puntos concretos. Pero sabemos que tales acuerdos afectan a intereses importantes relativos a la seguridad de los Estados, y que la materia es muy compleja.

Misión del director de Operaciones. — Del 25 de febrero al 7 de marzo de 1976, el señor J.-P. Hocké, director del departamento de Operaciones, se trasladó a Luanda, con objeto de concretar, de acuerdo con las autoridades de la República Popular de Angola (RPA), la acción del CICR en las condiciones de una situación de posguerra. El señor Hocké mantuvo conversaciones con el primer ministro, señor Lopo di Nascimento, e igualmente con el ministro de Sanidad y con el director de Información y de Seguridad. También mantuvo contactos con los dirigentes de la Cruz Roja Angoleña, sociedad en formación.

Durante estas conversaciones, se abordadaron todas las cuestiones relacionadas con los Convenios de Ginebra, en especial las relativas a los prisioneros todavía detenidos por ambas partes. El nuevo plan operational trazado por la Cruz Roja para un período de seis meses —y que prevé, en particular, el envío de unos diez equipos médicos móviles— fue presentado también, para su aprobación, al gobierno de la República Popular de Angola.

A iniciativa del CICR, tuvo lugar, del 16 al 27 de febrero pasado, un seminario en Kampala. Asistieron al mismo sesenta participates; entre ellos, 21 miembros de las fuerzas armadas, 10 de la policía, 11 del personal de prisiones, 11 de la administración provincial, así como observadores del ministerio de Sanidad. Siguieron las sesiones tres delegados del CICR, los señores Gaillard-Moret, Bédert y Borel, así como un representante de la Liga, el señor Weyand.

El seminario incluía dos partes: la primera para ponencias, a las que seguían debates, referentes a la historia y a la organización del movimiento de la Cruz Roja, a los principios del derecho internacional humanitario, a los Convenios de Ginebra, a las actividades actuales del CICR y de la Liga, a los trabajos de la Conferencia Diplomática; la segunda para cursillos de primeros socorros y ejercicios prácticos, que dirigió el señor Weyand.

Como anunció la Revista International, en su número de mayo de 1975, el CICR concedeó la medalla Florence Nightingale—en su vigésima quinta asignación—a una enfermera filipina, la señorita Irene F. Francia, que la recibió en un acto celebrado en Manila durante la XI Asamblea nacional de la Cruz Roja de Filipinas, el 11 de diciembre del año pasado.

Cuando el señor Robert Oefeli, delegado honorario del CICR en aquel país, hubo enumerado los méritos de la señorita Francia y recordado la significación de la medalla, el señor Mamintal A. Tamono, presidente del Comité de Asuntos Internationales, se la impuso a la laureada y la felicitó en nombre de la Sociedad nacional.

La Asamblea y el Consejo del Instituto Henry-Dunant se reunieron el 15 de marzo de 1976, bajo la presidencia del señor H. P. Tschudi, miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Se sabe que la presidencia del Instituto compete, por turno, a uno de sus tres miembros. A partir de mayo de 1976, y por dos años, ostentará el cargo la Liga de Sociedades de la Cruz Roja. Así pues, tras proponerlo ésta, a la Asamblea del Instituto le ha sido grato nombrar para presidirla, el período mencionado, al señor Walter Bargatzky, presidente de la Cruz Roja Alemana en la República Federal de Alemania, personalidad bien conocida del mundo de la Cruz Roja y que siempre ha demostrado activo interés por la labor del Instituto Henry-Dunant.

Conviene señalar la salida de la undécima edición de este Manual, publicado por el CICR y la Liga de Sociedades de la Cruz Roja.

Indicamos a continuación los principales capítulos: Convenios — Estatutos y Reglamentos — Resoluciones de la Conferencia Internacional de la Cruz Roja y del Consejo de Gobernadores de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja.

Invitado por la Cruz Roja Sueca, el señor J. Moreillon, director del departamento de doctrina y derecho del CICR, asistió, a finales de febrero pasado en Estocolmo, a un seminario organizado por aquella Sociedad nacional y la Asociación de periodistas de Suecia para unos veinte periodistas suecos.

Se presentaron dos ponencias: una del señor H. Blix, embajador, acerca de los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra; la otra del señor O. Stroh, secretario general de la Cruz Roja Sueca, acerca del cometido del periodista por lo que atañe a la difusión de los principios de la Cruz Roja y del derecho internacional humanitario.

A su vez, el señor Moreillon se refirió a las actuales actividades del CICR y respondió, como los dos anteriores oradores, a las muy numerosas preguntas que siguieron a cada intervención.

El Día Mundial de la Salud se celebra todos los años el 7 de abril, en el aniversario de la entrada en vigor de la Constitución de la Organization Mundial de la Salud (OMS). La finalidad del Día Mundial de la Salud es interesar a la opinión pública en un asunto de importancia para la salud de la humanidad. El tema para 1976 es «La prevención evita la ceguera». El Dr. H. Mahler, director general de la OMS, dirigió el siguiente mensaje, con ese motivo.

En la actualidad hay en el mundo no menos de 10 millones de ciegos y otros millones de personas que sufren trastornos tan graves de la visión que se las puede considerar como ciegas para fines de educación, trabajo y asistencia social. Esos números aumentan cada día y si no se adoptan las medidas oportunas, pueden duplicarse en los próximos 25 años.

Se calcula que las dos terceras partes de los casos de ceguera que existen en el mundo en desarrollo son prevenibles o curables. Incluso en los países más adelantados la mayoria de los casos de ceguera se pueden prevenir.