Rondo Cameron murió el primer día del tercer milenio, de un ataque al corazón, después de una larga y penosa enfermedad; con él se pierde un gran estudioso de la historia económica, y una gran persona. Para quien esto escribe, además, desaparece un gran maestro y amigo.
Nacido en un pequeño pueblo de Texas (Linden), de una familia de origen escocés, Rondo fue piloto durante la Segunda Guerra Mundial, y estudió Economía en Yale gracias al llamado GI bill, ley que permitía la matrícula universitaria gratuita a los veteranos de guerra. Tras obtener el grado de Masters de Yale en 1949, se doctoró en Economía por la Universidad de Chicago en 1952, con una tesis sobre la inversión francesa en el extranjero, cuya investigación en París fue posible gracias a una beca Fulbright, y cuya dirección corrió a cargo de Earl J. Hamilton. Esta tesis, completada y redondeada, más tarde se convertiría en su primer libro, aclamado internacionalmente y traducido a muchos idiomas, entre otros el español y el francés: Francia y el desarrollo económico de Europa. En este libro se mostraban ya varias características del trabajo de Cameron: investigación minuciosa, amplitud de horizontes, excelente estilo literario, interés por la historia bancaría y por los factores culturales del desarrollo económico, y amor por Europa, y en especial por Francia.